Colaboraciones

Smart City. Ciudad Inteligente

Enfoque GLOCAL

M.E.R Joaquín García Galván

El concepto de Smart City exige una relación con ciudadanos, proveedores y trabajadores públicos basada en la transparencia, la rendición de cuentas, el adecuado uso y consumo de los recursos y la identificación temprana de necesidades.

La aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y asegurar un desarrollo económico, social y ambiental sostenible son elementos comunes a todas las definiciones, sin embargo no parece existir un acuerdo respecto al concepto de Smart City o de los elementos mínimos que han de estar presentes en una ciudad para que pueda ser considerada como tal.

Una definición al respecto puede ser la que desarrollo el Grupo Técnico de Normalización 178 de AENOR en España. “Ciudad Inteligente (Smart City) es la visión holística de una ciudad que aplica las TIC para la mejora de la calidad de vida y la accesibilidad de sus habitantes y asegura un desarrollo sostenible económico, social y ambiental en mejora permanente. Una ciudad inteligente permite a los ciudadanos interactuar con ella de forma multidisciplinar y se adapta en tiempo real a sus necesidades, de forma eficiente en calidad y costes, ofreciendo datos abiertos, soluciones y servicios orientados a los ciudadanos como personas, para resolver los efectos del crecimiento de las ciudades, en ámbitos públicos y privados, a través de la integración innovadora de infraestructuras con sistemas de gestión inteligente.”

La Smart City, por tanto, es aquella ciudad que marca sus prioridades a través de una estrategia inteligente, resultado de un ejercicio de reflexión, en el que sus principales agentes sociales y económicos determinan un modelo de ciudad hacia el que quieren evolucionar y definen y priorizan las iniciativas que permitirán alcanzar dicho modelo.

Dichas iniciativas tienen como pilar básico el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que permiten optimizar la gestión de las infraestructuras y los servicios urbanos, así como los servicios prestados al ciudadano, todo ello con el objetivo de un desarrollo sostenible, inteligente e integrador.

Plan de acción municipal para transitar hacia una Smart City

A) Cambios en la gestión, la organización y la cultura del Ayuntamiento. Es el primero de los apartados en que hay que actuar puesto que los cambios de este primer bloque crean las condiciones de las que se podrán derivar todos los demás cambios.

1.- Asegurar una buena coordinación interna (es decir, debe haber quien tenga la visión global y sea capaz de asegurar la coherencia en cada uno de los hechos y decisiones municipales)

2.- Implementar una transversalidad real (es decir, que los proyectos se compartan entre departamentos y se enriquezcan con la visión de todos ellos generando sinergias mucho más potentes)

3.- Priorización de los proyectos. Implica priorizar 1) la ciudadanía y sus intereses, 2) el propio Ayuntamiento y su línea estratégica y 3) los criterios técnicos. Eso no significa que los criterios técnicos no sean importantes; significa únicamente que deben ser considerados dentro de un marco previamente definido por otras instancias.

4.- Pensar y definir métodos y procedimientos para conseguir la implicación de la ciudadanía. Eso significa que hay que ir más allá de recoger sus opiniones sobre propuestas previamente enunciadas por el Ayuntamiento y trabajar para incorporar las aportaciones ciudadanas desde la fase de definición inicial de cada proyecto.

5.- Comunicación integrada con el conjunto. Ampliar el rol de la comunicación haciéndole abarcar también el ámbito de la comunicación bidireccional Ayuntamiento-ciudadanos en todos sus aspectos.

B) Revisión de los proyectos realizados y en curso. Una vez que se han realizado los cambios en la gestión y organización del Ayuntamiento es cuando pueden ponerse en práctica los nuevos criterios y la nueva cultura organizativa. Como resultado de todo ello, se trata de revisar los proyectos en curso de forma que los veamos bajo una nueva óptica integral de ciudad. Ello debería traer un rediseño de parte de los proyectos y, desde luego, una reasignación de recursos puesto que algunos de ellos ganarán en prioridad mientras otros perderán relevancia para la ciudad y podrán ser reprogramados o, incluso, abandonados.

C) Definición de los proyectos de futuro. Una vez revisados los proyectos en curso y bien rodada la nueva forma de trabajar, será el momento en que la ciudad esté en disposición de plantear nuevos proyectos que ya no serán únicamente proyectos inerciales sino que se pensarán desde el primer día como proyectos de ciudad inteligente y en colaboración con los ciudadanos.

¡Pensar Globalmente, Actuar Localmente!

 

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