Azotan desastres por cambio climático a oeste de EU
California, Estados Unidos, 17 de junio del 2021.- Un domo de calor está horneando Arizona y Nevada, donde las temperaturas se han disparado a más de 46 grados centígrados esta semana.
En el lago Mead, que abastece de agua a 25 millones de personas en tres estados del suroeste y México, los niveles del agua se han desplomado a su punto más bajo desde que se llenó el depósito en la década de 1930. En California, los agricultores están abandonando algunos de sus cultivos para salvar otros, y las comunidades debaten sobre racionar el agua del grifo.
En tanto, en Texas, las redes eléctricas están bajo tensión a medida que los residentes encienden su aire acondicionado, y los proveedores de servicios públicos advierten a los clientes que apaguen los electrodomésticos para ayudar a evitar apagones. Y en Arizona, Montana y Utah, los incendios forestales están ardiendo.
Y aún ni siquiera ha llegado el verano.
«Todavía estamos muy lejos del pico de la temporada de incendios forestales y del pico de la estación seca», dijo Daniel Swain, científico climático de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). «Es probable que las cosas empeoren».
El calentamiento global, impulsado por la quema de combustibles fósiles, ha estado incrementando las temperaturas y secando el oeste de Estados Unidos durante años. Y ahora, la región está ardiendo bajo una combinación de una sequía que es la peor en dos décadas y una ola de calor sin precedentes.
«El suroeste está siendo golpeado por el cambio climático con más fuerza que casi cualquier otra parte del país», dijo Jonathan Overpeck, científico climático de la Universidad de Michigan. «Y por muy malo que parezca hoy, esto es bueno en comparación con cómo se pondrá si no logramos controlar el calentamiento global».
Dado que se espera que las temperaturas sigan aumentando, el oeste estadounidense deberá tomar costosas y complicadas medidas para adaptarse. Esto incluye el rediseño de las ciudades para soportar el calor extremo, la conservación del agua y la ingeniería de redes par que no fallen en condiciones climáticas extremas.
Este mes ha ofrecido pruebas para ver si los estados y ciudades están a la altura de esa tarea y ha demostrado que todavía tienen mucho por hacer.
Desde Montana hasta el sur de California, gran parte del oeste sufre temperaturas inusualmente altas. Unos 50 millones de estadounidenses enfrentan advertencias relacionadas con el calor. Se han igualado o roto récords en lugares como Palm Springs, California, Salt Lake City y Billings, Montana.
Mientras las temperaturas de 46 grados hacían arder la región, en el distrito de artes Roosevelt Row de Phoenix, Timothy Medina, de 58 años, estaba sobre una plataforma de metal negro a 3.5 metros de altura, terminando las letras azules de un letrero para una cafetería. «Es brutal, ese calor contra la pared», dijo. «Déjame tomar rápido un trago de agua».
El calor extremo es la señal más clara del calentamiento global, y la más mortal. El año pasado, el calor mató al menos a 323 personas en el condado de Maricopa, que incluye a Phoenix, un récord por mucho.
Particularmente, están en riesgo las personas que trabajan al aire libre, al igual que los adultos mayores y cualquier persona que no tenga un refugio adecuado o acceso a aire acondicionado.
En todo el país, las olas de calor son cada vez más frecuentes, duran más y ocurren a principios de año, según la Agencia de Protección Ambiental. El calor severo al comienzo de la primavera puede ser especialmente peligroso porque toma a la gente desprevenida, dicen los expertos.
Ciudades como Phoenix están luchando por mantenerse al día. Si bien la ciudad cuenta con centros de enfriamiento con aire acondicionado, muchos fueron cerrados el año pasado en medio de la pandemia. Y representa un desafió el garantizar que los centros sean accesibles para todos.
Kayla y Richard Contreras, que duermen dentro de una carpa azul en un campamento para personas personas sin hogar cerca del centro de Phoenix, dijeron que los centros de enfriamiento no eran una opción porque tenían un perro y les preocupaba dejar sus pertenencias sin vigilancia en la carpa.
Dijeron que conocían a 10 personas sin hogar que murieron a causa del calor el año pasado.
Richard Contreras, de 47 años, llena botellas de agua de los grifos de las casas por las que pasa. Kayla Contreras, de 56 años, dijo que ahorra cupones de alimentos para comprar paletas heladas en los días más calurosos. «Esto es lo que nos mantiene con vida», dijo, mientras le entregaba una paleta de naranja a un amigo. «Me siento como si estuviera en el infierno».
La puesta del sol no trae alivio. En Las Vegas, donde se están llevando a cabo los playoffs de la Liga Nacional de Hockey, los meteorólogos esperaban que el termómetro pasara los 37 grados cuando el sol cayera el miércoles por la noche.
En Phoenix, el Ayuntamiento aprobó el mes pasado 2.8 millones de dólares para nuevos gastos climáticos, lo que incluía la creación de una Oficina de Respuesta y Mitigación al Calor de cuatro personas.
Para las redes eléctricas, las severas olas de calor representan un desafió, especialmente si los operadores no planifican. El aumento de las temperaturas puede reducir la eficiencia de los generadores de combustibles fósiles, las líneas de transmisión e incluso los paneles solares precisamente en el momento en que aumenta la demanda de energía.
Esta semana, la red eléctrica de Texas se estiró cerca de su límite, ya que la demanda estableció un récord justo cuando varias plantas de energía estaban fuera de operación por reparaciones. Los operadores de la red pidieron a los residentes del estado que mantuvieran sus termostatos a 25 grados para ahorrar energía.
En California, donde las temperaturas han alcanzado los 43 grados, el operador de la red advirtió que podría enfrentar desafíos este verano, en parte porque las sequías han reducido la capacidad de las represas hidroeléctricas del estado.
Durante esta primavera, el oeste de Estados Unidos se ha visto afectado por una severa sequía que ha sido la más generalizada en al menos 20 años. Se extiende desde la costa del Pacífico, a través de la Gran Cuenca y el suroeste del desierto, y hasta las Montañas Rocosas.
Las sequías han sido durante mucho tiempo una característica de Occidente. Pero el calentamiento global está empeorando las cosas, pues el aumento de las temperaturas seca los suelos y agota la capa de nieve de las montañas que normalmente suministran agua durante la primavera y el verano. Esos suelos resecos, a su vez, están amplificando la ola de calor de esta semana, creando una explosión más severa.
«Es un círculo vicioso», dijo Swain de la UCLA.
Las condiciones secas también sugieren una temporada de incendios potencialmente devastadora, un año después de que California, Oregon y Colorado tuvieron incendios inusualmente destructivos.
La sequía ha agotado los suministros de agua en todo el oeste, lo que ha reducido los embalses. En un lago de California, el agua se volvió tan poco profunda que los funcionarios identificaron los restos de un avión que se había estrellado en el lago en 1986.
El Distrito de Servicios Públicos de Inverness en el condado de Marin, California, votará la próxima semana sobre un racionamiento de agua para mil 100 clientes, lo que asignaría una cantidad limitada del líquido a cada hogar. Esto sería algo nuevo para la ciudad, que en julio pasado pidió a los residentes que dejaran de lavar autos y llenar piscinas.
La sequía también ha obligado a los agricultores a tomar medidas drásticas. Los ganaderos están vendiendo las existencias de este año con meses de anticipación, y algunos productores lecheros están vendiendo sus vacas en lugar de producir los casi 200 litros de agua necesario para cada animal por día. Además, los agricultores sólo están plantando fracciones de lo habitual o aplicando el barbecho, una técnica para dejar de sembrar la tierra por uno o varios ciclos vegetativos.
El efecto en las granjas podría causar problemas de suministro y precios más altos en todo el país, advirtió Mike Wade, director ejecutivo de California Farm Water Coalition. California produce dos tercios de la fruta del país y un tercio de sus verduras.
Muchos agricultores de California ya están utilizando microirrigación, mangueras de goteo y otros métodos de conservación de agua. «Hemos estirado cada gota», dijo Bill Diedrich, un agricultor en el condado de Fresno.
Las comunidades agrícolas corren peligro si los cultivos y los árboles mueren sin agua.
«Cuando usted está operando una granja familiar de larga data, no quiere ser el que la pierda», dijo Eric Bream, la tercera generación de su familia que administra una granja de cítricos en el Valle Central de California. Hoy todavía tiene suficiente agua. Pero «mañana todo podría cambiar».
Con información de: https://www.reforma.com/