Condenan feministas inacción… y resisten
Ciudad de México, 07 de marzo del 2021.- En sus palabras traslucen la frustración y la resistencia ante una pandemia que interrumpió la conversación sobre las violencias contra las mujeres, puesta en el centro de la discusión nacional cuando, como una gigantesca ola morada, miles tomaron las calles el 8M de 2020.
Después de casi 30 años desde el registro de los primeros feminicidios en Ciudad Juárez y de una lucha en distintos frentes, al fin se reconocía la gravedad de vivir en una cultura de violación y de muerte para las mujeres, cuando empezó la emergencia sanitaria.
La ominosa estadística dimensiona el tamaño del agravio: diariamente son asesinadas más de 10 mujeres en México.
A pesar del Covid-19, las feministas han permanecido alertas y activas. Han salido a protestar contra la violencia, intervenido las calles, monumentos e instituciones de gobierno. Fue un hito la toma de la CNDH, algo que nadie esperaba. Las protestas contra la violencia hacia las mujeres han continuado en la periferia de la CDMX y en los estados, aunque hayan sido reprimidas a balazos como ocurrió en Cancún.
Aquella histórica movilización del 8M, Día Internacional de la Mujer, tocó las conciencias de muchas mujeres, tanto que surgieron colectivas y grupos en municipios donde antes no los había.
«Es un movimiento que está vivo y que la pandemia no lo ha detenido, simplemente le ha dado nuevas formas», dice Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM. Si se imaginó que la pandemia significaría un retroceso para el feminismo mexicano contemporáneo, por el contrario, le ha dado nuevos vuelcos.
Al inicio de la pandemia, sobre una imagen del 8M, enarbolaron con firmeza: «Las feministas no nos fuimos». La cantautora Vivir Quintana, cuya «Canción sin miedo» se volvió himno en las protestas, mira el movimiento vivo. «El impulso sigue, lo que pasa que como ahora no se está en la calle haciendo esta lucha, se cree que el movimiento está detenido o disuelto», expone.
El movimiento feminista mexicano contemporáneo tomó por sorpresa primero las calles y después las redes sociales, corrobora Amneris Chaparro. Ambos son espacios altamente «masculinizados» que imponen reglas y restricciones a las mujeres.
A pesar de la ciberviolencia en su contra, las voces feministas se han instalado en las redes, armado revoluciones con hashtags y denuncias públicas. Hacen llegar sus mensajes de manera directa, sin necesidad de intermediarios. Como en las calles, también ahí dejan su huella. Una forma de apropiarse del espacio digital.
A la vanguardia de la lucha feminista, hay una joven generación de mujeres, muchas de ellas universitarias, que también provienen de lugares muy precarizados, observa Amneris Chaparro.
«En países como el nuestro, en América Latina, encontramos un feminismo boyante, creativo, que está en las calles, un feminismo que está enojado con justa razón por tanta violencia en contra de las mujeres, y además son las mujeres las protagonistas de esta violencia, puede ser en la casa, las calles, en las universidades.
«Y eso es lo que le da una connotación muy importante al feminismo latinoamericano y en particular el feminismo mexicano, que son las condiciones de precarización económica, de violencia en distintos niveles, que hacen que haya un feminismo vivo», expone Chaparro, abocada a los estudios de género y feministas.
Las Brujas del Mar, la colectiva feminista abolicionista de Veracruz, impulsora del Paro Nacional del 9M «Un día sin nosotras», se declara en resistencia. En estos meses de confinamiento, las defensoras de los derechos humanos, feministas y activistas han procurado hacerse de nuevas herramientas de articulación desde el espacio digital, dice su vocera Arussi Unda.
Las feministas siguen trabajando, pero muchas veces sus demandas siguen cayendo en oídos sordos. «Este Gobierno nunca ha reconocido la gravedad de las violencias hacia las mujeres», asegura la artista Lorena Wolffer. «No parece tener ningún interés en dialogar con nosotras, ni reconocer lo que nos está pasando».
Muchas veces los gobiernos no saben qué hacer con las feministas. Gobiernos de derecha e izquierda lo encuentran problemático. Una piedra en el zapato desde el siglo 18. «El feminismo siempre ha sido un movimiento incómodo y continúa incomodando», dice Amneris Chaparro.
Con información de: https://www.reforma.com/