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Charlas de taberna | Frontera con EU asemeja un escenario bélico | Por: Marcos H. Valerio

La frontera sur de Estados Unidos se asemeja cada vez más a una zona de conflicto. La Casa Blanca confirmó el envío de mil 500 tropas adicionales, que se suman a los dos mil 500 efectivos ya apostados en la franja limítrofe con México. Este movimiento responde a una orden ejecutiva del presidente Donald Trump y evidencia el endurecimiento de su estrategia migratoria, lo que convierte el «sueño americano» en un infierno para miles de migrantes.

Dicha operación incluye a marines y integrantes de la emblemática División Aerotransportada 82 del Ejército, quienes comenzaron a llegar y estarán plenamente operativos en un lapso de 24 a 48 horas.

Su misión principal será instalar barreras físicas, proporcionar inteligencia situacional y coordinar esfuerzos con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Aunque en teoría no participarán en tareas directas de aplicación de la ley, el Comando Norte no descarta la posibilidad de armarlos si las circunstancias lo ameritan.

Este refuerzo militar se suma a los dos mil 500 miembros de la Guardia Nacional y la Reserva del Ejército que ya operan en labores logísticas e inteligencia en la región. La medida forma parte de la declaración de emergencia nacional emitida por Trump al asumir la presidencia, un gesto que subraya su compromiso de frenar la migración irregular y reforzar la seguridad en la frontera.

Mientras tanto, el endurecimiento de las políticas migratorias se refleja también en el aumento de vuelos de deportación. Desde ciudades como El Paso, Texas, y San Diego, California, las aeronaves militares C-17 y C-130 transportaron recientemente a 160 migrantes hacia Guatemala. Según el Departamento de Defensa, se prevé la deportación de más de 5,000 personas retenidas en centros de detención, en una operación que ha intensificado la colaboración entre el Ejército y las autoridades migratorias.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, enfatizó en la plataforma X (antes Twitter): “Los vuelos de deportación han comenzado”. Al mismo tiempo, la administración Trump lanzó el mensaje “Promesa hecha, promesa cumplida”, destacando que estas acciones forman parte de sus compromisos de campaña para reforzar la seguridad fronteriza.

Este despliegue masivo de recursos militares y humanos refleja no solo la prioridad que el gobierno de Trump otorga al control migratorio, sino también una narrativa que equipara la frontera sur con un frente de batalla. Para los migrantes, el sueño de una vida mejor en Estados Unidos se ha transformado en una pesadilla de deportaciones masivas, muros reforzados y un entorno cada vez más hostil.

La militarización de la frontera no solo plantea preguntas sobre los derechos humanos de quienes intentan cruzarla, sino que también abre el debate sobre el costo humano y económico de una estrategia que convierte la seguridad en una excusa para alimentar tensiones políticas. En este escenario, la línea entre la seguridad nacional y la criminalización de la migración se diluye, dejando a miles atrapados en un limbo entre la esperanza y el rechazo.

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