“Cáncer no es sinónimo de muerte”, el testimonio que todos deberíamos leer
22 de agosto de 2016.- María José se descubrió un bulto del tamaño de un poroto en la zona de la pelvis y decidió hacer una consulta médica a pesar de no sentir dolor ni malestar. Corría el año 2009 y en una guardia le dieron estudios para hacerse “a la brevedad”. El resultado: cáncer de ovario con ramificaciones en la zona abdominal.
Ella es una de las creadoras de la Asociación de Lucha contra el Cáncer de Ovario(ACILCO). Su historia es una de muchas pero única a la vez: un ejemplo de superación y determinación. Y una oportunidad que encontramos para difundir y concientizar sobre esta enfermedad.
Charlamos con ella en exclusiva y esto es lo que nos dijo.
¿Qué sentiste al recibir el diagnóstico?
Me sentí estafada, porque en este tipo de cáncer no hay ninguna herramienta que permita prevenirlo. ¿Cómo nadie me explicó? Ni haciendo el pap anual, ni controles ni nada. Aparece y se propaga en silencio. Tiene síntomas muy difusos, que hace que sea complicado diagnosticarlo en sus inicios.
Sentí miedo sí, pero sin saber bien miedo a qué. Sentí como si al salir de una de esas consultas me hubieran puesto una granada en el bolsillo. Y que si me angustiaba, lloraba o negaba no iba a resolver nada. La granada iba a seguir ahí.
Descubrí más: ¿Qué es el cáncer de ovario?
Cuando necesitabas fuerza, ¿en qué te apoyabas?
Mi familia y su acompañamiento fue lo más importante. Nunca voy a olvidar el comentario de Nelson, el jefe de enfermero, cuando fui a mi primera sesión de quimioterapia. “Todo lo que haya que hacer nosotros lo vamos a hacer. Vos hacé todo lo que puedas, pero no por los demás. Hacelo por vos”.
Intenté ponerme a favor, traté de desdramatizar, preguntaba todo lo que podía y fui una paciente muy paciente. Siempre quise saber la verdad. Nunca me dije “tengo que ser fuerte” pero parece que lo fui sin darme cuenta. Nunca creí en las religiones, nunca recé ni le pedí nada a ningún dios. Creí y sigo creyendo en las personas.
¿Esta enfermedad cambió tu forma de ver las cosas?
Me hizo darme cuenta de la brevedad, de lo frágiles que somos y de lo poco que nos damos cuenta de que cada día puede ser el último. Creo que la rutina nos hace olvidar, nos distraemos. A mí me pasó de no poder hacer planes, de proyectar. No pude y decidí que estaba bien, no iba a proyectar nada. Iba a actuar de acuerdo al momento, a darme permiso de hacer lo que tuviera ganas y de enfrentarme a cosas que antes me daban miedo. Después de todo lo que atravesé para curarme ¿a qué le voy a temer ahora? Bueno, en realidad sigo siendo miedosa, pero uso esa muletilla para seguir avanzando.
https://youtu.be/9dmoreilElY
¿Por qué creés que es importante hablar de cáncer?
La palabra cáncer produce una ola expansiva que aleja a las personas, las paraliza. Me convertí en alguien que tenía “eso” que nadie quiere tener y ni siquiera nombrar. Cáncer no es sinónimo de muerte. Pero para eso es necesario detectarlo a tiempo y poder nombrarlo. La palabra da miedo, pero no contagia. Hay que hablar de cáncer, dejar de decir “esa larga y penosa enfermedad”. Pero también hay que difundir los síntomas para acercar a las personas a un diagnóstico rápido porque hay muchos tratamientos que permiten la curación.
«No sé dónde estoy pero no quiero estar ahí. Es doloroso. Es molesto. Quiero irme, escaparme, cualquier cosa menos sentir lo que siento. Las voces me dicen que todo salió bien, que ya está, que la operación terminó. No veo bien, pero puedo darme cuenta de que hay gente cerca de mí. A los minutos me dicen que tienen que irse. No me gusta. No quiero que se vayan. Pero no pueden quedarse, es terapia intensiva, acá la única que se queda soy yo. Estoy sola en este viaje».
Es un fragmento de Forasteras, el libro escrito por Bárbara, su hija. Desde la ficción, ella narra la historia de su propia madre, una historia de superación. Ellas no tienen miedo de hablar, no le temen al cáncer y vos tampoco deberías. Compartí su historia, contagiá coraje y fuerza.
Con información de: iMUJER