Acervo | Pedro Luis Noble Monterrubio | El deporte como política de Estado.
El domingo pasado concluyeron los XVIII Juegos Panamericanos con sede en Lima, Perú. Un total de 41 países tuvieron representación a través de atletas en 39 deportes. La delegación mexicana estuvo conformada por 543 mujeres y hombres que compitieron a lo largo de 17 días.
Esta justa deportiva ha sido para nuestro país la ocasión máxima de triunfos alcanzados en el medallero fuera de nuestro país. Con un total de 136 preseas, 37 de oro, 36 de plata y 63 de bronce, nuestros representantes nacionales se colocaron en el tercer lugar general de la competencia, solo detrás de Estados Unidos y Brasil, y superando a Canadá y a Cuba.
Así se ha dejado constancia del alto nivel de competencia por parte de nuestro representativo y sin duda alguna se fortalece la esperanza de medallas para los próximos Juegos Olímpicos en 2020, a celebrarse en Tokio, Japón. Deseamos que la delegación olímpica replique en la máxima justa deportiva del orbe, el tesón y la disciplina que hoy posibilitaron una actuación sin duda histórica para nuestro país. Durante la historia del deporte mexicano, hemos encontrado a muchos ejemplos de atletas prestigiados que han dado lustre y han sido motivo de orgullo de la sociedad mexicana.
Es justo recordar a grandes deportistas en clavados, marcha, taekwondo, ciclismo, gimnasia, halterofilia, atletismo, futbol, tiro con arco, entre otros. Sin embargo, es de precisarse que el apoyo del Estado mexicano al deporte federado ha sido objeto de diversos altibajos en materia fundamentalmente presupuestal. Varios gobiernos y administraciones federales han asumido sus propias políticas públicas del manejo de las disciplinas deportivas, cuestión que por supuesto es absolutamente natural en el ejercicio de la administración pública, pero lo verdaderamente útil debe ser la concepción de lo que significa el deporte para un país en desarrollo como México.
Es entonces, cuando quienes ejercen las decisiones en materia deportiva desde el servicio público, deben asumir al deporte como un integrador social y en consecuencia, fortalecer la amplia red de infraestructura pública en materia deportiva con que contamos en el territorio nacional. Promover también que la niñez y la juventud tengan acceso a la recreación y a la práctica deportiva, buscando recuperar la vinculación social que se tuvo por muchos años con las miles de asociaciones civiles deportivas mexicanas, muchas de ellas de jerarquía internacional.
Las disciplinas deportivas tienen como objetivo formar cuerpos sanos, disciplinados, adiestrados en hábitos de higiene y con conductas enmarcadas en la moralidad y la ética ciudadana, por tanto, el deporte debe verse como una política de estado y bajo esa definición, construir ejes transversales de políticas públicas que se entrelacen, sobre todo en materia de salud, educación, desarrollo social y seguridad.
En Hidalgo afortunadamente se cuenta con el respaldo institucional del gobernador Omar Fayad, quien acreditó su apoyo para que nuestros recientes representantes en Panamericanos, como Daniela Campuzano, ganadora del oro en ciclismo de montaña; Luz María Olvera, quien conquistó la plata en judo, y Nabor Castillo, cuarto lugar también en esta disciplina; Israel Gutiérrez en baloncesto, Alejandra Romero en lucha y Martha Fernanda del Valle en equitación. Todas y todos dignos representantes de los hidalguenses y de quienes nos sentimos altamente orgullosos. El deporte es nuestro acervo.