Mortensen, del ‘Señor de los anillos’ estrena segunda película en Cannes
Ciudad de México, 31 de mayo del 2024.- Mucho antes de emprender aventuras en la Tierra Media o de ser un padre que educa a sus seis hijos con un método poco convencional alejado de la sociedad, Viggo Mortensen fue un niño que creció rodeado de películas de vaqueros.
“Me había criado con el western como género, viendo westerns en la tele como todos los niños de mi generación”, dijo en una entrevista reciente por videollamada desde España. “Y también se podía ir al cine de vez en cuando y ver un western”. Mortensen nació en Nueva York de padre danés y madre estadunidense. Su abuelo materno era canadiense. Por el trabajo de su padre, su familia se mudó a Buenos Aires, donde aprendió el español con acento bonaerense que todavía domina.
El actor tradujo su gusto por los westerns en la película The Dead Don’t Hurt (Hasta el fin del mundo), su segundo largometraje como director después del drama sobre un padre con demencia senil en Falling de 2020. “The Dead Don’t Hurt” se estrena este fin de semana en cines de Estados Unidos. Justo por la época en la que se estrenó Falling, Mortensen ya estaba elucubrando la que sería su siguiente película. “Empecé a escribir una historia de una niña, una mujer que se llama Vivienne, una persona muy independiente, muy suya, con mucha personalidad y con una fuerza interior notable”, dijo el actor nominado al Oscar de El señor de los anillos y Capitán Fantástico.
En el siglo XIX, en una sociedad fronteriza, dominada por unos pocos hombres sin escrúpulos, una mujer que vive sola mientras su pareja se va a la guerra es un personaje que no se ha mostrado mucho en los westerns, un género que ha sido retratado principalmente desde la perspectiva masculina. “La gente dice ‘qué mujer más extraordinaria’”, dijo Mortensen. “Seguro que había muchísimas mujeres como Vivienne, fuertes, tenían que serlo. (Pero) probablemente es la persona más fuerte psicológicamente de todos los personajes que vemos en la película, es una mujer especial en ese sentido”. Vivienne Le Coudy (Vicky Krieps) es francocanadiense y conoce al inmigrante danés Holger Olsen (Mortensen) en San Francisco. No necesita mucho preámbulo antes de animarse a migrar con él hacia el sur, más cerca de la frontera con México.
La casa de Olsen está en un paraje desértico, alejada incluso de Elk Flats, el pueblo donde Vivienne busca trabajo. Al poco tiempo la pareja se separa: Olsen se va a combatir a la Guerra Civil estadunidense y Vivienne queda vulnerable ante personas abusivas como Weston Jeffries, interpretado por el actor británico Solly McLeod. A pesar de que la película tiene escenas violentas y tiroteos, Mortensen se planta y permite momentos de contemplación, para admirar el paisaje y las tareas cotidianas de Vivienne, ignorando los ritmos acelerados de los audiovisuales contemporáneos. Una charla revela que en los años en que Olsen está alejado Vivienne ha recibido menos de una decena de cartas, pero para entonces el público está habituado a este ritmo. “Yo respeto al espectador”, dijo.
“Nosotros dimos las herramientas al espectador, creando algo atractivo, pero que había que pensar un poco, especialmente al principio y una vez que vas entendiendo quién es quién vas participando como espectador; ese es el cine que me gusta ver a mí, que yo pueda participar en el contar y al final la película viene a ser mía, de alguna manera”. La película se rodó principalmente en el estado de Durango, en México, que cuenta con una larga tradición como escenario de westerns como Grupo salvaje, Los siete magníficos y El tesoro de Sierra Madre. Fue producida, entre otras empresas, por la mexicana Talipot Studio, con un equipo de cineastas de Estados Unidos, Irlanda, Canadá, Dinamarca y México.
El equipo de producción era principalmente mexicano. “Rodar en México me encantó”, dijo Mortensen. “Teníamos un calendario apretadísimo, pero terminamos un día antes de lo previsto”. Mortensen usó a su favor el entorno para reflejar una zona de Estados Unidos en 1860, que poco antes había pertenecido a México. “Se ve esa mezcla de diversidad lingüística, racial y cultural. En ese pueblo, también hay muchas caras distintas, hay una mezcla y eso era importante para nosotros, reflejar históricamente un poco mejor de lo que se suele hacer en westerns la diversidad lingüística y cultural en el oeste norteamericano”, dijo. “El hecho de que los dos protagonistas sean personajes que no tienen el inglés como primer idioma también refleja una realidad de lo que era históricamente, incluso entonces, Estados Unidos, y lo que sigue siendo”. Cuando Solly hizo su prueba para integrarse al elenco, tenía apenas 21 años y no había hecho mucho cine.
El actor nació en Escocia y creció en Inglaterra, alejado del ambiente del oeste, por lo que tampoco tenía mucha experiencia montando a caballo. “Pero él tiene muchas capas en su actuación”, dijo Mortensen sobre lo que le llamó la atención. “Puede ser atractivo, casi un caballero a veces… Y, de repente, puede ser extremadamente violento y sin ningún reparo en cometer atrocidades. Y es complicado tener todo eso en un personaje y él lo logró muy bien”. Krieps fue la primera convocada para el filme. “Ella tiene una belleza particular, una manera de ser muy creíble para esa época, parece ser de otra época ella, su cara, y no sólo su aspecto exterior, tiene algo adentro, una notable fuerza interior, que es capaz de transmitir en cualquier papel que haga”, dijo Mortensen. “Ella hizo todo lo que yo soñaba y más”. Mortensen ya está pensando en su próxima película y tiene varios guiones hechos.
“Tengo, entre otras, una historia que me gustaría rodar en Argentina; sería en español”, dijo. “Tengo algunos contactos con gente a la que le interesa la idea, pero siempre hay que tener paciencia, hay que encontrar la plata para poder soñar con rodar”.
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