Pachuca, Hgo; 22 de octubre del 2020.
Erika Rodríguez, presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI en Hidalgo, precisó que en los últimos años se aprecia no sólo una diferencia en la forma de gobernar en el México actual, sino en el estilo de comunicar, de la alternancia y de la incorporación de las mujeres en la vida política.
“El domingo anterior se vivió un proceso electoral, inédito, sin precedentes, innovándonos de diferentes maneras, siguiendo los lineamientos establecidos por las autoridades de salud. En Hidalgo las mujeres representaron más del cincuenta por ciento en los registros de postulaciones para candidaturas en la renovación de los 84 ayuntamientos, conforme a los datos del Instituto Estatal Electoral del Estado de Hidalgo, fueron postuladas en total 6 mil 442 mujeres y 5 mil 717 hombres, garantizando la paridad de género y la participación de jóvenes menores de 30 años e indígenas”.
Expresó que el pasado 17 de octubre, se conmemoraron 67 años de la incorporación en la Constitución del derecho a las mujeres de votar, “es un día para recordar que desde entonces, también decidimos el destino de nuestro país, estados y municipios, sabemos que aún hay muchas tareas pendientes para trabajar en acciones afirmativas de igualdad sustantiva para el ejercicio libre y democrático de nuestros derechos, que no pueden seguir siendo cuestionados ni coaccionados”.
Erika Rodríguez sostuvo que en esta fecha es necesario recordar que el voto femenino es importante, hacerlo visible y mencionarlo, pero sobre todo que la lucha no ha parado, porque se trata de un principio Constitucional para que no solo voten las mujeres, sino también ser votadas y ocupar puestos de elección popular.
En nuestro País la igualdad de derechos civiles para la mujer se remonta a finales del Siglo XIX; a través de la publicación de la revista “La Siempreviva” en Yucatán en la cual ya se discutía abiertamente el derecho de las mujeres a ejercer el sufragio y a ser electas para ocupar puestos de elección popular dentro de las administraciones locales.
En el preludio del conflicto armado de 1910, el Club Femenil Antirreleccionista demandó abiertamente el derecho de la mujer a ejercer el voto libre, lo cual sentó el precedente inmediato de la lucha femenina por la igualdad de derechos civiles y políticos en México.
Es hasta 1947, durante el gobierno del presidente Miguel Alemán, cuando a la mujer mexicana se le reconoce a nivel nacional el derecho a votar y ser votada en los procesos municipales. El 6 de abril de 1952 más de 20 mil mujeres se congregaron en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México para demandar lo que les había prometido el entonces candidato a la presidencia, Adolfo Ruiz Cortines.
El 17 de octubre de 1953 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 34, que a la letra puntualizó: «son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir».
A partir de esta reforma, a las mujeres de nuestro país se les reconoció formalmente la posibilidad de ejercer los derechos políticos mencionados en nuestra Carta Magna. Cabe destacar que México fue el último país de Latinoamérica en consolidar este derecho.
En las elecciones federales de 1955, las mujeres acudieron por primera vez a las urnas a emitir su voto. Pasaron 24 años de que se reconociera el sufragio de la mujer, para que en 1979 México tuviera a la primera gobernadora estatal (de Colima), Griselda Álvarez.
“Hace 67 años del voto femenino es el resultado de la lucha de miles de mujeres que durante muchas generaciones se esforzaron para ser reconocidas como parte fundamental de la sociedad, con todos los derechos y condiciones; se dio uno de los primeros pasos, para la igualdad y participación política de las mujeres, tenemos claro que hay muchas cosas por hacer, para que algún día lleguemos a tener una sociedad equitativa, sin necesidad de estar siguiendo normas que hagan de la igualdad un ejercicio obligatorio”
La violencia que se ejerce contra las mujeres que deciden participar en la política, es uno de los primeros motivos por el cual a veces no quieren participar, en donde se debe castigar todo acto que tenga por objeto o resultado alterar el orden público, hacer uso de expresiones que impliquen injurias, calumnias, difamación o denigración, en contra de ellas.
“En esta elección hubo actos de violencia política contra algunas de nuestras candidatas, así como hacia candidatas de otros partidos, en donde como Instituto Político nos pronunciamos en contra de cualquier acto violento o denigrante, sabemos que entre más sea la participación de las mujeres, podremos transitar de la paridad de género a la igualdad sustantiva”.
Finalmente, la lideresa priista puntualizó que el PRI abraza las causas por el total respeto de la actividad política de las mujeres, a no ser discriminadas de una democracia participativa, apostando porque la suma de todas esas batallas haga más sencillo transitar hacia una nueva era, sin desigualdades cotidianas en la calle, hogar, trabajo y en la sociedad en general, “las cuales impiden nuestra participación y el libre ejercicio de nuestros derechos por conquistar”.