México, 30 de noviembre de 2016.- Un estudio en 80 pacientes mexicanos realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición reveló que los nuevos agentes antivirales contra la hepatitis C, que se consideraba incurable, erradican el virus, aseguró David Kershenobich, director de esta institución.
“Uno de los avances más importantes en la medicina del siglo 21 ha sido tener los agentes antivirales directos que ofrecen la posibilidad de erradicar completamente el virus.
“Nosotros acabamos de publicar hace poco una serie de 80 casos con resultados de alrededor del 96 por ciento de éxito de eliminación del virus, así que es una posibilidad real. La hepatitis C en la actualidad es una enfermedad curable”, afirmó.
Kershenobich indicó que el propósito de este estudio era constatar que en México se tenían resultados similares a los realizados a nivel internacional.
“Actualmente tenemos cerca de 200 pacientes en esas condiciones”, precisó en conferencia de prensa.
El tratamiento para erradicar el virus es oral y tarda de 12 a 24 semanas, pero una de las principales limitantes para acceder a él es su costo total, de alrededor de 850 mil pesos.
Por ello, esperan que pronto el Gobierno apruebe el financiamiento de estos nuevos fármacos, que ya fueron avalados por Cofepris y por el Consejo de Salubridad General.
Kershenobich anunció también que, en enero, el Instituto echará a andar una clínica especializada para atender a pacientes con hepatitis C.
Consideró que México podrá alcanzar la meta impuesta por OMS, la cual propone la eliminación de hepatitis C antes de 2035.
Sin embargo, advirtió que uno de los principales problemas en el País es que no se ha diagnosticado ni el 10 por ciento de los enfermos con hepatitis C y la mitad de los pacientes diagnosticados ya tiene cirrosis hepática.
Se trata de un virus que puede tardar de 20 a 40 años en causar síntomas y cuando se presentan es porque la enfermedad ya está avanzada.
Se estima que hasta 1.5 millones de mexicanos podrían tener el padecimiento.
Entre los factores de riesgo figuran haber recibido una transfusión antes de 1992, cuando la sangre no era revisada para hepatitis C, el uso de drogas intravenosas y someterse a tatuajes en condiciones antihigiénicas.
Natalia Vitela | Reforma
