Defienden Brexit
Londres, Inglaterra, 05 de junio de 2017.- Los británicos se darán cita este jueves en las urnas para decidir su futuro en la Unión Europea (UE).
Definirán si dan luz verde o no al Brexit, y cómo será este proceso, al elegir entre dos visiones distintas para hacerlo: la conservadora, de Theresa May, y la del laborista-liberal, Jeremy Corbyn.
El tema sigue generando tensión entre los que están a favor de un Brexit duro y los que creen que es un error darle la espalda al resto de Europa.
Estas posturas han reabierto el debate entre liberales y conservadores no sólo sobre la salida de Gran Bretaña de la UE, sino también sobre los límites entre el nacionalismo y el racismo.
Para entender mejor sus argumentos, REFORMA habló con tres ciudadanos que votaron a favor del Brexit en 2016 y que mantienen su postura.
‘No quiero vivir con miedo’
Julie Townend, ama de casa con dos hijas pequeñas de 12 y 10 años, votó a favor del Brexit porque considera que hay una migración excesiva y falta de leyes que la regulen.
La comunidad en la que Julie y su familia viven, en la ciudad de Leeds, al norte de Inglaterra, es mayoritariamente blanca y comparte la idea de que la migración, especialmente de países musulmanes, ha afectado la dinámica entre vecinos y puede ser peligrosa.
“Tienen costumbres diferentes y muchas veces no se adaptan. Yo no quiero vivir con miedo. Parece increíble que tengamos terroristas en casa”, dijo.
Los recientes ataques terroristas en Londres y Manchester han reforzado el discurso antiinmigrante fuera de la capital, en donde el Partido Conservador ha ganado muchos adeptos en los últimos meses.
“Para mí lo más importante es la seguridad de mi familia. Yo creo que votar por el Partido Laborista es votar por puertas abiertas para la migración y el terrorismo”, explicó Julie.
Desde que ganó el Brexit, se ha incrementado el rechazo hacia los musulmanes y migrantes provenientes del resto de Europa, especialmente de países como Polonia o España.
Afirman, además, que su presencia en el país le cuesta mucho al Gobierno británico, mientras que lo que producen es insuficiente para la economía local.
Acusa a migrantes de robar empleos
Martin Dale, un empresario de la ciudad de Norwich, ha trabajado en la industria transportista toda su vida, al igual que lo hizo su padre.
A sus 50 años dice sentirse frustrado por la situación económica de su país. Asegura que desde hace unos años el fenómeno de los inmigrantes, especialmente de Europa del Este, se ha salido de control.
“Casi el 40 por ciento de los trabajadores en las empresas de transporte son polacos y búlgaros. Vienen a Inglaterra, conducen el mismo camión durante unos meses y luego vuelven a sus países, por lo tanto es dinero que sale del país.
“Deberíamos contratar a nuestra gente para que el dinero se quede en nuestra economía”, afirma.
Aunque Martin dice ser seguidor del partido de ultraderecha UKIP, en estas elecciones votará por el partido de la Primera Ministra Theresa May, porque cree que será mejor negociadora que el líder laborista Jeremy Corbyn.
“Tenemos que demostrarle a Europa que no tienen control sobre nosotros”, dice.
Irónicamente, Dale lleva 25 años casado con una mujer de origen francés.
‘Es el momento de ver por nosotros’
John Campbell es un joven de 28 años de clase media-alta, vive en Londres desde hace más de una década y trabaja en una agencia de publicidad.
Él y sus amigos son conservadores y probrexit en una ciudad que se caracteriza por ser liberal y progresista.
“Para mí todo el debate de los liberales es absurdo, el Brexit es un hecho, esa decisión ya se tomó y ahora se tiene que respetar”, asegura.
La familia de John ha vivido en el sur de Inglaterra por muchas generaciones y ha sido conservadora de toda la vida.
Para él la permanencia en la UE ha retrasado el avance de su país y los ideales que representa.
“Es momento de ver por nosotros mismos. A mí me gustaría que siguiéramos un modelo económico como el de Noruega o Suiza. Si vienen extranjeros, que sea gente preparada que pueda aportar algo positivo y que no sólo utilice nuestros recursos”, sostiene Campbell.
Los eurófobos británicos también consideran que la UE es una institución muy corrupta y que el dinero que otorga su país al bloque podría invertirse directamente en salud, vivienda o educación.
Fernanda Gómez | Reforma