Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Ángeles de blanco contra el coronavirus
Son soldados contra el Covid-19, otros los llaman los ángeles de blanco, en sus espaldas portan una mochila con aspersor de 30 kilogramos, bata y guantes quirúrgicos, careta o goggles, cubrebocas y botas de hule, quienes, al activar la esparcidora, caminan decididos a las áreas donde se cree está el virus de SARS-CoV-2.
Son humanos y como tal, el riesgo es latente, son héroes anónimos que a diario arriesgan la vida para aminorar los contagios por coronavirus. En la mayoría de los casos, sanitizan viviendas donde hasta una familia completa resultó infectada y hubo fallecidos, en otras ocasiones, esterilizan hospitales, edificios públicos, unidades de transporte público u otros lugares.
“Nuestra misión, es dar certeza que el COVID-19, ya no amenaza a las familias que perdieron a un familiar”, dice Luis Felipe Gutiérrez Sánchez, oriundo de Santa Cruz Acalpixca, quien es rescatista de profesión y actualmente en Xochimilco pertenece a las brigadas de sanitización.
Durante la entrevista, el cubrebocas que utiliza apenas descubre sus ojos y con su voz entrecortada, recuerda que cuando llegó la pandemia acudió a una capacitación en el Hospital Infantil donde aprendió a equiparse y después sanitizar. En ese momento, el virus sorprendió su cuerpo.
“Al principio se confundió con una neumonía atípica, después supimos que era COVID. Gracias a la ayuda de mi tío que es neumólogo, sané. Sin embargo, la poca información que hasta ese momento había, hizo que contagiara a mi familia, por lo que mi dolor creció al saber que la pandemia nos sofocaba”, comenta Luis Felipe de 31 años, de edad, casado y con dos hijos.
Recuerda que en cuanto incorporó al trabajo, fue asignado a las Brigadas de Sanitización en Domicilios con Defunciones COVID, donde, aún con el dolor de haber infectado a parte de sus parientes, su labor diario lo sensibilizó más: “Ya no soy el mal encarado. Cada día que empieza o termina, doy gracias al Creador por tener de pie a la familia y a mí”.
Entre sus tantas experiencias, recuerda, el momento que desinfectó una vivienda donde la pandemia se llevó a cinco personas. “Hubo cinco fallecidos en tampoco tiempo. El dolor aún se sentía en el ambiente. Los niños presentes estaban incontrolables”, señala mientras una lágrima escurre por el cubrebocas.
En la entrevista, Luis Felipe Gutiérrez Sánchez pide a la ciudadanía, no olvidar los protocolos sanitarios, ya que a través de estos, se podrá inhibir los contagios.
“Hoy, la manera de sacudirme ese dolor, es extirpar el SARS-CoV-2 de las casas, para que la gente se sienta aliviada de que en ese momento el virus quedó fuera de sus viviendas. Mi mejor pago, es la bendición que me hacen al despedirnos”, culmina el brigadista.