Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Evanivaldo Castro “Cabinho”. El delantero gol.
Nunca fue llamado a jugar en la selección de su país; Brasil.
Hablamos de Evanivaldo Castro “Cabinho”.
Un delantero letal, fuera de serie.
Un jugador de área, que hacía que temblaran los defensas al verlo perfilar sobre la portería.
Un gran jugador que al igual que otros de sus compañeros, llegó a nuestro país para emocionar a la afición mexicana.
En esa época, años 70s se debe de recordar que en las canchas de futbol mexicano estaban figuras del balompié como Miguel Marín en la portería del Cruz Azul.
Rafael Albrecht, defensa central en el León. Carlos reinoso en la línea media del América y en los Pumas, ¡Evanivaldo Castro Cabinho!
Jugadores a los que México les abrió los brazos y que llegaron desde distintos países del continente americano. Jugadores que nunca escatimaron talento y esfuerzo.
Evanivaldo Castro nació el 28 de abril de 1948 en Salvador de Bahía, Brasil.
Inició su gran carrera futbolística en el Flamengo de Brasil y llegó a México el 19 de julio de 1974 para jugar con los Pumas de la UNAM.
Con su presencia en la cancha y sus goles, se convirtió rápidamente en un ícono del equipo universitario. En su paso por los Pumas fue el máximo goleador con 312 anotaciones.
Goles de todas las manufacturas posibles. Con piernas poderosas anotaba de tiros libres, con un resorteo espectacular anotaba de cabeza, de tijera o chilena y frente al marco, sus tiros eran imparables, y eso sí, invariablemente el balón siempre terminaba dentro de la portería.
Pero además el goleador siempre llevó a cabo una carrera ejemplar, dentro y fuera de las canchas.
Su actividad deportiva que llenó una década en los estadios, y su inteligencia y solidaridad para con sus compañeros, lo llevaron a escribir páginas limpias en la historia del balompié mexicano y se convirtió en leyenda.
Evanivaldo Castro logró 8 campeonatos de goleo individual con los equipos; Pumas, Atlante y León.
Luego de sus triunfos y records logrados regresó a Brasil, ahí se enfundó la playera del Paysandú, regresó a México y en 1986 se retiró de las canchas jugando con los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
En los tigres jugó 33 partidos y anotó 9 goles.
El nombre de Evanivaldo Castro, de manera natural siempre estuvo asociado al grito de ¡gooooool!
Un deportista que llegó de lejos para emocionar a la afición futbolera.