Charlas de taberna | Montaje el campo de concentración, asegura especialista | Por: Marcos H. Valerio
Tras la controversial declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien clasificó a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, la oposición en México, encabezada por el llamado PRIAN, no solo aplaudió la medida, sino que respaldó la propuesta de enviar tropas estadounidenses a territorio nacional para desmantelar a estas organizaciones criminales. Trump acusa a los narcos de amenazar la seguridad de su país al traficar drogas como el fentanilo. Sin embargo, lo que parecía un debate internacional ha tomado un giro inesperado en Jalisco, donde especialistas y analistas denuncian un posible montaje político para reforzar esta narrativa.
En el ojo del huracán se encuentra el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, un lugar que ha sido presentado como un supuesto campo de exterminio, tortura, entrenamiento criminal, venta de órganos y experimentación con niñas, además de funcionar como un crematorio clandestino.
Sin embargo, en una entrevista exclusiva, Laura Alor, perito en el Protocolo de Estambul para Dictaminar Actos de Tortura y Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes, expone con detalle las razones que la llevan a considerar este hallazgo como un escenario fabricado con fines políticos.
SUPUESTO CAMPO DE EXTERMINIO BAJO LA LUPA
Alor sostiene que el Rancho Izaguirre presenta múltiples inconsistencias que ponen en duda su autenticidad como un lugar de horror.
Según la especialista, tanto el sitio como testimonios anónimos de supuestos sobrevivientes, sin fundamento; los cuales, afirman haber estado cautivos, obligados a cavar fosas y presenciar cómo cuerpos humanos eran incinerados con una mezcla de gasolina y aceite, “carecen de sustento fáctico”, dice. Por lo que, “todo apunta a un montaje cuidadosamente orquestado”, afirma.
La polémica se intensifica al señalarse que Indira Navarro, representante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco y quien presuntamente descubrió los crematorios clandestinos, tiene nexos con Ceci Flores, líder de Madres Buscadoras de Sonora. Esta última acompañó en eventos de campaña de la panista Xóchitl Gálvez, lo que ha llevado a politólogos a sugerir que la oposición podría estar aprovechando el caso para respaldar la clasificación de Trump y justificar una intervención extranjera.
INTERROGANTES DE LA ESPECIALISTA
Laura Alor plantea una serie de preguntas que evidencian las fisuras del caso. Respecto al testimonio del supuesto sobreviviente, la experta cuestiona:
“Nunca explica cómo logró sobrevivir o escapar de sus captores, ni por qué no presentó una denuncia formal ante las autoridades”.
Además, señala incongruencias en el relato: “¿Cómo pudo percatarse de que el humo del crematorio se veía a kilómetros si estaba privado de su libertad dentro del predio? ¿Por qué no menciona el hedor de los cuerpos en descomposición, los fluidos o la presencia de fauna cadavérica como moscas, escarabajos o ratones, algo inevitable si hablamos de cientos de cuerpos incinerados a lo largo de años?”.
En el análisis del lugar, las dudas persisten. “Los fragmentos óseos mostrados en videos y fotografías parecen pertenecer a animales, similares a los usados en la preparación de barbacoa, y no hay restos reconocibles de osamentas humanas”, asegura Alor.
Asimismo, destaca la ausencia de evidencia física contundente: “¿Dónde están los contenedores de gasolina y aceite con los que supuestamente se calcinaban los cuerpos? ¿Por qué no hay vestigios de los cientos de personas que habrían sido adiestradas o torturadas allí, como recipientes de comida, agua, basura o desechos? ¿Dónde están las ataduras, esposas o capuchas que indicarían tortura?”.
Otro punto llamativo es la falta de rastros del supuesto “humo negro” que habría emanado de la combustión masiva de cuerpos.
“Las paredes están impecables, la pintura en buen estado, la hierba y la tierra sin hollín. Es como si nadie hubiera habitado el lugar”, subraya la perito. Incluso las prendas y zapatos hallados son escasos y no incluyen ropa interior femenina, como sostenes o pantaletas, algo extraño considerando que entre las supuestas víctimas habría mujeres.
PARALELISMOS CON AYOTZINAPA
Un aspecto técnico que refuerza las sospechas de montaje es el tamaño de los hornos encontrados. “Desde la perspectiva de la criminalística, son demasiado pequeños para generar el calor necesario para pulverizar huesos humanos”, explica Alor, quien compara el caso con el de los 43 normalistas de Ayotzinapa, donde se alegó que fueron incinerados en un basurero en Cocula, una hipótesis que la ciencia descartó como materialmente imposible.
“Aquí vemos un patrón similar”, sentencia.
Las buscadoras y la contaminación de la escena
Otro elemento que genera controversia es la participación del colectivo Guerreros Buscadores.
Según Alor, los supuestos sobrevivientes contactaron exclusivamente a este grupo y no a las autoridades, lo cual resulta sospechoso.
Además, el lugar no fue acordonado y la intervención de las buscadoras careció de técnica científica, contaminando los indicios.
“Su actuación parece más empírica que profesional”, critica la especialista.
El estado emocional del testigo también levanta sospechas. “Solo menciona que ‘tiembla al recordar’, pero no muestra indicadores de estrés postraumático, algo incompatible con alguien que habría vivido tal horror”, apunta Alor.
A esto se suma el uso de un lenguaje técnico en el discurso público, como “extinción de dominio del predio”, que desvía la atención de una investigación rigurosa hacia una narrativa sensacionalista.
Un altar impoluto y la sombra de la Segunda Guerra Mundial
Finalmente, la perito cuestiona las afirmaciones más extremas, como la supuesta experimentación con niñas y la venta de órganos.
“No hay rastros de quirófanos, material médico, sangre o fluidos que sustenten esas acusaciones, algo médicamente inviable en esas condiciones”, afirma. Incluso el altar a la Santa Muerte encontrado en el sitio parece nuevo:
“Los objetos no tienen desgaste, el muro está limpio, sin manchas de humo de velas ni salpicaduras de sangre o fluidos, como sería lógico en un lugar donde cientos de personas estuvieron hacinadas”.
¿Una estrategia política trasnacional?
El caso del Rancho Izaguirre ha desatado un torbellino de especulaciones. Mientras la oposición parece aprovecharlo para respaldar la postura de Trump, las inconsistencias planteadas por expertos como Laura Alor sugieren que podría tratarse de un montaje destinado a influir en la opinión pública y justificar medidas drásticas.
La pregunta sigue en el aire: ¿hasta dónde llegará esta narrativa en el juego político entre México y Estados Unidos? Por ahora, la verdad permanece enterrada bajo un manto de dudas.