Pueblos Originarios

Jesuitas becan a indígenas para servir a su pueblo

  • El programa «Pedro Arrupe» apoya a estudiantes que muestran su compromiso social en sus regiones de origen.

Puebla,04 de octubre del 2020.- El objetivo de estudiar la carrera de Derecho es lograr aprendizajes para aplicarlos en defensa de las comunidades indígenas ante los múltiplos abusos de que son objeto, explicó el estudiante de la Universidad Iberoamericana Puebla, Abel Sánchez Martínez, quien forma parte del programa de apoyo académico Pedro Arrupe.

“Hay abogados que se aprovechan de la situación, de la ignorancia de la gente. Mi proyección es que yo pueda brindar asesoría jurídica a mi comunidad, Santa María Zapotitlán, población de Santa María Ecatepec, del estado de Oaxaca, ya sea en el ámbito de Derecho Agrario o Derecho Fiscal, porque son problemas frecuentes”,.

Santa María Ecatepec es uno de los 570 municipios de Oaxaca. Se encuentra en el sur del territorio, en específico, forma parte de la región Sierra Sur y del distrito de Yautepec. En la zona, la Asamblea del Pueblo Chontal para la Defensa de Nuestro Territorio (Apchdt) mantiene una lucha contra la Minera Zalamera, filial de la canadiense Minaurum Gold Inc, que busca desarrollar ocho proyectos mineros en el Istmo de Tehuantepec, entre ellos el Lote Jackita en los territorios de San Miguel Chimalapa y los Bienes Ejidales de Santo Domingo Zanatepec.

Las comunidades indígenas chontales defenderán su territorio en Oaxaca y lucharán porque no se permita el desarrollo de ninguna mina ante los riesgos de salud que representa para las familias. En 2019, el Juzgado Cuarto de Distrito dio entrada a la demanda amparo que presentó la comunidad indígena chontal contra la minera y concedió la “suspensión de plano” que impide la exploración y explotación en su territorio.

Para la comunidad indígena, el título de concesión 238447, que lleva por nombre Zapotitlán1 y que fue otorgado a la empresa Zalamera, pone en riesgo una superficie de cinco mil 412 hectáreas del territorio comunal e indígena de las comunidades chontales de Santa María Zapotitlán, San Juan Alotepec, San José Chiltepec, Guadalupe Victoria, Santa Lucía Mecaltepec, San Matías Petacaltepec y San Miguel Tenango, en Oaxaca.

“Decidí estudiar Derecho por un programa social de mi comunidad en defensa del territorio. Había una concesión minera. Quería estudiar medicina, pero me empecé a interesar por el Derecho ante la situación que se vive. Mi objetivo es que pueda brindar asesoría jurídica a la comunidad. Mi objetivo es contribuir con mi comunidad en el apoyo jurídico. El Juzgado Cuarto de Distrito otorgó un amparo y determinó la suspensión. Es como una victoria legal”, explicó el estudiante de la Ibero Puebla.

En entrevista para MILENIO Puebla, Sánchez Martínez, quien se encuentra en séptimo semestre de la carrera de Derecho en la Ibero y supera el promedio de calificaciones de 9.1, explicó que en su comunidad no existen condiciones para estudiar, ya que hay problemas de luz eléctrica, no hay conexión a Internet y faltan planteles educativos.

“En la comunidad no hay profesionistas que tengan los conocimientos jurídicos. No hay egresados de universidades, solamente, se quedan como en secundaria o preparatoria. No hay recursos para estudiar. No hay escuelas. Estamos alejados de las ciudades”, explicó.

“Pedro Arrupe” apoya a jóvenes indígenas

El programa “Padre Pedro Arrupe” es un proyecto surgido en la Ibero Puebla hace dos décadas, el cual apoya a estudiantes que muestran su compromiso social en sus regiones de origen, con la finalidad de que al término de su licenciatura regresen a sus comunidades a favorecer procesos de desarrollo comunitario.

De acuerdo con sus bases, el programa que lleva el nombre del sacerdote jesuita español, Pedro Arrupe y Gondra, quien fue prepósito general de la Compañía entre 1965 y 1983, es una concreción del compromiso social de la Universidad Iberoamericana Puebla, dirigido exclusivamente a jóvenes campesinos e indígenas con necesidades económicas significativas, preferentemente hablantes de una lengua originaria, con evidencia de ser estudiantes constantes, responsables, comprometidos e interesados en una formación profesional integral que pueda derivar en un impacto favorable en sus comunidades o en su región de origen, así como de estar vinculados a alguna organización o proyecto de carácter social.

El programa “Pedro Arrupe” incluye el costo total de los créditos académicos; el costo total del proceso de titulación; el seguro de gastos médicos mayores, mientras el becario esté inscrito; apoyo diario de alimentos en la cafetería de la universidad; el acceso a actividades y talleres de formación integral de manera gratuita o mediante una cooperación solidaria.

El programa “Pedro Arrupe” cubre, como máximo, una y media veces la duración del plan ideal de estudios del programa académico correspondiente, siempre y cuando el becario cumpla con los requisitos para mantenerla y renovarla.

Abel Sánchez Martínez, estudiante de la Ibero Puebla, explicó que por su trabajo en defensa de su comunidad, conoció que la Ibero Puebla brinda apoyo a jóvenes de origen indígenas y les ofrece una beca al 100 por ciento para estudiar una carrera, siempre que exista el compromiso de aplicar los conocimientos en un proyecto para las comunidades.

“Este programa lo conocí a partir de una colaboración que estaba haciendo con una asociación civil. Estábamos trabajando sobre la defensa del territorio. Estaba buscando opciones para estudiar la licenciatura en Derecho. Las opciones eran la Universidad Autónoma de Oaxaca o la Universidad Autónoma de Puebla; sin embargo, me sale esta opción para estudiar en la Ibero con una beca al 100 por ciento. El programa es para jóvenes originarios de comunidades de comunidades indígenas. La universidad tiene un enfoque humanitario jesuita. A una semana de presentar el examen de admisión, me preparo, vine a Puebla, me gustó la universidad y dejé de considerar las otras opciones”, explicó.

Actualmente, Sánchez Martínez cursa el séptimo semestre de la carrera de Derecho y en el Periodo Otoño 2020 cursa siete materias; además, participa en el Voluntariado de la Ibero Puebla en diversos programas de apoyo a la sociedad.

“La carga de materias no es tanta presión. He llevado siete a ocho materias, más un diplomado, más actividades de servicio becario y me gusta meterme en varias actividades. Creo que estar de lleno en la universidad me gusta. No es presión si realmente te gusta. Lo más complicado para los becarios es la carga económica porque venimos de comunidades y de familias de escasos recursos. Por esa parte, nos sentimos presionados, pero por la parte académica no tanto”, apuntó.

Buscan provocar un cambio social

Mónica Amuchástegui Reynoso, directora del Centro de Formación y Acompañamiento para el Desarrollo Integral de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que el programa Pedro Arrupe, no solo es una beca, sino todo un esquema para que los estudiantes participen en proyectos que beneficien a su comunidad.

“Es todo un programa que los invita a poder incidir en una realidad y provocar un cambio social, principios de la educación jesuita. Lo que nosotros hacemos es apoyar a los becarios y becarias, favoreciendo que se presente una interculturalidad al interior de la universidad y, al mismo tiempo, que la educación que tengan pueda tener un impacto positivo de largo alcance en las comunidades a las que ellos pertenecen o a las que se sienten vinculados”, apuntó.

En entrevista para MILENIO Puebla, Amuchástegui Reynoso comentó que, actualmente, 36 estudiantes originarios de diferentes comunidades indígenas del país están inscritos en programa “Pedro Arrupe”.

“El programa está enfocado a chicos y chicas de pueblos originarios o que tienen alguna vinculación y que se encuentren en una situación económica que no les permita pagar estudios en una universidad privada. Se busca que estén vinculados con sus comunidades, ya sea que tengan algún proyecto que ellos quieran desarrollar cuando egresen o que trabajen con alguna asociación que ya tenga algún proyecto. Buscamos a chicos que puedan después, aplicar lo aprendido en proyectos benéficos para sus comunidades”, comentó.

Resaltó que los becarios del programa “Pedro Arrupe” cuentan con principios éticos, están comprometidos con una causa social que beneficie a su comunidad de origen, son sensibles y cuentan con un interés por la paz, la justicia y los derechos humanos.

“Buscamos que no solo estén dispuestos a aprender en la universidad, sino que ellos puedan transmitan lo que ellos traen de sus propias comunidades, sus saberes, sus experiencias, que entren en diálogo. Esta interculturalidad no solo sea una presencia, sino que se convierta en una interacción”, expresó.

Con información de: https://www.milenio.com/

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