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Charlas de taberna | “De súper pillo a súper policía corrupto” | Por: Marcos H. Valerio

A sus 11 años, “El Súper Policía”, Genaro García Luna ya figuraba en los expedientes policiales como delincuente infantil. Creció en la colonia Romero Rubio, en la Ciudad de México.

Quienes sí lo conocieron bien, lo describen en la secundaria como “gandalla y maldito”. A los 15, ya era más temido. Le decían “El Chango” porque vagaba por las calles acompañado de dos “gorilas” de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), una policía secreta dedicada a actividades criminales, famosa por secuestros, torturas, desapariciones y ejecuciones.

De acuerdo al libro “García Luna. El Señor de la Muerte”, de Francisco Cruz, en esa época, en la Romero Rubio y otras seis colonias circundantes abundaban los carteristas, los asaltantes de casas y comercios, la venta de drogas y la prostitución.

Por lo que esta banda de mafiosos, cazaba a estos delincuentes para extorsionarlos. Era comandada por un sujeto apodado “El Tío”. Ahí, García Luna empezó trabajando para los agentes como recadero y después pasó a ser halcón, es decir, vigilante y soplón; más tarde como “madrina o 16”, tenía que hacer méritos para ser policía.

Por la mala fama de la DIPD, Miguel de la Madrid la desintegró en 1983, por lo que sus elementos pasaron a la Dirección Federal de Seguridad, en la Procuraduría General de la República, como agentes federales o en la Policía Judicial del Distrito Federal”.

En 1985, tras el suicidio de “El Tío”. Genaro García Luna con 17 años de edad, formó su propia banda delictiva, con la que dio algunos golpes hasta que, en diciembre de 1987, robaron la casa de un comerciante donde obtuvieron un botín de unos 250 millones de pesos, 10 mil dólares en efectivo, centenarios y joyería.

Pero su destino era mucho más prometedor que la ratería callejera. Y las ganancias, enormemente mayores.

Fueron los agentes policiales quienes le enseñaron cómo controlar el crimen desde el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), donde ingresó a los 21 años de edad, en 1989.

Ahí aprendió técnicas de inteligencia, tomó cursos especializados en Estados Unidos, Canadá, Japón, Colombia y Paraguay. Adquirió información delicada que supo usar en su beneficio, durante los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, y ascendió hasta que lo nombraron coordinador de estrategias para la obtención de información sobre seguridad nacional.

Ese fue el trampolín que lo llevó a ser coordinador de inteligencia de la Policía Federal Preventiva, en 1998; a que Vicente Fox le encargara formar la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), en 2001; a la Secretaría de Seguridad Pública de Felipe Calderón, en 2006; y a tratar de convertirse en candidato a presidente de la República en las elecciones de 2012.

SU CULPABILIDAD DINAMITA A PRI Y PAN

Ahora que fue señalado culpable por una corte de Nueva York, el autor del libro “García Luna. El Señor de la Muerte”, de Francisco Cruz, comenta que “la declaratoria de culpabilidad dinamita las bases de PAN y PRI, por lo que, tienen que hacer movimientos desesperados para deslindarse. El PAN no va a desaparecer porque hay detrás mucho dinero de grupos conservadores que lo van a mantener, pero dinamita el PRI directamente”.

Una vez que le dicten sentencia, que pruebe las prisiones de máxima seguridad, lo van a apretar de a poquito, cuando sienta el rigor, les va a soltar la información y la van a utilizar en su beneficio.

El escritor comenta que “si MORENA hace una buena campaña en el Estado de México, el PRI va a perder 12.7 millones de electores y 350 mil millones de pesos que es el presupuesto anual del Gobierno del estado. Tienen que hacerle al loco con lo del juicio y tratar de crear una narrativa nueva que los aleje de García Luna”.

En su obra, Francisco Cruz revela una veintena de nombres de panistas, priistas y militares que solaparon o fueron cómplices de García Luna, y que bien podrían haber sido señalados en el juicio… pero tal vez los salvó que lo hayan abreviado.

“Este juicio fue mucho más corto de lo que se había pensado al principio. De 76 testigos que la Fiscalía había anunciado, solamente presentó 26. Faltaron 50 testimonios. Siento que en México se escuchó un enorme suspiro colectivo de alivio porque mucha gente que seguramente temió que su nombre apareciera en el juicio, ligado al de García Luna, al final esto no ocurrió. ¿Quiénes deberían haber sido señalados ante el tribunal por sus vínculos inconfesables con García Luna?”, asegura el escritor y periodista.

“El Súper Policía” creció en el CISEN con Ernesto Zedillo. Luego con el PAN, y lo protege Carlos Salinas de Gortari cuando el panismo perdió la elección. En la Secretaría de Seguridad Pública, en el búnker y en oficinas privadas, empieza una destrucción de documentos, y ahí aparecía el nombre de Salinas de Gortari. Cuando Peña Nieto no contrata a García Luna, su protector fue el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que le triangula recursos del gobierno federal a través de contratos para su empresa Glac Security.

El escritor cuestiona: “¿Y los Estados Unidos? Parece que toda la porquería está en México, pero ellos le dieron a García Luna la doble certificación que requieren para tenerle confianza y compartir información sensible con él. El FBI y la DEA le otorgaron reconocimientos. Le dieron el control de tecnología muy delicada de inteligencia criminal. La agencia de inteligencia israelí, el Mossad, le dio capacitación. Luego, cuando García Luna salió del gobierno, el Departamento de Estado de Estados Unidos le encargó diseñar un modelo policial para América Latina. O sea, tenían plena confianza en él. ¿No se dieron cuenta o en realidad qué es lo que está pasando?”

“No sale quiénes formaban parte del círculo íntimo de amistad o de complicidad con García Luna. Hay muchos. Está por ejemplo Guillermo Valdés Castellanos, que fue el director del CISEN y que debió haber conocido que el CISEN tenía una carpeta de investigación sobre García Luna y nunca la dieron a conocer. O Alejandro Poiré Romero, que también fue director del CISEN”.

“O bien el nombre de Alejandra Sota Mirafuentes, ella supervisó personalmente aquel programa que Televisa le hizo en 2011 a García Luna, que funciona como una telenovela, y era parte de ese equipo de lanzamiento de la imagen política de García Luna. Está Fernando Gómez Mont, que fue secretario de Gobernación. Imagínate que no conocieran el expediente de Genaro García Luna, que se abrió cuando él tenía 11 años”.

Francisco Cruz, recuerda que “El Súper Policía” ascendió en el CISEN de 1989 a 1998. Ahí formó el grupo “La Hermandad”, tomando el mismo nombre de la de la policía de la CDMX, que se llevó a la Agencia Federal de Investigaciones y luego a la Secretaría de Seguridad Pública: Luis Cárdenas Palomino e Iván Reyes Arzate -son los únicos que están presos, el primero en México y el segundo en Estados Unidos.

Así como Maribel Cervantes Guerrero, Javier Garza Palacios, Ramón Pequeño García, Facundo Rosas Rosas, Armando Espinoza de Benito, Édgar Enrique Bayardo del Villar, informante de la DEA y enlace con los cárteles.

Con los años, este último se convertiría en testigo protegido de la justicia de Estados Unidos y sería incluido en la lista de testigos principales en el juicio de su examigo, exsocio y excolega García Luna.

El senador Ernesto Cordero Arroyo era su asociado. Marta Sahagún Jiménez es ineludible. García Luna le entrega su proyecto policial de contención y de control de los grupos del crimen y ella le abre las puertas, y él se compromete a cuidar a los hijos de Martita.

Está el nombre de Vicente Fox porque le ordena crear la Agencia Federal de Investigaciones. Falta Margarita Zavala Gómez del Campo porque hay todos los indicios de que García Luna la apoyó con la inteligencia en su fallida campaña presidencial independiente y en el partido que iba a formar con Felipe Calderón. Después, el general ya fallecido Mario Arturo Acosta Chaparro.

CALDERÓN SE LAVA LAS MANOS

Apenas supo de la culpabilidad de García Luna, el expresidente panista, Felipe Calderón publicó una carta como respuesta al veredicto. En ella aseguraba, que él “es el presidente que más ha actuado contra la delincuencia organizada”, que la prueba es que los mismos testigos que declararon contra García Luna fueron detenidos por su gobierno.

En respuesta, Francisco Cruz, comenta: “Nunca he visto un cinismo más grande. Están encontrando culpable de cinco acusaciones a tu secretario de Seguridad Pública, un hombre que tuvo acceso a la seguridad nacional, que están demostrando que era un capo, que aquella guerra fue una farsa que sirvió solo para legitimarlo en la presidencia. Hay que mejor callarse la boca. Tiene miedo porque su nombre se dio allí mismo ¿Qué está tratando de hacer? Está poniéndose a salvo”.

LE PASÓ COMO A DURAZO Y A CALDERONI: SÓLO LOS USARON

El periodista y escritor, enfatizó que a García Luna se le olvidó esa parte de la historia. ”Se le olvidó que, por ejemplo, Guillermo González Calderoni, el súper policía de Carlos Salinas de Gortari, tenía todas las confianzas y le hicieron lo mismo. Lo tenían comiendo de la mano y le entregaban información sensible, lo premiaron y cuando termina el gobierno de Salinas, descubren que no pueden controlar el crimen organizado. Y González Calderoni se entregó como testigo cooperante”.

Lo protegen un tiempo, pero después dejan que lo cace un francotirador en McAllen. Habían hecho lo mismo con Arturo “el Negro” Durazo Moreno, el general de José López Portillo, el día que no les sirvió, igual. No es que no supieran, así ha sido siempre. Mientras les des lo que quieren, no va a pasar nada, enfatiza.

Usaron bien a García Luna, el día que ya no les pudo servir, le echaron el guante. No les ha dado la información pero ahora que pruebe las prisiones de máxima seguridad, lo van a apretar de a poquito, cuando sienta el rigor, les va a soltar la información y la van a utilizar cuando se les pegue la gana.

Puede convertirse en testigo cooperante o testigo protegido. Depende de la sensibilidad de la información. Pueden no solo abrir nuevos juicios, eso puede llevar a la inteligencia de Estados Unidos a tener los secretos de la seguridad nacional de los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón, la participación de empresarios, del Ejército y de los dos gabinetes de seguridad.

Pero además tiene secretos: Enrique Peña Nieto no le dio un trabajo fijo pero le estuvo triangulando miles de millones de pesos. Le sigue dando recursos para montar su centro de inteligencia, que iba a ofrecer sus servicios a los gobiernos de los estados, al gobierno federal. Entonces tiene los expedientes de los empresarios involucrados en malversación de fondos, de contratos irregulares, incluso algunos en el narco, tiene los expedientes de los políticos.

Siempre me hago la pregunta de a quién va a traicionar. Está no entre la espada y la pared, sino entre las armas de fuego de algunos de sus socios capos y las armas de fuego de sus socios en el gobierno. ¿A quién va a traicionar? El gobierno de Estados Unidos te puede proteger un tiempo pero no te protege para siempre. Él tiene que medir sus posibilidades. Y si no, van contra él.

Calderón ya vio que está ahí y que pueden hablar de él, está el general Galván Galván y está el Mossad. Así que él sabe a lo que se atiene y creo que va a tener un buen tiempo para reflexionar en cuanto esté en un penal mayor, finaliza el autor del libro “García Luna. El Señor de la Muerte”, de Francisco Cruz.

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