Acervo | Por: Pedro Luis Noble Monterrubio | La LXV Legislatura Federal
El próximo 1º de septiembre habrá de instalarse formalmente la LXV Legislatura que conformará al Congreso de la Unión hasta el 31 de agosto de 2024. Así, las y los integrantes del Senado de la República quienes comenzaron su ejercicio constitucional desde el 1º de septiembre de 2018 continuarán el tránsito parlamentario en una nueva legislatura junto a la reciente integración de la Cámara de Diputados que fue electa por la vía de la mayoría relativa en 300 distritos electorales federales, así como 200 más bajo el principio de representación proporcional en cada una de las cinco circunscripciones electorales plurinominales en las que se dividen nuestro país.
Después de la pasada elección del 6 de junio se ha confirmado prácticamente la totalidad de la distribución legislativa en el Palacio Legislativo de San Lázaro y durante los próximos meses hasta llegado el primer día de septiembre se viven períodos, lo mismo de transición en todos aquellos espacios de representación que serán relevados por nuevos diputados federales, así como de ratificación de otros tantos perfiles que hacen uso del mecanismo de reelección legislativa obtuvieron la confianza ciudadana para mantenerse como representantes populares hasta el ya citado segundo semestre de 2024.
En ese mismo sentido los diversos partidos políticos que habrán de tener representaciones en el próximo Congreso federal, han comenzado sus análisis primeramente de evaluación sobre los resultados obtenidos en las urnas hace ya prácticamente tres semanas atrás, sobre la utilidad de las alianzas electorales que, conformaron de cara a obtener la confianza ciudadana, respecto a la agenda futura que enarbolaran sus representantes en el siguiente parlamento y también en el delineamiento que habrán de tener como grupos parlamentarios, haciendo especial énfasis en las coordinaciones de cada bancada.
Una vez rindiendo la protesta de ley como nuevos diputados federales, vendrá también el siempre intenso proceso de negociación, cabildeo y asignación de comisiones legislativas, así como por supuesto la votación de quienes formen parte anualmente la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, coyuntura última que se presentará por cuarto año en el Senado de la República.
Frente a esta nueva cara que tendrá el órgano legislativo instaurado en San Lázaro, es que no deben dejar de analizarse detenidamente los porcentajes de representación partidista que tendrán los institutos políticos en el marco de las disposiciones de ley que regulan la sobre representación legislativa traducida en opacas mayorías absolutas en el Congreso.
Por lo anteriormente expuesto, MORENA con sus 197 legisladores, 121 de mayoría relativa más 76 de representación proporcional refrendará ser la primera fuerza política en la Cámara de Diputados, seguido de los grupos parlamentarios del PAN con 114 diputados, 73 de mayoría relativa y 41 plurinominales ; del PRI con 70 representantes populares, 30 de mayoría relativa y 40 plurinominales; el PVEM con 43 diputados, 31 de elección directa y 12 más de representación proporcional; el PT con 39, siendo 32 de voto popular y 7 plurinominales; MC teniendo 23 curules, 7 de mayoría relativa y 16 de representación proporcional y finalmente el PRD con 13 diputados, siendo 5 de elección directa y 8 plurinominales.
Bajo esta nueva reconfiguración en el Congreso de la Unión es que será necesario que surjan los acuerdos camerales que posibiliten buenas decisiones para México desde el legislativo. Urge el entendimiento entre las fuerzas de expresión de la política mexicana, el respeto a la división de poderes y la observancia irrestricta a los contrapesos que la democracia le mandató desde hace unos días al poder legislativo federal rumbo a los años subsecuentes. Que así sea, por el bien de esta patria nuestra.