Un viaje al Río Congo
Cd. de México, México, 03 de diciembre de 2015.- Las culturas que bebieron del Río Congo, en el corazón de África, serán huéspedes del Museo Nacional de Antropología (MNA).
Río Congo. Arte de África Central es el título de la muestra que inaugurará el recinto de Reforma el 16 de diciembre, con 340 piezas provenientes de los pueblos enraizados al margen de ese cuerpo de agua de 4 mil 380 kilómetros, el segundo más extenso del continente, después del Nilo.
“El Río Congo es el hilo en el que se engarzan las cuentas que estarán en la sala (de exposiciones temporales)”, explica Antonio Saborit, director del museo. Las “cuentas” de tal collar africano, las culturas, son tan diversas como los territorios del área, lo mismo selváticos que encendidos por la sabana en países como Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón, República del Congo, República Democrática del Congo y parte de Angola.
La exhibición, con acervo del Quai Branly, es la primera de África en el museo mexicano después de 10 años. Para su estancia aquí, duplicó el número de piezas que integran usualmente la muestra, producida por el Quai Branly en 2010 y que ha viajado a otros países, consistente en máscaras, estatuillas y relicarios de las etnias Fang, Punu, Teke, Kota y Lega, entre otras.
Saborit destaca como novedades para el montaje en México una colección de instrumentos musicales y textiles del pintor francés Henri Matisse, expuestos por primera vez en el País.
La abstracción de las obras africanas fue un imán para Matisse, y también para artistas como Pablo Picasso o Gustav Klimt, por la enigmática representación de la figura humana, refiere el historiador.
“El arte negro africano, como le decían, llega en 1906 a París. Hay diversas anécdotas en torno a la presencia de estas estatuillas en el mundo del arte: una de ellas dice que (las piezas) estaban en un bistro, llamaron la atención de un artista, que las adquirió. Entonces los artistas empezaron a comprar”.
Río Congo reúne obras del siglo 19 y principios del 20; si bien algunas, compartidas por las familias de generación en generación, pueden ser anteriores, usadas en ceremonias, por ejemplo en ritos de iniciación o funerarias, espectro del que da cuenta la muestra.
“Las colecciones etnográficas ahora son históricas: contienen piezas que ya no se hacen así o ni se hacen”, comenta Saborit.
Las artes de África Central, apunta, forman parte de la imaginación cultural de todo el mundo.
“Son una presencia real en la cultura contemporánea… Si podemos hablar de originales, la exposición ofrece la oportunidad de ver la matriz, de acercarse al original, de ver el principio de una serie de secuencias generadas en ella”.
Yanireth Israde / Reforma