La pérdida de insectos afecta cadenas alimenticias enteras y precede a la extinción de otras especies, alerta estudio.
La
extinción de insectos, así como su declive poblacional,
se acelera en varias partes del planeta, advirtió un grupo de 30 científicos internacionales.
Por lo menos un millón de especies están en peligro de desaparecer en las próximas décadas, según un reporte de la ONU lanzado el año pasado.
De esta cifra, la mitad son insectos, es decir, cerca de 500 mil especies, apunta un estudio publicado en la revista científica «Biological Conservation».
Además, a partir de la era industrial del 5 al 10 por ciento de insectos se han extinto, o sea, entre 250 mil y 500 mil especies.
La pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats es la mayor amenaza para la vida silvestre, incluidos los insectos.
La mitad de especies endémicas de plantas y vertebrados del planeta están confinadas en 36 puntos alrededor del mundo, que representan sólo el 2.5 por ciento de la superficie de la Tierra.
En los siguientes 30 años, la presión de la agricultura reducirá la vegetación intacta más del 50 por ciento en un tercio de estos puntos.
El uso de pesticidas puede intoxicar a los insectos, alterar su hábitat y contaminar su alimento.
Los fertilizantes impactan la composición y calidad de las plantas, así como del suelo donde viven.
La contaminación industrial puede ser letal para variedades de insectos de importancia económica, como los polinizadores o los que son enemigos naturales de las plangas.
La contaminación lumínica y sonora incrementa los riesgos para estos pequeños organismos, pues interrumpe sus ciclos naturales de día y noche.
La competencia entre especies invasoras y nativas por alimento puede llevar a los insectos originarios a la extinción.
En general, un alto porcentaje de especies invasoras son depredadoras, por lo que son una amenaza adicional para los organismos nativos.
El predominio de una especie introducida por los humanos conlleva a una reducción en la calidad y cantidad de alimento.
Los insectos que habitan ecosistemas terrestres, de agua dulce o subterráneos son especialmente vulnerables al cambio climático.
Las alteraciones del clima provocan que algunas mariposas salgan de su fase de crisálida antes de su periodo usual, incluso previo a que las plantas que consumen florezcan.
Los insectos acuáticos son los más afectados porque dependen de la calidad del agua dulce para sobrevivir y su capacidad de dispersión es limitada.
Su uso en la cocina tradicional de algunos países amenaza poblaciones de insectos silvestres porque la recolección es poco selectiva e insostenible.
La demanda por insectos para usarlos en medicina alternativa también representa un riesgo. El valor comercial de los productos elaborados con estos organismos se calcula en cerca de 100 millones de dólares al año.
Por lo menos cuatro mil especies de piojos se hospedan en aves, por ejemplo, y los miembros del orden Strepsiptera son parásitos de otros insectos. Si uno desaparece, el otro también.
La extinción de los insectos merece igual atención que la de los mamíferos o aves, según los especialistas, consideran los científicos, ya que al desaparecer no sólo se pierde una especie, sino que el mundo se queda sin biomasa y sin servicios ecosistémicos.
En Alemania, por ejemplo, se perdió el 75 por ciento de biomasa de insectos voladores en 30 años. Un declive de este tipo siempre precede a la extinción de especies.
La desaparición de insectos también puede ocasionar una reducción de diversidad en los ecosistemas y en los servicios que ofrecen, como polinización, erradicación de plagas y descomposición de materia orgánica.
Algunas recomendaciones de especialistas:
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1.
Evita cortar tu jardín con frecuencia: deja que la naturaleza crezca para que alimente a los insectos.
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2.
No uses pesticidas: por lo menos en tu propio patio, emplea productos orgánicos.
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3.
Planta especies nativas: muchos insectos sólo necesitan esto para sobrevivir.
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4.
No tires los árboles viejos ni las hojas muertas: son el hogar de varias especies.
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5.
Construye un hotel de insectos: haz pequeños agujeros que puedan convertirse en sus nidos.
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6.
No importes ni liberes especies invasoras: estos organismos no foráneos pueden dañar a los nativos.
Edición: Tonatiúh Rubín.
Fuentes: Biological Conservation y Universidad de Helsinki.
Con información de: https://www.reforma.com/