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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Carnicero de Atizapán vendía carne de mujeres asesinadas a taquerías del barrio

El Carnicero de Atizapán, Andrés “N”, vendía la carne de mujeres que destazaba, principalmente a taquerías de las colonias aledañas a su domicilio, puntualiza en charla, un perito a cargo de la investigación.

Relata que el probable responsable de 70 años de edad, nació en Oaxaca el 29 de noviembre de 1947 y llegó a Atizapán de Zaragoza en el Estado de México en la década de los ochenta.

Comenta el perito que conforme a las pesquisas que se han realizado en la vivienda, “sólo hay rastros de sangre en la mesa donde realizaba los desmembramientos, por lo que suponemos que las mujeres no fueron asesinadas en el lugar, es decir, se las llevaban para que el sólo las despedazara y se deshiciera de los cuerpos”, afirma.

Señala el investigador que, vecinos comentan que Andrés “N” hace unos años tuvo una carnicería, por lo que se le conoce como el carnicero. “Actualmente, ofrecía carne que supuestamente le habían enviado de Oaxaca. Esta versión, refirma la sospecha que la carne de las víctimas, ya que su experiencia como carnicero le permitía saber cómo y en dónde cortar la carne”.

Enfatizá que poco se sabe de su perfil criminológico, hasta ahora las autoridades no han encontrado a sus familiares, nadie ha acudido al penal de Tenango del Valle para visitarlo o preguntar por su situación jurídica.

“Se presume que trabajaba en contubernio con la delincuencia organizada o grupo satánico”, pues reitera, “en el lugar no hay indicios de sangre, sólo en la mesa del sótano”.

Abunda que se descubrió una lista detallada con datos de las víctimas y fechas, incluso escribía el peso de cada parte del cuerpo como la cabeza, hígado, piernas, costillas y senos. Donde también describe que desde 1994 inició sus registros y cuenta con más de 19 anotaciones. Además de grabar mientras seccionaba a las mujeres. También se encontraron 12 teléfonos celulares, 28 videos y más de 2 mil restos óseos, expone.

El perito explica que su investigación continuará durante muchos meses porque no es tan fácil conseguir el ADN de los restos hallados en la casa. A lo que reitera: “La carne que destazaba la ofrecía en las taquerías del barrio”.

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