Colaboraciones

Análisis | Por: Pedro Luis Noble Monterrubio | El entorno sociopolítico Afgano

Durante los últimos días hemos conocido ampliamente la compleja coyuntura que impera sobre Afganistán ante la caída de su gobierno republicano. Este país de origen persa que no árabe, ubicado en el Oriente Medio encuentra frontera con Irán, Uzbekistán, Pakistán, Turkmenistán, Tayikistán y China.

Hasta este 2021 su población asciende a poco más de 40 millones de habitantes y se mantiene como un punto geográfico que a lo largo de la historia ha reunido imperios y civilizaciones diversas, al igual que constituirse en un espacio territorial para el mercadeo de bienes y servicios de aquella región asiática.

Desde el pasado 15 de agosto, el Emirato Islámico liderado por talibanes ocupa el gobierno de facto una vez que derrocaron a la administración de la denominada República Islámica de Afganistán, una vez que sobrevino el retiro de las tropas militares estadounidenses, quienes a lo largo de prácticamente 20 años hicieron base en la capital Kabul para desplegar una invasión tendiente a controlar los embates terroristas del Talibán y que encontraron un alcance mayúsculo en el ataque perpetrado a las órdenes de Osama Bin Laden, el 11 de septiembre de 2001 al World TradeCenter de Nueva York y al Pentágono en Washington, DC; la primera ciudad el centro financiero más importante de los Estados Unidos y la segunda la capital y sede de los Poderes de la Unión, que cobraron la vida de casi 3,000 personas al margen de dejar un estimado de 25,000 heridos.

Ha podido documentarse en el tiempo contemporáneo que fue precisamente Afganistán en 1988, el sitio fundacional de Al-Qaeda, el grupo terrorista que ha construido múltiples redes de impacto a lo largo de todo el orbe durante ya muchos años.

Queda también para la consulta, la transformación que Al- Qaeda tuvo en Irak y Siria para constituirse como el grupo ISIS, mismo que ha controlado reiteradamente a través de colectivos yihadistas a la milicia, la política, la economía, la administración de gobierno; entre otros rubros de la vida pública de aquellas naciones.

Por Talibán debe entenderse a una fracción política ultraconservadora del Islam surgida en el sur de Afganistán, que mantiene protocolos de profecía, culto y adoración en torno a esta religión monoteísta predicada por Mahoma e inserta en el Corán, misma que somete y violenta diversos derechos humanos reconocidos ante la ONU, sobre todo a las mujeres.

El 29 de febrero de 2020, el gobierno estadounidense para entonces encabezado por el presidente Donald Trump, suscribió en Doha, Qatar un acuerdo con los talibanes para establecer una calendarización en la retirada de las fuerzas militares norteamericanas y también el compromiso desde la Casa Blanca de levantar todo tipo de imputaciones a delitos internacionales presuntamente cometidos por líderes talibanes.

Del lado afgano, se garantizó que ninguno de los miembros integrantes del Talibán y cualquier órgano terrorista como los ya citados Al-Qaeda o ISIS, emprendieran amenazas sobre los Estados Unidos y sus aliados.

Fue así como el pasado 8 de julio, el actual presidente estadounidense Joe Biden ordenó la evacuación a partir del lunes 16 de agosto de un estimado de 30,000 soldados, más otros tantos diplomáticos que se mantuvieron en la primera línea de acción sobre suelo afgano. Hoy por hoy, el Talibán ha irrumpido de nueva cuenta sobre Afganistán apoderándose del entorno sociopolítico que hace previsible que vendrán dias complejos y de profunda tensión para el mundo desde aquel Oriente Medio.

La expectación global es mayúscula por los delicadísimos riesgos bélicos de esta crisis. Que prevalezcan la paz y el respeto a los derechos humanos.

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