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A un año de su muerte, idolatría por Maradona desborda límites

Buenos Aires, 23 de noviembre del 2021.- A un año de su muerte, el mito de Maradona está más vivo que nunca. Los homenajes no cesan, la idolatría desborda los límites de lo razonable, su imagen se comercializa en series televisivas y libros. Y la polémica sobre su encarnación machista y contradictoria también se aviva en estos días.

Las calles de Buenos Aires son un parámetro de esa ausencia y la leyenda. Los muros callejeros se multiplican con murales que reflejan los mil y un rostros de Diego, el de la gente, con la sonrisa pícara, la melena un poco alborotada, los pendientes de brillantes, la barba crecida y los ojos de niño con sueños de campeón. El Diego rebelde y el Diego estrella pop.

Mientras unos se vuelcan a mitificarlo aún más, también sale a relucir su costado oscuro, la violencia machista, denuncias que se pierden en medio de tantos homenajes.

La devoción que provoca en el mundo el recuerdo de Maradona es inconmensurable, pero es todavía más en su país. Argentina, una nación donde alternan sinónimos superlativos para referirse al hombre que encarnó tantos significados en vida, pero sobre todo que hizo del futbol un manifiesto, una veces estético, otras deportivo y muchas ético y político.

Así se refieren al Diego como un genio, ídolo, mago, incluso Dios. El Diez que irrumpió en la década de 1970 en el futbol argentino y cosechó una legión de fieles que lo arropó en vida, que lo mantiene en un pedestal santificado a un año de su muerte.

Una adoración insuficiente para acallar las voces que a lo largo de su vida y con mayor fuerza tras su fallecimiento, el 25 de noviembre de 2020 en su natal Argentina, se niegan a separar al jugador genial que enamoró con sus gambetas y su personalidad ganadora del adicto denunciado por violencia machista.

Su fallecimiento, a los 60 años de edad, sucedió por una crisis respiratoria cuando se reponía de una cirugía de cabeza por un hematoma, provocó una avalancha de mensajes y sus compañeros de profesión fueron protagonistas.

Ni Pelé, que compartió con Maradona el galardón de Mejor jugador del Siglo XX otorgado por la FIFA, faltó al homenaje a su archirrival futbolístico. En Argentina se generó una corriente en redes sociales para instaurar el Día del Futbol cada 30 de octubre en su honor, la fecha del nacimiento del Diego.

Murales por doquier

Cantantes, actores y políticos, incluidos los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y Venezuela, Nicolás Maduro, defendido a ultranza por el fallecido futbolista, recordaron con alegría al múltiple campeón. A lo largo de este año también se avivó la polémica por la presunta negligencia médica que sería en parte la razón de su muerte y cuyo proceso penal sigue su curso.

En el barrio de la Boca, en las inmediaciones de la mítica Bombonera donde Maradona jugó por última vez en el superclásico ante River Plate el 25 de octubre de 1997, la imagen del ídolo con la casaca azul y oro advierte que allí “Diego vive”.

Su melena juvenil y su sonrisa irreverente está plasmada en sellos callejeros en blanco y negro con la leyenda “10 Eterno” por doquier en ese barrio populoso de casas bajas y calles empedradas.

Sin autores ni firmas a la vista, los murales son testimonios del afecto de la gente a un ídolo que siempre recordó con orgullo su infancia repleta de carencias en la empobrecida Villa Fiorito, su barrio natal en la periferia sur de Buenos Aires.

“Estos los fuimos pintando nosotros, es la cuadra que más murales tiene”, se ufana un vecino de La Boca frente a una pintura gigante de Diego corriendo detrás de la pelota.

En La Boca el mayor mural está en una fábrica. Sobre una pared de 20 metros de altura está la imagen de un Diego con halo de oro y un cetro coronado de balón, la barba encanecida, aretes de brillantes y gesto de satisfacción.

Pertenece al artista Alfredo Segatori quien comenzó a pintarlo el mismo día en que Maradona falleció y lo inauguró 12 días después bajo el nombre de San Diego, patrono del barrio de La Boca.

Ningún mural de Diego es vandalizado, todo el mundo respeta estas imágenes que, se dice, son custodiadas por la hinchada xeneize.

Pero el más original de todos es el que corona el interior del club Sportivo Pereyra en el barrio de Barracas y que emula al pintado por Miguel Angel en la Capilla Sixtina vaticana, La creación de Adán.

Allí un Maradona divino rodeado de figuras del futbol le extiende su índice a un sonriente Lionel Messi, ambos con la casaca argentina.

Los homenajes suben de emoción mientras conviven con la nota más oscura, la acusación de la cubana Mavys Álvarez Rego, quien asegura ser víctima de violencia sexual y física perpetrada por Maradona cuando tenía 16 años. También, señala, la inició en el consumo de drogas.

Entre 2000 y 2004, Maradona vivió en La Habana, por un tratamiento antidrogas y mantuvo una relación íntima con Álvarez, cuando ésta era menor de edad. Ahora, la justicia argentina recibió la declaración de la cubana en una causa por trata de personas contra allegados del legendario futbolista.

Álvarez Rego dijo ayer que le duele la idolatría que provoca su violador.

“Es duro estar en su país (de Maradona), ver que está en todos lados, que es un ídolo, y que a la misma vez se siente feo lo que recuerdo de él como persona”, declaró Mavys en una rueda de prensa en un hotel de Buenos Aires, a tres días de cumplirse el primer aniversario de la muerte del 10.

“Dejé de ser una niña, me tocó quemar etapas de vida. Pasas de ser una niña a una mujer de golpe. Toda esa inocencia que yo tenía me la robaron. Tenía 16 años y ya estaba tomando, drogándome”, afirmó.

Con información de: https://www.jornada.com.mx  y  AFP

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