Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Afilador, un oficio que se niega a desaparecer en Xochimilco
Aunque muchos piensan que el oficio de afilador está en peligro de extinción, frente al mercado 44, en el corazón de Xochimilco se instala uno de ellos, quien asegura que son pocos los que se dedican a esta actividad, pero nunca se acabará, ya que en todos los hogares hay una herramienta de corte para afilar.
“Soy la cuarta generación de afiladores, desde mi bisabuelo realizamos esta tarea. Los vecinos saben que todos los martes, jueves y sábados nos instalamos desde la nueve de la mañana a las cinco de la tarde”, dice Misael González, de profesión afilador.
El entrevistado, explica que el origen de su oficio data del siglo XVII, en España, donde inventaron una especie de rueda con esmeril para afilar, y desde entonces los herreros o carpinteros iban de provincia en provincia afilando las herramientas que en ese momento se utilizaban para corte. “Hoy, básicamente sacamos filo a cuchillos, machetes, navajas y tijeras”.
Asegura que desde esa época, las herramientas de trabajo poco han evolucionado, ya que utilizan una rueda de esmeril, otra más para detallar, agua para mojar los objetos a afilar, un overol y gafas de protección. “Los cinco sentidos deben estar al ciento por ciento, pues tienes en la mano herramientas filosas que pueden causar algún accidente”.
Actualmente, dice, se puede escuchar el sonido de una armónica entre las calles de los barrios, pueblos o colonias que anuncia la presencia del afilador. Al instante, las amas de casa o campesinos se acercan con sus utensilios de corte para sacarles filo.
“Objetos que por ser de metal, todavía se reutilizan, no se consideran desechables. Lo que es un punto a seguir subsistiendo”, especifica.
Los costos por el servicio, dice Misael González, “depende del tamaño de la herramienta desde los 20 hasta los cien pesos”.