Enfrentan indígenas Covid en el olvido
Ciudad de México, 30 de agosto del 2020.- Desde hace más de cinco meses que empezó la pandemia por el Covid-19, pueblos indígenas de Guerrero enfrentan esta situación en medio de carencias de infraestructura médica.
Ante la inacción de las autoridades, habitantes de los pueblos han tomado sus propias medidas sanitarias e incluso han recurrido a medicinas tradicionales para enfrentar esta epidemia.
Sin embargo, decenas de personas de pueblos de los Municipios de Ayutla de los Libres y Tecoanapa que han tenido los síntomas del coronvirus (tos seca, fiebre, dolor de cuerpo y gripa) han fallecido sin saber si fue a consecuencia de este virus.
Tampoco se supo si murieron por esa enfermedad, porque en esta región de la Costa Chica no existe cerca de las comunidades un centro de atención médica del sector público para detectar el Covid-19.
Para una atención especializada está el Hospital General de Ometepec que desde que empezó la pandemia se habilitó en sus instalaciones un área Covid-19.
Pero para llegar a este nosocomio, gente de las comunidades alejadas que requieren de una atención urgente tienen que recorrer caminos y carreteras en cuatro o cinco horas para llegar.
Desde hace más de 20 años existe el Hospital General de Ayutla de los Libres que atiende a pueblos de este Municipio y de los Municipios vecinos de Tecoanapa, Acatepec y Florencio Villarreal.
Jeremías Hilario Campos, campesino y dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) en la comunidad de Los Tamarindos, señala que en este hospital de Ayutla, a veces ni hay medicamentos para que la gente se cure de una infección en la garganta.
Dice que en su pueblo que está a 10 minutos de la cabecera municipal que es Ayutla, afortunadamente ninguno de los 600 habitantes se ha enfermado de coronavirus, pero no porque las autoridades de Salud federal o estatal los estén apoyando para tomar medidas sanitarias.
Fue la población que, desde que empezó la pandemia, acordó que, apoyada por la Policía comunitaria, se instalaran filtros sanitarios en los accesos, además de que se obligó a la gente a utilizar el cubrebocas.
Tampoco se permite que personas de otros lugares de Guerrero o de fuera del estado ingresen al pueblo.
Recuerda que en una ocasión llegaron a la localidad varias personas de la Ciudad de México y los obligaron a que se quedaran aislados en su casa durante dos semanas.
El campesino señala que cuando empezó la pandemia la gente no creía en esta enfermedad, pero empezaron a tomar sus medidas de prevención luego de que se enteraron a través de las autoridades de Salud de que en Ayutla habían fallecido varias personas por coronavirus.
Pero la gente es reacia en acudir al Hospital de Ayutla cuando tiene síntomas de tos, fiebre, gripa o dolor de huesos porque piensa que le van a decir que tiene Covid-19 y va a morir en el nosocomio.
En ese hospital sí realizan la prueba de coronavirus, pero en caso de que un paciente resulte positivo con síntomas graves tienen que trasladarlo para que sea atendidos en los hospitales de Ometepec o Acapulco en donde sí hay área Covid
El campesino cuenta la anécdota de dos de sus familiares que presuntamente se enfermaron de Covid-19, pero se negaron atenderse en el Hospital General de Ayutla y prefirieron curarse con medicina tradicional.
«Mis dos familiares se aislaron en su casa, tomaron remedios caseros y con eso se curaron, pero no sabemos si en verdad tuvieron Covid», afirma.
El coordinador del Consejo Municipal de Ayutla de los Libres, Isidro Remigio Cantú, destaca la carencia de infraestructura de salud en esta demarcación desde hace décadas.
De las 146 comunidades y colonias que están integradas en este municipio, solo en 20 hay clínicas de salud, pero sin suficientes medicamentos, doctores y enfermeras.
Remigio Cantú junto con otros cinco indígenas integran este Consejo Municipal que en el 2018 fue electo mediante el método de usos y costumbres.
Dice que la pandemia en su municipio está controlada y eso porque la gente de las comunidades tomó sus propias medidas sanitarias ante la inacción del Gobierno federal y estatal.
«En estos momentos estaríamos hablando de muchos muertos y cientos de casos de infectados en los pueblos», dice.
Remigio Cantú asegura que el caso más visible de la desatención que tiene el Gobierno hacia los pueblos indígenas de su municipio es el Hospital General que está en la cabecera del municipio, el cual no es funcional.
«Aquí (en el hospital) no hay medicamentos suficientes, falta equipo, no hay médicos especialistas y faltan enfermeras», señala.
El 1 de marzo de este año, el Gobernador Héctor Astudillo colocó la primera piedra para la construcción del nuevo Hospital de Ayutla.
Pero dicha obra estuvo parada más de tres meses y recientemente reiniciaron los trabajos, aunque van de manera lenta, afirma Cantú.
Astudillo anunció que la obra tendría una inversión de 52.4 millones de pesos.
El dirigente indígena menciona que, hace dos semanas, el Secretario de Salud estatal, Carlos de la Peña Pintos, envió una primera ración de medicamentos para surtir al hospital y a varias clínicas de las comunidades.
Pero hubo el compromiso de que iban a enviar otra parte de fármacos, la cual no ha llegado.
El coordinador del Consejo Municipal cuenta que desde que empezó la pandemia por el Covid-19 el único apoyo que han recibido de las autoridades de Salud estatal es la sanitización de las calles y edificios públicos de Ayutla en dos ocasiones.
Habitantes de comunidades de Tecoanapa denuncian que en este municipio se carece de un hospital o clínica de salud para que acudan las personas que padecen los síntomas parecidos al Covid-19 y se les haga la prueba para comprobar o descartar que tengan este virus.
De mayo a principios de agosto han fallecido 17 personas con síntomas del coronavirus en las comunidades de El Pericón, Saucitos y Xalpatláhuac, del Municipio de Tecoanapa.
El dirigente campesino de este municipio de la Costa Chica, Abel Gallardo, afirma que las autoridades de la Secretaría de Salud estatal no han acudido a estos pueblos para realizar una investigación sanitaria y hacer pruebas de Covid para detectar si estas personas murieron por este virus y si otras ya fueron contagiadas.
Dice que en mayo y junio murieron 9 en el pueblo de Pericón y 8 en Saucitos.
Pero, según Gallardo, la gente duda que estas personas hayan fallecido de Covid-19, porque no creen en esta enfermedad.
Asegura que aquí en las comunidades se carece de centros de salud con médicos, enfermeras y medicinas que curen de una simple enfermedad como la gripa.
En Tecoanapa hay una clínica de salud en donde sí hay algunos médicos y enfermeras, pero que no pueden atender a una persona que llegue con una enfermedad grave.
Cuenta que en las últimas semanas se han dado versiones de que en las comunidades hay gente que se enferma de tos, gripa y fiebre y de inmediato se habla de que tienen coronavirus.
Algunos de los enfermos van a la clínica de Tecoanapa en donde les dicen que se tienen que ir al Hospital General de Ayutla para que les hagan la prueba de coronavirus.
«La gente se espanta y ya no va al hospital porque dicen que todos los que llegan ahí de inmediato los diagnostican que tienen coronavirus y se mueren», dice.
El dirigente campesino señala que él sabe de varios casos de personas de esta región que se enfermaron y los trasladaron al Hospital General de «El Quemado» en Acapulco en donde nada más llegaron para fallecer.
A los familiares les informan que murieron de coronavirus, pero ellos no creen que haya sido por esa causa porque sus enfermos nunca presentaron esos síntomas.
El Secretario de Salud estatal, Carlos de la Peña Pintos, confirma que en la comunidad de El Pericón se registraron 9 personas fallecidas durante el mes de junio, pero que se comprobó que solo una fue por Covid y que murió en el Hospital General de Ciudad Renacimiento en Acapulco.
Otra de los fallecidos por probable Covid-19 ocurrió en un hospital privado.
El activista de este municipio de Tecoanapa, Prócoro Valente Gil, acusó que tanto el Gobierno federal, estatal y municipal, no han informado de la situación real de lo que sucede en las comunidades donde se han registrado muchos fallecimientos sospechosos por Covid-19.
Cuenta que varios policías municipales de Tecoanapa fueron enviados a sus casas porque presentaban síntomas parecidos a los que provoca este virus, pero el Alcalde morenista, Henos Roque Ramírez, nunca informó sobre esta situación.
«Aquí estamos a la buena de Dios porque no tenemos un servicio eficiente de salud pública, ya que si padecemos una enfermedad grave hay que ir a un sanatorio particular, porque el Hospital de Ayutla nunca ha funcionado», refiere Valente Gil quien en Tecoanapa ha encabezado protestas para exigir el cuidado del medio ambiente.
Agrega que la gente que padece una enfermedad grave tiene que trasladarse hasta el Hospital de Ayutla (localidad a 40 minutos de distancia de Tecoanapa).
«Ya con los síntomas vas allá (a Ayutla), te hacen la prueba, te dicen que te vayas a tu casa y en tres o cuatro días te entregan los resultados, mientras pasa ese tiempo tú a lo mejor ya te moriste», señala el activista.
Gil exige al Gobierno del priísta Héctor Astudillo Flores que tome acciones para detectar a tiempo a las personas que están enfermas por Covid-19 y de esa manera se evite la expansión de casos como está ocurriendo en Tecoanapa y en las demás comunidades de esta región de la Costa Chica.
«No vemos acciones preventivas y de información para evitar que se alargue la cuarentena en Guerrero», reclama.
En el ejido Pueblo Nuevo Sitalá, al norte de Chiapas, han fallecido aproximadamente 30 tzeltales. Los habitantes desconocen si el nuevo coronavirus los mató. Y es que no hubo pruebas para detectar la enfermedad. Una unidad del IMSS sin medicamentos y un largo camino de terracería para encontrar un hospital explican porqué los indígenas mueren en sus viviendas.
Es la primera vez que en esta tierra serrana, de 4 mil habitantes, en tan poco tiempo se acumulan tantos muertos. De abril a julio de 2020, los adultos empezaron con tos seca, luego les costaba respirar, y al tercer o cuarto día fallecían, explica Rodrigo Mayorga, campesino que cultiva maíz y frijol.
La mayoría de los difuntos eran depositados en cajas de madera que construyó el carpintero del pueblo. A todos les rezaron en sus viviendas y fueron enterrados en el panteón ubicado a las afueras del ejido que pertenece al Municipio Simojovel, recuerda Mayorga, quien forma parte de la asamblea ejidal.
Fue en abril, después de que se propagó la pandemia en Chiapas -el primer caso se anunció el 1 de marzo- cuando las y los indígenas se preguntaron en asamblea qué hacer ante la nueva enfermedad y se decidió usar plantas medicinales para prevenir y curar.
Dice Mayorga que la decisión se tomó porque sabían que en la unidad del IMSS ubicada en el ejido, sí hay doctor, pero no medicamentos.
Además, el 17 de diciembre de 2019 fueron a la oficina de la Secretaría de Salud Estatal a cargo de José Manuel Cruz Castellanos, en Tuxtla Gutiérrez, para que les enviaran las Caravanas de la Salud que debían revisar a quienes enfermaban de diarrea y morían rumbo al Hospital Básico Comunitario de Simojovel.
El «licenciado» que los atendió se comprometió a enviar las unidades, pero hasta el día de hoy no han llegado.
El campesino piensa que las Caravanas de la Salud no llegaron por el angosto y curvado camino de terracería que por tres horas hay que recorrer para encontrar este ejido. De 1986 a 1996 ni los maestros llegaban a dar clases, así que la primaria se cerró.
«Pero los políticos en campaña sí encuentran a Pueblo Nuevo Sitalá», enfatiza Mayorga vía telefónica.
Aunque los indígenas con síntomas parecidos a los del virus hubieran llegado al hospital de Simojovel, no los hubieran atendido porque, para evitar posibles contagios en los hospitales a cargo del Estado, la Secretaría de Salud Estatal inauguró la Clínica Covid-19 de Pichucalco a fin de atender de forma exclusiva a los pacientes de la nueva enfermedad.
Sin embargo, para llegar ahí, los indígenas habrían tenido que viajar tres horas de ida en carretera.
Al ejido tampoco llegó información en tzeltal sobre la pandemia, a pesar de que casi la mitad de los habitantes solo habla este idioma.
Marcelo Pérez, sacerdote indígena de la región, explica que 100 catequistas compartieron información sobre el uso de plantas medicinales en 59 comunidades de Simojovel.
La falta de servicios de salud en la región norte de Chiapas es agravada por los accidentados caminos que están sin atenderse, dice Luis Abarca del Comité Digna Ochoa.
Según un contrato consultado por REFORMA de Compranet, la Comisión de Caminos e Infraestructura Hidráulica del Gobierno de Chiapas gastó en abril de 2019, 9 millones 207 mil 34 pesos para que Ingenieros Civiles Cruz Nataren, S. A. de C. V., ampliara un tramo del camino de este ejido. Los trabajos iniciaron el 1 de agosto de este 2020.
«¡Tanto dinero para arreglar 5 metros que no arregla nada!, el camino sigue igual, tampoco hay medicamentos en la clínica, la gente murió y nadie sabe por qué estamos tan abandonados», dice el campesino.
El Alcalde de Xochistlahuaca, Daniel Néstor Sánchez, rechaza que en su municipio existan 42 casos de Covid-19 como dice la Secretaría de Salud estatal en sus informes oficiales. Aseguró que él tiene conocimiento de que por lo menos son 150.
En entrevista, el Edil menciona que ha recorrido las comunidades de su municipio y se ha percatado de que mucha gente ha tenido coronavirus, unos se han recuperado y otros siguen enfermos.
Pero también muchos son asintomáticos por este virus, refiere.
El Presidente Municipal que milita en las filas de Morena, señala que hay gente que se ha enfermado de este virus, pero no ha acudido a un centro de salud público porque no cree en esta enfermedad.
«Aquí existe la cultura de que cuando uno se enferma se cura con medicina tradicional y eso está haciendo mucha gente», afirma.
Menciona que en Xochistlahuaca hay un hospital básico comunitario que está en la cabecera, pero en las comunidades, que son 113, faltan medicamentos y personal en sus centros de salud.
Afirma que estas carencias no son culpa del Gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
«Son problemas que desde hace muchos sexenios se han acumulado y no podemos echarle la culpa a este Gobierno de López Obrador», afirma.
Considera que indudablemente esta pandemia afecta con más letalidad a los pueblos indígenas de Guerrero como el de Xochistlahuaca por las malas condiciones de vida en que viven sus habitantes.
El Alcalde señala que no tiene el número específico de personas que han fallecido por Covid-19 y que las cifras que él tiene de casos de Covid-19 en su Municipio no es para tener una confrontación con las autoridades de Salud federal o estatal.
«Ahora sí, como dijera mi Presidente (Andrés Manuel López Obrador), yo tengo otros datos», expresa.
El Edil cuenta que ya solicitó a las autoridades de Salud que lleven al municipio brigadas para realizar pruebas rápidas y se detecte a las personas que están contagiadas por el coronavirus.
Fredy Santiago Martín, vecino de la comunidad de Plan de Lagarto, del municipio de Xochistlahuaca, dice que la gente de su pueblo se puede morir incluso de un piquete de alacrán porque en el centro de salud no existe un suero antialacránico.
«No hay medicamentos, médicos ni enfermeras», señala el indígena amuzgo.
Agrega que cuando empezó la pandemia del Covid-19, varias personas de su comunidad tuvieron síntomas y tuvieron que acudir hasta el hospital de Ometepec para que los atendieran.
«Nosotros estamos a menos de una hora de Ometepec, pero hay pueblos que están en la Montaña, en donde para que tengan acceso a una atención de salud tienen que tardar cuatro y hasta cinco horas de camino para llegar a Ometepec», explica.
Con información de: https://www.reforma.com/