Colaboraciones

Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Con herramientas rústicas se forjan coloridas trajineras

Con el formón, prensa, barreta, cinceles, sierra, garlopa, taladro y macetón, el ingenio del astillero Abimael Antonio García da forma a una colorida trajinera que, podría navegar en Xochimilco, o bien, se puede ir a los estados de Puebla, Veracruz, Guanajuato, Michoacán y Quintana Roo.

“Para la construcción o reparación de una trajinera se ocupa material de otra inservible como madera, toldo de lámina o fibra de vidrio, es por ello que nada se desperdicia”, afirma el astillero Abimael Antonio García, del barrio la Santísima, Xochimilco.

Puntualiza que elabora embarcaciones de diversos tamaños, desde un metro hasta dos metros y medio de largo, y el costo va desde los seis mil hasta los cien mil pesos. Estas últimas, dice, se entregan ya con mesa y sillas.

Comenta que en los 185 kilómetros de canales navegables, circulan alrededor de dos mil trajineras, canoas, chalupas y chalupones, “por lo que el trabajo nunca escasea para los 12 astilleros que hay en la demarcación. Para la construcción de una trajinera grande se ocupa una semana”, explica.

Expone que el tipo de madera que utilizan es oyamel y encino que traen desde Michoacán, y cáscara de coco de Guerrero como sellador. Asegura que es un oficio artístico, pues además de cuidar el mínimo detalle para evitar algún accidente al navegar, también deben ser vistosas para los turistas.

Actualmente, para brindar mayor seguridad, la madera se forra con fibra de vidrio. “Además de ser seguras son más duraderas”, reitera Abimael Antonio, quien es astillero desde hace 15 años.

Finalmente, comenta que además de reparar y construir trajineras, también elabora pequeñas réplicas que son exhibidas principalmente en escuelas, templos religiosos e incluso museos.

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