Charlas de taberna | Mujeres que transforman el fútbol en México | Por: Marcos H. Valerio
En un mundo donde los estereotipos de género aún pesan, las mujeres han conquistado espacios que antes les eran negados. El fútbol, un deporte tradicionalmente asociado a los hombres, se ha convertido en un terreno de lucha y empoderamiento femenino, donde las jugadoras no solo compiten en la cancha, sino que rompen prejuicios con cada gol. En México, el crecimiento de la participación femenina en este deporte es innegable, y las historias de las jugadoras de Pumas Femenil son testimonio vivo de este cambio.
Mélany Villeda, portera del equipo auriazul, recuerda con nostalgia aquellos días de infancia en los que ser futbolista era un sueño lejano. “Desde chiquita quería ser futbolista, pero era muy difícil. Muchas sólo soñábamos con eso”, comparte con una sonrisa que refleja tanto orgullo como sacrificio.
Al igual que ella, Heidi González, también arquera de Pumas, creció en un entorno donde el fútbol no era una opción válida para las niñas. “Cuando me preguntaban qué quería ser de grande, yo decía medicina. El fútbol no era una posibilidad”, confiesa. Sin embargo, ambas desafiaron las expectativas y hoy son profesionales en un deporte que alguna vez las vio como intrusas.
Fernanda López López, colaboradora de la Dirección de Políticas de Igualdad de la Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM (CIGU), subraya el significado de estos avances. “La participación de las mujeres no sólo como futbolistas profesionales, sino como aficionadas y aprendices del balompié, es un gran logro porque por mucho tiempo fuimos vistas como intrusas”, explica.
Según datos de la FIFA, en 2023 había 16.6 millones de mujeres y niñas jugando fútbol federado a nivel mundial, y en México la cifra pasó de 50 mil en 2019 a un millón y medio en 2023, un aumento que refleja el impacto de la apertura de espacios como la Liga Femenil MX, creada en 2017.
El camino no ha sido fácil. Dania Padilla, capitana y mediocampista de Pumas Femenil, reflexiona sobre su trayectoria con una mezcla de satisfacción y responsabilidad.
“El crecimiento del fútbol femenino ha sido muy importante en los últimos años. Hemos demostrado que podemos jugar”, afirma con convicción. Ella, quien comenzó jugando en un equipo de varones para hacerse un lugar, ahora ve con esperanza a las nuevas generaciones. “Me da gusto que les hayamos marcado la ruta. Las niñas de ahora tienen una perspectiva diferente; si quieren ser futbolistas, deben seguir nuestros pasos y ser mejores que nosotras”, añade.
El Estadio Olímpico Universitario, emblemático hogar de los Pumas, se ha convertido también en un bastión del fútbol femenino desde que el equipo debutó allí en 2020, durante la jornada 8 del Torneo Clausura. Desde entonces, cada partido es una oportunidad para derribar estereotipos. “Con goles y unidad, en cada partido hacemos añicos los prejuicios con nuestro ejemplo, y eso es sólo el comienzo”, advierte Fernanda López.
A pesar de los avances, los retos persisten. López destaca la necesidad de fomentar la formación de mujeres en roles técnicos y de liderazgo dentro del fútbol.
“Es crucial que quienes ya están en el deporte profesional busquen ocupar puestos de toma de decisión, como entrenadoras, preparadoras físicas, fisioterapeutas o árbitras, pues en los clubes aún predomina la presencia masculina”, señala. La desigualdad patriarcal y simbólica sigue siendo una barrera, pero cada paso hacia adelante fortalece la lucha por la equidad.
Mónica Alvarado, defensa de Pumas Femenil, mira hacia el futuro con optimismo. Aunque aún juega, ya planea su próximo capítulo: “Quiero ser entrenadora de divisiones menores. Quiero ver a más mujeres poderosas en el fútbol y en esta vida; ellas son el futuro. Yo ya estoy casi al final, pero quiero estar aquí para ellas, para que nos vean como el camino”. Su visión encapsula el espíritu de una generación que no sólo juega por ganar, sino por abrir puertas.
En un contexto global donde la paridad de género en el deporte ha dado pasos agigantados —como en las Olimpiadas de París 2024, donde las mujeres representaron casi el 50% de los atletas, frente al 2.2% en los Juegos de 1900—, el fútbol femenino en México se alza como un símbolo de transformación. Como concluye Fernanda López, “no fue fácil llegar aquí y es importante no dar pasos atrás. Que seamos cada vez más en el estadio, porque si gana una, triunfamos todas”.