Clinton saca colmillo; Trump titubea
Nueva York, 27 de septiembre de 2016.- Donald Trump culpó de los problemas crónicos de Estados Unidos a Hillary Clinton, aunque se mostró constantemente a la defensiva en el primer debate presidencial para la elección del 8 de noviembre en Estados Unidos. Clinton, por su parte, acusó a Trump de racista, de esconder posibles conflictos de interés y de “estafar” a quienes lo ayudaron a construir su imperio de negocios.
Luego de rodearse mutuamente por meses, Clinton y Trump finalmente tomaron juntos el escenario por primera vez y trataron de desacreditar al otro en una serie de intercambios combativos.
Trump, el candidato nominado por el Partido Republicano, se pasó casi toda la noche tratando de explicarse a sí mismo —en cuanto a su temperamento, su tratamiento hacia las mujeres y las minorías, las prácticas de negocios y su preparación para ser comandante en jefe— y de seguir perpetuando falsedades sobre el lugar de nacimiento del presidente Barack Obama para deslegitimar su presidencia.
“Trump tiene un gran historial de comportamientos racistas y esa mentira sobre su nacimiento fue muy dolorosa”, dijo Clinton, la candidata demócrata. “Barack Obama es un hombre con mucha dignidad y puedo decir qué tanto le molestó y le enojó que eso estaba siendo promocionado y usado en su contra”.
Trump, quien a principios de este mes reconoció que Hawaii era el lugar de nacimiento de Obama, respondió al invocar la rivalidad con Clinton en el 2008: “Cuando tratas de actuar como el más santo, realmente no funciona”.
En un intercambio previo, cuando Clinton dijo que era desafortunado que Trump pintara un cuadro grave de los medios de vida y las circunstancias económicas de muchos afroamericanos, el republicano se quejó en aparente disgusto.
El debate de 95 minutos en la Universidad de Hofstra en Long Island, Nueva York, enfrentó a los dos candidatos más impopulares de la historia electoral estadounidense, así como los más polarizados uno del otro. Las cadenas de televisión se prepararon para que unos 100 millones de personas vieran el encuentro entre los candidatos, lo que pondría al primer debate presidencial en las mismas ligas que el Super Bowl.
El choque se produjo en un momento crítico de la campaña. Con seis semanas para el día de las elecciones y con los votantes que, en algunos estados, ya empezaron a emitir su voto, las encuestas muestran que la ventaja de Clinton del verano se ha desvanecido. Trump está efectivamente empatado en muchos de los estados decisivos en donde Clinton había disfrutado de cómodas ventajas.
Clinton se explayó con detalles sobre la política y frases practicadas —“goteo inventado” para describir su plan de impuestos, por ejemplo— y trató de sembrar dudas sobre la seriedad de las propuestas de Trump. Aprovechó sus comentarios sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, para sugerir que Trump no entiende las amenazas globales a las que se enfrenta el país. En donde Clinton se midió en sus ataques, Trump fue un agresor enérgico y a veces indisciplinado. Interrumpió periódicamente a Clinton, así como al moderador de NBC Nightly News, Lester Holt, y alzó la voz. Ofreció respuestas incoherentes, acaloradas y defensivas.
A pesar de la evidencia de lo contrario, Trump vehementemente negó que haya apoyado la guerra en Irak desde el principio, como lo hizo Clinton, mientras ella lo miraba incrédulamente. Trump trató de culpar a Clinton por el crecimiento del Estado Islámico en Irak y Siria, argumentando que ella era “secretaria de Estado cuando [ISIS] era un pequeño infante”.
Clinton se burló de la discusión sobre seguridad nacional de Trump, sugiriendo que estaba poco informado y era inestable. “Whoo!”, dijo Clinton con una risa cuando Trump terminó una frase sobre la OTAN y el Estado Islámico.
Antes, Trump se mostró visiblemente frustrado por la crítica de Clinton y declaró: “Un típico político. Muchas palabras. Nada de acción. Suena bien. No funciona. Nunca va a pasar. Nuestro país está sufriendo porque personas como la secretaria Clinton han tomado malas decisiones en cuanto a nuestros empleos y en relación a lo que está pasando”. Trump, cuya agresión pugilística lo volvió una fuerza dominante durante las primarias republicanas, arrancó el primer debate de la elección general con un tono inusualmente respetuoso. Abandonó su apodo de la campaña de la “ladrona Hillary” para dirigirse a su oponente como “secretaria Clinton”.
Pero el comportamiento de Trump rápidamente se volvió agresivo, incluso amargo. Trató de retratar a Clinton como una reliquia de Washington y una protectora del statu quo. En uno de sus pocos momentos dominantes, retó a Clinton en su política comercial, diciendo que el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá y otros acuerdos comerciales han contribuido al vaciamiento de la clase media estadounidense.
“Tu esposo firmó el TLCAN, que fue una de las peores cosas que le ha pasado a la industria manufacturera”, le dijo Trump a Clinton. “Cuando vas a Nueva Inglaterra, cuando vas a Ohio, cuando vas a Pennsylvania… vaya a donde quiera, secretaria Clinton, podrá ver la devastación”.
Trump agregó: “Lo has estado haciendo por 30 años. ¿Por qué estás pensando en estas soluciones hasta ahora?”. Poco antes de concluir el debate, Trump repitió su argumento de que Clinton carece de lo que él ve como “un perfil presidencial”.
“No tiene el aspecto… No tiene la resistencia”, dijo Trump. Clinton lo miró con una sonrisa, entre risas. “En cuanto él viaje a 112 países”, dijo Clinton, “entonces me puede hablar sobre resistencia”. Aquella frase recibió un fuerte aplauso de la sala de la Universidad Hofstra.
Éste fue el primero de tres debates entre Clinton y Trump auspiciado por la Comisión de Debates Presidenciales; los próximos se llevarán a cabo el 9 de octubre en St. Louis, Missouri, y el 19 de octubre en Las Vegas, Nevada. Los candidatos a la vicepresidencia, el demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence, se enfrentarán en una ocasión el 4 de octubre próximo en Farmville, Virginia.
Los candidatos de otros partidos no calificaron para participar en el debate por no haber alcanzado el mínimo en el umbral de las encuestas (10 por ciento).
Con información de: http://eleconomista.com.mx/