Colaboraciones

Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Lorenzo de la Hidalga. Arquitecto visionario.

Las rústicas Cabañas son el origen de la arquitectura, y están vinculadas al tránsito del ser humano de una forma de vida nómada al sedentarismo.

La cabaña es el génesis de la arquitectura, y la arquitectura interpreta su origen como la necesidad de los seres humanos de disponer de materiales para construir refugios y protegerse de un medio ambiente hostil.

La arquitectura es el arte y la técnica de diseñar y construir edificios, haciendo funcional el hábitat y el buen uso de los espacios.

Y Lorenzo de la Hidalgo, originario de Álava, España  quien nació  el 4 de julio de 1810 fue uno de los hombres que dio vida al concepto.

Titulado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid,  Lorenzo de la Hidalga vivió en París, en donde aprendió los principios de la función y uso de un edificio.

En 1838, llegó  a México donde  trabajó  para Antonio López de Santa Anna y para Maximiliano.

Su vocación y talento le hicieron merecedor de varios nombramientos,  entre ellos el de Académico de Mérito de la Academia de San Carlos y Maximiliano le otorgó el título de Arquitecto de Palacio y de la Iglesia Catedral.

Lamentablemente varias de las obras que realizó De la Hidalga en México, han desaparecido y se conserva poco o nada de ellas, ya que varias desgracias y decisiones políticas obligaron a ser relegadas y destruidas de manera prematura.

Como fue el caso de La Plaza del Volador, El Gran Teatro de Santa Ana, después llamado Teatro Nacional.

El mercado desapareció por un incendio, en 1870. El Teatro fue derruido en 1901.

Sobrevive la cúpula de la iglesia de Santa Teresa, un temblor la afectó y, De la Hidalga, fue el encargado de reponerla. La obra permanece hasta nuestros días.

Pero la obra que sería la gran obra de Lorenzo de la Hidalga, tristemente; no la pudo concluir.

En 1843 ganó el concurso con su proyecto Columna de la Plaza Principal, sería el Monumento a la Independencia.

Si construyó los cimientos y la base que sostendría a la columna, pero los acontecimientos políticos y militares impidieron su conclusión y los avances quedaron de pie hasta el año de 1920.

Afortunadamente los trabajos de Lorenzo de la Hidalga y sus enseñanzas mejoraron la visión arquitectónica que nos presentó ante el mundo como una nación vanguardista.

Existe una deuda de reconocimiento al arquitecto que vino de lejos  y que introdujo adelantos en la forma de ocupar y diversificar los espacios.

Lorenzo de la Hidalga murió en 1872 en México.

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