Constante lagrimeo y molestia a la luz, síntomas del glaucoma infantil
Guadalajara, 26 Abril 2016.- El director de Global Glaucoma Institute de Occidente, José Antonio Paczka Zapata, destacó que una coloración grisácea o azulada en los ojos, constante lagrimeo y molestia intensa a la luz pueden ser los únicos síntomas de glaucoma infantil.
Refirió que cuando ocurre en las etapas más tempranas de la vida, el glaucoma puede causar un aumento en el tamaño de los ojos, que en ocasiones puede confundir a los padres y hasta los pediatras, a la manera de niños con “ojos bonitos” por sus dimensiones.
“En general, el glaucoma es una condición silenciosa que representa la primera causa de ceguera irreversible en el mundo; los mexicanos tenemos un riesgo especial para desarrollar este padecimiento”, advirtió Paczka Zapata.
Subrayó que aunque el padecimiento es incurable, es posible controlarlo, por lo que 9 de cada 10 personas con glaucoma que se atienden adecuadamente mantienen una visión normal durante toda la vida.
Ante estas características, dijo, esta afección puede pasar inadvertida fácilmente para los padres de familia, que en no pocas ocasiones pueden no darse cuenta de que sus pequeños hijos podrían ser afectados por esta enfermedad.
El también miembro de la Asociación de Glaucoma de Occidente, consideró que por ello, es necesario fomentar la conciencia sobre los riesgos que puede representar para sus hijos el glaucoma infantil.
“Estamos hablando de una enfermedad que afecta los nervios ópticos, de los ojos, en los que está presente una presión mayor a la normal, que si no es tratada a tiempo puede desencadenar una disminución lentamente progresiva de la visión, pudiendo llevar a la ceguera en los infantes”, aseguró el experto.
En el marco del próximo Día del Niño, señaló que no hay regalo más preciado que la salud para la niñez, por lo que exhortó a los padres de familia, que aprovechando este festejo, se pueda realizar un diagnóstico oportuno en manos de un especialista.
Reiteró que en la mayoría de los casos, este mal no presenta sintomatología evidente para el paciente y que su identificación puede hacer la diferencia en el niño evaluado.
Asimismo, indicó que para detectar cualquier enfermedad visual relevante, los niños deben ser revisados por el oftalmólogo entre los 3 y 5 años de edad, y a partir de entonces, cada tres años hasta la adultez (al cumplir los 40 años).
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