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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Deuda pendiente de la Ciudad de México con las mujeres

La Ciudad de México, conocida por su liderazgo en la protección de los derechos de las mujeres, enfrenta una grave contradicción. A pesar de su reputación progresista, en los Ministerios Públicos (MP), los encargados de recibir denuncias aún no comprenden que muchas víctimas desconocen los elementos necesarios para levantar una denuncia efectiva.

Tomemos el caso de «Aurora», una mujer que sufrió una agresión a manos del músico argentino Diego Kopushian y dos mujeres más. Lo más alarmante es que una de las agresoras es una luchadora profesional con experiencia en artes marciales mixtas.

Los nombres de las otras dos implicadas se darán a conocer una vez que se ratifique la denuncia en la alcaldía Cuauhtémoc, una de las demarcaciones más peligrosas para las mujeres en la capital.

“Aurora”, quien sufre de epilepsia, fue atacada en el local Be Boops, donde Kopushian se presenta con su grupo. Los otros integrantes de la banda y el dueño ni siquiera reaccionaron mientras golpeaban a la joven comunicadora. Este episodio subraya la indiferencia y falta de empatía que todavía prevalece en algunos sectores.

Es crucial observar cómo el Ministerio Público y la Fiscalía capitalina manejan este intento de feminicidio. La denuncia ya ha sido interpuesta; ahora queda ver si el sistema judicial actuará con la severidad que los agresores merecen.

Kopushian, como autor intelectual, y las dos mujeres, una antropóloga y la otra peleadora profesional con conocimientos de Sambo, deben enfrentar las consecuencias de sus actos.

Este caso plantea preguntas urgentes: ¿Cuántas mujeres se encuentran en una situación de vulnerabilidad similar en la Ciudad de México? ¿Seguirá la alcaldía Cuauhtémoc siendo un lugar peligroso para las mujeres? ¿Cuándo estarán los MP a la altura para brindar el apoyo necesario a las víctimas? La información sobre esta denuncia está disponible para aquellos dispuestos a ayudar, si es que realmente existe la intención de hacerlo.

La capital tiene una deuda pendiente con sus mujeres, y hasta que los Ministerios Públicos no demuestren una verdadera comprensión y acción frente a estas denuncias, el progreso en derechos de protección quedará en mera teoría.

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