México, 31 de octubre de 2016.-Grandes y dulces, así son las calabazas criollas, kabochas y la famosa calabaza de castilla, que en el mes de noviembre adornan las tradicionales ofrendas de Día de Muertos.
Este fruto maduro, que generalmente se da entre septiembre y octubre, en algún momento de su historia fue relegado a los recetarios mexicanos y actualmente solo se consume en preparaciones muy específicas y estacionales, como la calabaza en tacha, cristalizada o asada.
No obstante, gracias al sincretismo que se ha dado en las festividades de Día de Muertos y Halloween, hoy regresa para ser degustada en un sinfín de platillos.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), la calabaza de castilla, también conocida como auyama, ayote sazón y calabaza pumpkin, entre otros nombres, destaca por su sabrosa pulpa que contiene una buena cantidad de fibra, aminoácidos, vitaminas A y B, y varios minerales.
En México, la producción de calabaza, es dedicada principalmente para consumo como calabacitas (fruto fresco), y en menor proporción para calabazas (frutos maduros), detalla la dependencia.
En cuanto a la clasificación por tipos de calabaza madura, 51 por ciento corresponde a calabaza kabocha, el 30 por ciento a calabaza de castilla y el 19 por ciento restante sin catalogar.
Cabe destacar que en México desde el verano hasta el invierno hay calabazas, las de la primera temporada son las que gustan del sol templado y su piel es fina y de color verde claro, con semillas suaves.
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