Colaboraciones

Charlas de taberna.

Marcos H. Valerio

Madre y bombero de tiempo completo

Martha Carmona, combina su profesión de bombero con ser madre de un adolescente de 12 años. El 10 de mayo, no conviviÓ con su hijo, ya que tuvo turno en el Heroico Cuerpo de Bomberos, en la estación Cuajimalpa.

Ella,  cubre un horario de 24 por 48 horas. Trabaja un día entero, pero descansa dos. Su tiempo de descanso está destinado exclusivamente para su hijo, afirma.

Como bombero, acumula numerosas experiencias, recuerda aquel 19 de septiembre de 2017, eran alrededor de las 23:00 horas, cuando, antes de entrar a rescatar a unas personas, marcó a su madre para pedirle que cuidara a Flavio, su hijo, si algo pasaba.

“Ya sabes dónde están todos mis documentos. Te encargo mucho a mi hijo”, le repitió. Su madre solloza, le decía que no entrara. Pero no la dejó hablar, colgó inmediatamente para no prolongar el martirio.

La mujer bombero, estaba parada frente a un edificio al que sólo la sostenían dos pilares. Respiró profundamente y tras ponerse su casco, se introdujo entre los escombros y con sus pequeñas manos, comenzó a retirar tierra, ladrillos destrozados y pedazos de muebles para rescatar cuerpos, vivos o muertos.

Ya en el interior, Martha, sintió miedo de morir. El edificio constantemente crujía, lo que indicaba que podría colapsarse en cualquier momento. Pensaba en el dolor que sentirían su hijo y sus padres si ella ya no salía.

Más tarde, entre palmadas de sus compañeros en la espalda, aplausos de las gente que husmeaba la hacían sentir que había hecho lo correcto.

“No puedes defraudar a la gente, no puedes pensar en ese momento si entro o no entro. Tienes que entrar, tienes que hacerlo”, señala.

Recuerda que cuando llegó a su casa, que fue hasta el siguiente día, lo primero que hizo fue buscar a su hijo Flavio y abrazarlo. Lloró hasta cansarse.

Martha es ahora una de las bomberas que siguen trabajando aún con la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, aunque el personal de bomberos fue reducido a 50 por ciento por la recomendación de sana distancia.

Actualmente, vive con sus padres, sus dos hermanas y su hijo, ahora de 12 años. En su casa, las medidas de higiene también cambiaron. Al llegar, Flavio o alguna de sus hermanas la sanitizan.

“Nosotros hicimos también nuestro proceso de sanitización, me sanitizan toda mi ropa, mi mochila. La dejamos en una cajita y con guantes la otra persona se lleva la ropa para lavarla. Llego, me baño, me pongo mi ropa nueva y con eso es más que suficiente”, relata.

Para Martha ser bombera significa mucho. Su padre lo era. Su hijo se siente orgulloso de que ella ahora lo sea. Ser bombera, expresa, le ha cambiado la vida.

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