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A tres años de las protestas en Chile, sigue vigente el malestar social, admite Boric

Santiago, 18 de octubre del 2022.- Chile arriba al tercer aniversario del estallido social del 18 de octubre de 2019 con idénticas carencias a las que dieron origen a la más grave crisis social y política del país desde el retorno de la democracia hace 30 años, todas pendientes de resolver e incluso agravadas por las secuelas económicas de la pandemia del covid-19.

Peor aún, a lo anterior se suman el auge de la delincuencia, severo déficit en seguridad pública en las grandes ciudades y en la “macrozona sur”, donde se escenifica el conflicto entre los mapuches y el Estado chileno, con inacabables hechos de violencia, mientras en la “macrozona norte”, limítrofe con Perú y Bolivia, se sucede una incontrolable crisis migratoria por el ingreso indocumentado de decenas y cientos de personas cada día, principalmente provenientes de Venezuela.

Todo ese panorama, más el asedio incesante de la oposición derechista, la inexperiencia y errores no forzados del nuevo gobierno, han desgastado aceleradamente la presidencia de Gabriel Boric, cuya aprobación cayó de 56 a 30 por ciento desde que asumió en marzo pasado.

“Ante la arremetida de sectores conservadores que pretenden hacernos creer de que nada pasó, quiero decirles que las demandas y ese malestar de fondo que expresó el pueblo de Chile a propósito del estallido es algo que sigue vigente y de lo cual seguimos teniendo que hacernos cargo”, dijo ayer el presidente en la ciudad de Quillota, 120 kilómetros al noroeste de Santiago, donde inauguraba un hospital.

“Esas urgencias en pensiones, en salud… tenemos que ser capaces de tomarlas y hacer mejores políticas públicas, no basta con discursos grandilocuentes, necesitamos ejemplos como éste, como el nuevo hospital de Quillota. Creo que esa es la línea en la que debemos trabajar”, recalcó.

Demandas latentes

Claudio Fuentes, doctor en ciencia política, dice que en la sociedad chilena siguen latentes las demandas sociales, “en particular en algunos temas críticos como la reforma a los sistemas de pensiones de salud, mejorar las condiciones de vida y reducir el abuso de los grupos empresariales”.

Respecto de si es probable otro estallido social, Fuentes responde: “lo veo difícil porque los estudios muestran cierto cansancio hacia la protesta, estamos en otro momento, con mayor crisis económica, desempleo, pobreza y eso genera una prioridad social más centrada en la búsqueda de trabajo, de resolver el día a día”.

Y además porque “las opciones que se han dado, como la constituyente y otras, frustraron las expectativas ciudadanas, no hubo una solución política al problema y causó cansancio por la intensidad de los ciclos electorales y sociales, por tanto creo difícil que exista un nuevo estallido”.

Protestas habrá, precisa, pero estima que no será el mismo ciclo que en 2019 tuvo por varios meses a la gente protestando, sino de una menor intensidad.

Una encuesta conocida ayer, de la consultora Criteria y el Laboratorio Constitucional de la Universidad Diego Portales, señala que 79 por ciento de los encuestados favorece la idea de cambiar la Constitución y sólo 21 por ciento se inclina por no cambiarla. Además, que 41 por ciento se inclina por una Convención mixta, mitad electa por la ciudadanía y mitad de expertos propuestos por el Congreso; 34 por ciento prefiere una Convención enteramente electa por la ciudadanía y 25 por ciento se inclina por una entidad que sólo involucre expertos seleccionados por el Congreso.

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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