Afirman que pronóstico para México ante Covid no es bueno
Ciudad de México, 09 de agosto del 2020.- Después de que México superara la cifra de 50 mil muertos por Covid-19, tan sólo 161 días después del primer caso confirmado, Francisco González, profesor asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Johns Hopkins no percibe que a futuro haya una mejoría.
Lo peor es que, considera, ya se agregó el ingrediente de las elecciones de 2021.
El doctor en política enumera los factores en contra: persiste la confluencia entre una población de condición socioeconómica precaria en su mayoría; la prevalencia de comorbilidades como obesidad, diabetes e hipertensión, y las deficiencias estructurales que arrastra desde hace décadas el sector salud.
«Esas tres aristas nos llevan a la conclusión de que el pronóstico no es bueno, de que las tasas tanto de infección como de mortalidad van a seguir siendo altas», lamenta.
«A menos de que hubiera un viraje de 180 grados y de pronto apareciera un sistema donde las autoridades están coordinadas, donde se hacen pruebas masivas y a raíz de sus resultados se da seguimiento rápido a los contactos de los ya infectados, y se establecen cuarentenas para todas esas personas».
Lo cual estima como poco probable al no haber la infraestructura, los recursos y, observa, ni siquiera la voluntad política.
«Está todo muy fragmentado; ya todo está puesto nada más a las elecciones de 2021, y todo mundo jalando agua para su molino, sin la coordinación básica para que hagamos todos lo mismo».
¿Sería de esperar que las duras cifras de ahora, esos 50 mil muertos, se dobleteen?
No se van a dobletear. Sería ingenuo y sería morboso intentar decir: ‘no, van a ser cinco o diez veces más’. Pero lo que puedo decir es: se van más que a duplicar en los siguientes seis meses.
Es muy triste porque la vasta mayoría de la gente es inocente, nadie hizo cosa alguna para traernos esto. Pero sí había formas de enfrentarlo, sobre todo al inicio. Teniendo toda esa evidencia de lo duro que era (el virus) y los estragos que estaba causando en otros países; habiendo tenido casi dos meses, y no haberlo tomado en serio.
Mientras que en diferentes partes del mundo se aplicó una severa estrategia de contención para, atajar, acorralar y eliminar la epidemia, en México ha prevalecido un modelo basado en la mitigación en el cual, expone el académico, se busca atenuar o suavizar los brotes de infección, y esperar a que el patógeno deje de propagarse.
Sin embargo, las recomendaciones del lavado de manos, cierres de escuelas, distanciamiento social y uso de cubrebocas -pobre y contradictoriamente fomentado- quedaron muy por detrás de la efectividad de las restricciones implementadas, por ejemplo, en regiones de Europa como sanciones, multas, arrestos y confinamiento forzoso.
«En México no ha habido nada de eso. Entonces, digamos, ni a mitigación llegamos. ¿Cuánta gente en la calle de las ciudades de México se ve sin cubrebocas? ¿Los están multando, los están arrestando? No. En Italia o Francia los hubieran arrestado o multado. En Japón o Corea, peor, ahí ni siquiera la autoridad hubiera necesitado intervenir, la sociedad se controla entre ella misma».
Aunado a esto, González destaca que, en cualquier estrategia exitosa, el tamizaje masivo es imprescindible para que la detección de tantos casos positivos sea posible, y el posterior monitoreo tanto al individuo contagiado como a cada persona con quien haya tenido contacto y que pueda dispersar la infección. Lo que permitiría poner en cuarentena efectiva a tales sujetos.
«Suena fácil, pero es súper difícil. Y por eso son pocos los países que han logrado remontar la pandemia y están mejor», comenta.
Aunque González no obvia el problema estructural con el que México tuvo que enfrentar la contingencia: la falta de inversión continua durante años o incluso décadas en el sector salud, tanto en infraestructura como en capital humano; en capacidad de salud pública, capacidades médicas.
Y, sobre todo, la falta de capacidad básica de coordinación entre autoridades de diferentes instancias -federales, estatales y municipales-.
«Todo eso no se podía arreglar de un día a otro, de un mes a otro; ya se había acumulado».
A pesar de las carencias estructurales y de recursos, una campaña de comunicación seria, agresiva, comprometida, «que asustara a la gente», dejando claro que nadie estaba libre de riesgo, era más que necesaria, pero, lamenta, nunca se hizo.
Para el académico mexicano, con 15 años en la Escuela de Estudios Internacionales de la universidad estadounidense, una deficiencia mayúscula es la forma en que el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador se plantó ante la emergencia.
«Las cifras tan malas en México tienen que ver con la respuesta inicial del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, porque él es quien, como líder, como jefe del Ejecutivo, tenía que haber marcado la pauta, una pauta de extrema seriedad y liderazgo efectivo ante una pandemia de la que ya veía México los estragos que estaba ocasionando en China, en Corea, Italia, Francia, Irán», opina en entrevista vía telefónica desde Washington.
Y es que, a decir del profesor, aquello por lo que pasaron los primeros países azotados por el patógeno debió servir como evidencia para las autoridades mexicanas de la rápida propagación, así como el alto grado de mortalidad, varias semanas antes de que México registrara su primer caso positivo (el 27 de febrero).
«No es que les cayó de sorpresa; no hay pretexto que valga. Todo esto ya se sabía», enfatiza González, licenciado en política y administración pública egresado de El Colegio de México.
¿Diría que el manejo que ha hecho México de la epidemia ha sido definitivamente malo?
Por supuesto. Y no sólo ha sido un mal manejo, sino un pésimo manejo de la pandemia.
A medida que la suma de fallecidos por coronavirus en el País ha ido imponiéndose por encima de la de otras naciones, desde diferentes frentes se ha esgrimido un argumento para descartar que los miles de muertos de México sean tan graves como los miles de muertos de España, Italia, Reino Unido o cualquier otro, debido a la diferencia en la densidad de sus poblaciones.
A lo cual González cuestiona: «¿Cómo explicamos que países con densidad poblacional mucho más alta que la de México, como Corea del Sur o Japón, han logrado contener la epidemia?».
«A quien quiera subsanar (la errada gestión) poniéndole el reflector supuestamente a quienes les ha ido peor para verse menos mal, pues: ‘Mal de muchos, consuelo de idiotas'», dice el experto, citando el dicho.
Lo que se debe someter a escrutinio, apunta, es la estrategia de cada nación, y resulta imposible no ver que aquellos países cuyos jefes de Estado minimizaron y menospreciaron el impacto de la pandemia, dígase Jair Bolsonaro, en Brasil, o Donald Trump, en Estados Unidos, han sido los más golpeados por la contingencia.
«Las diferencias clave ahí son las estrategias de intervención por parte de los gobiernos de todos estos países. Lo que vemos es una buena estrategia en países como Corea del Sur y Japón, y una mala estrategia, o quizá incluso una ausencia de estrategia, en países como EU, Brasil y México», sostiene el académico.
Con información de: https://www.reforma.com/