Atención a los pueblos indígenas ya no debe ser solo discursiva: UNESCO
El Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas deberá materializarse en diez años, durante los cuales los estados miembros deben dar un vuelco de sus políticas públicas en favor de los pueblos originarios; en cambio, para la atención inmediata a las lenguas en peligro se requieren recursos con los que ahora no se cuenta, admite Ernesto Ottone, subdirector de Cultura del organismo internacional.
México, 09 de agosto del 2021.- Este lunes se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. La conmemoración se da en un momento de buenas intenciones expresadas e incluso firmadas en documentos multinacionales que prometen aterrizar en prácticas evidentemente reivindicativas de los derechos de los pueblos indígenas y, sobre todo, en parteaguas para la conservación de sus lenguas.
El año pasado en nuestro país se firmó la Declaración de Los Pinos (Chapoltepek), resultado de una reunión multinacional organizada por el gobierno de México y la UNESCO, y la cual sienta las bases para el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032), cuyo plan insta a los países miembros a poner en marcha una serie de políticas públicas para el reconocimiento de derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas y garantice la sostenibilidad de sus lenguas.
El documento es amplio en detalles: etapas de acción, periodos de planeación y ejecución, no obstante, hay hándicaps estructurales para llevarlo a buen puerto: la discriminación, el clasismo, el racismo, el centralismo, el colonialismo, han sido señalados por representantes de las comunidades originarias como asuntos de raíz que han dejado a no pocas lenguas en el borde de la extinción. En el mundo según la UNESCO, el 40% de las 7,000 lenguas registradas se encuentra en algún tipo de riesgo.
En una conversación con este diario a propósito del decenio, la poeta y activista zapoteca Irma Pineda, representante de los pueblos indígenas ante la ONU, temía que la Declaración resulte “una carta de buena voluntad nada más, porque no hay un proceso vinculante, no hay nada que obligue a los gobiernos a asumir un compromiso real para hacer un trabajo en favor de las lenguas (…) que por un lado nos digan que sí a las culturas y lenguas indígenas y por otro se simule un reconocimiento y los apoyos, se creen instancias y hasta se hagan legislaciones, pero no pase nada”.
La UNESCO impulsa, pero busca recursos
En entrevista con El Economista, Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la UNESCO, reflexiona: “no es solamente hacer una década con una sucesión de eventos, sino en cómo hacer que un plan de acción se materialice en diez años y obviamente se base en evidencias, procesos inclusivos, participativos, transparentes, entre todas las partes”.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, del Inegi, en nuestro país se reconocen como indígenas 23.2 millones de personas, es decir, el 18.4% del total de la población mexicana, de la cual solamente son hablantes de alguna lengua indígena poco más de 7.5 millones de personas, es decir el 5.9% de la población total en el país.
“Cuando revisamos el caso de México, seis de cada 100 habitantes de tres años y más hablan alguna lengua. Es increíble”, argumenta Ottone y compara nuestro caso con “otros países que están en fases larvarias de construir políticas públicas al respecto”.
Aunque si bien México es uno de los más diversos del mundo y comprende uno de los territorios con mayor población indígena, de acuerdo con el INALI tenemos 31 variantes al borde de la desaparición y con ellas, los saberes y cosmovisiones. ¿Hay acciones inmediatas para su atención más allá de una década para materializar un plan? ¿Se motivan programas de registro sonoro y escrito, así como trabajo de campo para su rescate?
Ottone coincide en que programas como esos serán necesarios durante el Decenio, pero reconoce un obstáculo:
“El gran tema es que hay decisiones que se toman ante las Naciones Unidas, pero no cuentan con financiamiento. El Decenio no tiene financiamiento, por ejemplo, y dependemos de él, pero por el momento ningún país se ha dignado en asegurar financiamiento. Entendemos que todos están ocupando los recursos en la pandemia. Así que recién ahora estamos trabajando en la estrategia para ir a buscar los recursos, con qué países o con qué empresas”.
¿Qué escenario se espera al final del Decenio?
“La respuesta es compleja. No es que queramos buscar un resultado único. Eso depende de qué importancia le den los estados miembros, pero ya no puede ser solo a nivel discursivo. Es decir, el reconocimiento tiene que transformarse sin duda en acciones legislativas, educacionales y de reconocimiento cultural adaptadas a cada una de las realidades. Lo que es un hecho es que por lo menos hasta ahora en todas las reuniones en las que he participado es que nadie duda que la participación de las comunidades indígenas tiene que estar desde el inicio. Ese ha sido un cambio estructural que no había visto hace mucho tiempo en un proyecto tan ambicioso como este”.
Otra finalidad, dice, es que se deje de hablar de inclusión de los pueblos originarios y se hable mucho más de participación. En todo esto, enfatiza, la lengua tiene un papel preponderante como el vehículo de comunicación. “Esta década debe de servir para dejar todos los fantasmas atrás y reconocer de una vez por todas que es la diversidad lo que enriquece a los países”.
Primeros pasos de la Declaración de Los Pinos:
2020-2021 / Transición
De acuerdo con el documento, este periodo incluye la movilización y consolidación de los recursos necesarios, así como se establecerá un mecanismo de coordinación para la utilización, preservación, revitalización y promoción de las lenguas indígenas y el empoderamiento de sus usuarios en los planos mundial, regional, nacional y local, en los espacios públicos y privados.
Algunas lenguas en mayor riesgo:
- Ku’al, de la familia Cochimí-yumana, con cero hablantes
- Awakateko, de la familia maya, hablado en 0.08% de tres localidades
- Tuzanteco, del maya, hablado en 0.24% de cinco pueblos
- Ayapaneco, del mixe-zoque, en 0.15% de ocho localidades
Fuente: Inali