Colaboraciones

Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Lo que la pandemia nos dejó

A casi un año que llegó la pandemia por Covid-19 a México, van 161 fallecidos y cerca de dos millones de contagiados. Este problema, no sólo pegó a la salud, también lastimó la economía: el desempleo creció, ante el aislamiento varias empresas quebraron, otros establecimientos mercantiles como los restaurantes que aún están abiertos, no han podido recuperarse, pues la mayoría no cuenta con espacios abiertos para operar.

Asimismo, otros sectores claman aperturar, ya que no cuentan con recursos para subsistir, es el caso de la asociación de Guarderías Privadas de la Ciudad de México, que también demanda arrancar labores, argumentan su labor es prioritaria para que padres y madres que laboran en actividades esenciales, cuenten con un espacio donde sus hijos puedan permanecer en condiciones de seguridad y salubridad durante esta contingencia de salud.

Historias hay una o muchas en cada familia que luchan por sobrevivir; sin embargo, debemos aun mantenernos aislados, pero la necesidad hace que millones de personas sigan saliendo en busca el sustento. Aunque las más lo hacen para no deprimirse en sus casas o peor aún, realizan reuniones o fiestas.

Entre estas experiencias de vida, está la de Adriana, quien es madre soltera, desde hace varios años trabaja en un restaurante, es el sostén de su familia pero el lugar donde labora está en riesgo de cerrar sus puertas para siempre, porque el establecimiento es del 40 por ciento de restaurantes que aún no pueden abrir porque no tienen terrazas o mesas al exterior.

Otra historia es la de Miguel Ángel que tiene cuatro hijos que toman clases a distancia. Sin embargo, con los horarios recortados para trabajar, sus ingresos han caído al grado que se le dificulta pagar internet; ya ni hablar de todos los demás adeudos que tiene y que hace que sienta que el mundo se le viene encima.

Fanny mantiene a sus padres que son de la tercera edad y vive constantemente preocupada porque ante la falta de trabajo, ha tenido que salir a buscar en otros sitios algún recurso. Esos sitios no tienen las medidas sanitarias de un restaurante “¿y si por mi culpa mis papás se contagian?”.

Por su parte, Alejandro debe la luz, el agua, su casero le exige el pago de las rentas atrasadas; pero no ha podido regresar al restaurante donde labora porque el establecimiento sobrevive con las ventas de entrega a domicilio.

Estas historias ocurren lo mismo en el Valle de México, que en Puebla, Hidalgo y otros estados de la República. Lo alarmante es que cada vez serán más las personas que se encuentren en una situación desoladora, sin empleo, sin ingresos y con muchas necesidades.

Por pasión o por necesidad, miles de trabajadores han construido una vida alrededor de las cocinas, las barras, los salones, las parrillas, las áreas de niños y las entradas a los establecimientos.

Actualmente, la mayoría sobrevive con el 15 por ciento o 20 por ciento del ingreso que tenían antes de la pandemia, y otros no tienen ingreso alguno, buscando alternativas desesperadas en la informalidad, arriesgando su salud, sin las medidas de higiene con las que sí contaban en los restaurantes donde laboraban.

El gobierno de la Ciudad les dio un apoyo, pero ¿se puede vivir con los dos mil 200 pesos? El salario base de un mesero llega a duplicarse o incluso triplicarse por las propinas. No, quieren dádivas, quieren trabajo.

Hoy, miles de trabajadores le piden al gobierno que se pongan en sus zapatos, que entiendan la desesperación en la que están sumidos. Aseguran que urge reactivar la economía con seguridad.

“Necesitamos ampliar los horarios de servicios para evitar el colapso del transporte público en horas pico; abrir interiores a un 25 por ciento de aforo durante semáforo rojo, para darle empleo a todos los que forman parte de este sector”, argumentan.

Por otra parte, la asociación de Guarderías Privadas de la Ciudad de México, con el apoyo de padres de familia, demanda que se permita la apertura de los servicios de guarderías, para que padres y madres que laboran en actividades también esenciales, cuenten con un espacio donde sus hijos puedan permanecer en condiciones de seguridad y salubridad durante esta contingencia de salud.

Cabe destacar que las guarderías privadas juegan un papel esencial en la Ciudad de México donde atienden a 27 por ciento de los niños que acuden a guarderías.

“Cumplimos un papel esencial en el cuidado de grupos vulnerables, como son los menores de cuatro años, y lo hacemos bajo protocolos muy estrictos. Requerimos el mismo trato que reciben el resto de las estancias dedicadas al cuidado de personas, como las estancias dedicadas al cuidado de las personas de la tercera edad”, aseguran los demandantes que sólo claman trabajar.

Eh, aquí algunos argumentos de quienes claman trabajar.

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