Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Tacubaya: La vergüenza de los vencedores. 11 de abril de 1859

Tacubaya: El crimen que manchó las armas conservadoras.

Para no olvidar jamás su felonía, el pueblo lo bautizó como el Tigre de Tacubaya. Leonardo Márquez, general conservador mexicano, quedó marcado en la historia como uno de los más despiadados defensores del antiguo orden. Su apodo, el Tigre de Tacubaya, no fue una distinción honorífica, sino un estigma impuesto por la memoria popular, como un acto de justicia simbólica ante su brutalidad. La matanza de Tacubaya, perpetrada en abril de 1859, es el hecho

Tacubaya no fue una batalla. Fue una masacre. Una página escrita con sangre inocente, que los vencedores no pudieron borrar ni con el paso del tiempo ni con el peso de su silencio.

El 11 de abril de 1859, tras una intensa batalla entre fuerzas liberales y conservadoras, no fue la victoria militar lo que marcó la jornada, sino la cobarde masacre que siguió.

Los liberales, en inferioridad numérica, viéndose derrotados, fueron obligados a retirarse. Pero incluso antes del combate, un grupo de jóvenes médicos y estudiantes, movidos por la humanidad, se ofrecieron voluntarios para atender a los heridos sin distinción de bando. Sin embargo, el ejército conservador, en un acto de crueldad sin justificación, violó toda norma de guerra y honor.

Miguel Miramón ordenó a sus generales Márquez, Mejía y Orihuela ejecutar a los prisioneros. No sólo oficiales fueron fusilados, también cayeron médicos que se negaron a abandonar a sus pacientes: Ildefonso Portugal, Gabriel Rivero, Juan Duval, Manuel Sánchez, Alberto Abad. Estudiantes como Juan Díaz Covarrubias y José M. Sánchez fueron asesinados sin juicio. Covarrubias, poeta de 19 años, fue rematado a golpes aún con vida.

También murieron civiles: dos jóvenes estudiantes de provincia, un herrero alemán, dos italianos. En total, 53 personas fueron asesinadas, sus cuerpos abandonados y arrojados a una barranca.

Solo una figura se alzó frente a la barbarie: María Couture, viuda francesa que, tras asistir a los heridos, rogó por sus vidas ante los oficiales conservadores. Fue ignorada.

La infamia de Tacubaya no fue una victoria militar. Fue un crimen. Un acto de salvajismo que ensució las armas de los conservadores y manchó para siempre su causa con la sangre de inocentes.

“No hay gloria en la victoria que se construye sobre los cuerpos de los inocentes, clamó el pueblo ante la barbarie de Leonardo Márquez.

Y ese mismo pueblo siempre recordará con honor a los Mártires de Tacubaya!

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