Boa constrictor
16 de octubre de 2016.- La boa constrictor luce una de las marcas más características de todos los reptiles. Según el hábitat en el que quiera camuflarse, su cuerpo puede ser pardo, verde, rojo o amarillo, y luce patrones crípticos formados por líneas irregulares, óvalos, diamantes y círculos.
Las boas son animales constrictores no venenosos que viven en zonas tropicales de América del Sur y Central. Al igual que sus primas, las anacondas, son excelentes nadadoras, pero prefieren permanecer en tierra seca, donde suelen refugiarse en troncos huecos y madrigueras de mamíferos abandonadas.
Bastante más pequeñas que las anacondas, las boas miden hasta cuatro metros y pesan más de 45 kilogramos. Sus mandíbulas tienen una hilera de dientecillos ganchudos para atrapar y sujetar a su presa mientras la rodean con su musculoso cuerpo y aprietan hasta sofocarla. Las boas se alimentan de prácticamente cualquier animal que consigan atrapar, como aves, monos y jabalíes. Sus mandíbulas se pueden estirar ampliamente para tragar presas grandes de una sola pieza.
Las hembras incuban los huevos dentro de su cuerpo y paren un máximo de 60 crías. Al nacer, miden algo más de medio metro y no dejan de crecer durante todo su ciclo vital, que dura entre 25 y 30 años. La boa constrictor más grande jamás encontrada medía 5,5 metros.
Cazadas por su excelente y bella piel, y para la venta en el comercio de mascotas exóticas, algunas especies de boa constrictor están en peligro, y la mayoría están protegidas por ley en sus territorios.
Con información de: NATIONAL GEOGRAPHIC