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‘La pandemia no está cediendo’.

Ciudad de México, 28 de junio de 2020.- «Hay días en que ninguna cama está disponible y tenemos que estar haciendo milagros», cuenta Elizabeth Zagal Chávez, jefa de enfermeras del turno vespertino de la unidad de urgencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

Por ser asmática e hipertensa debería haberse ausentado, pero, afirma que por compañerismo prefirió darle la batalla al coronavirus.

A la mujer, con más de dos décadas de servicio en la institución, le ha tocado vivir las pandemias de influenza y, asegura, que no se acercan ni tantito a lo que se vive hoy con el Covid-19.

«La pandemia no está cediendo, al contrario, estamos en el pico alto. Hay incongruencia a veces con la información que dan nuestros dirigentes», asegura la enfermera, quien explica que hasta que se desocupe una cama en piso es posible trasladar al paciente fuera de urgencias, y recibir más ingresos.

Asegura que el porcentaje de ocupación en urgencias, área que cuenta con 15 camas con ventilador, está entre 80 y 90 por ciento.

«Dos son las que están libres. Ahorita se van a empezar a hacer traslados de pacientes, pero la mayor parte del tiempo tenemos una o dos camas disponibles», detalla.

El personal está cansado física y emocionalmente, afirma Zagal Chávez.

«Hay cansancio mental por todas las situaciones que acontecen con los pacientes. Entran con mucha angustia de no poder despedirse de sus familiares. El personal experimenta estrés de estar viviendo situaciones en las que requieres actuar de inmediato para salvar la vida de una persona», explica.

La semana pasada, refiere, dos pacientes entraron en crisis porque no querían ser intubados.

«No sabemos si esos pacientes puedan librar la enfermedad y es difícil verlos llorar y ponerte en su lugar. Piensas: ‘En cualquier momento puedo ser yo’, y realmente no sabes si no vas a volver a ver a tu familia».

El desenlace de la mujer de 56 años y el varón de 70 años, quienes lloraron cuando les avisaron que tendrían que ser intubados, lo desconoce, pues en la unidad de urgencias, una vez que el paciente es estabilizado, es trasladado.

«Hubo momentos en los que esto bajó, pero ahorita tenemos un pico y estamos viendo mayor cantidad de pacientes.

«Llegaron a bajar y teníamos a cinco pacientes; ahorita ya trasladamos a varios, pero teníamos 14 a 15», afirma Guadalupe Hernández, encargada de las enfermeras del servicio de urgencias del turno matutino.

La experta asegura que hace dos semanas se registró el descenso; sin embargo, la semana pasada se presentó el incremento.

Comenta que se han relajado las medidas y los pacientes están ingresando muy graves.

«Tuvimos (hoy) un deceso porque el paciente llegó saturando al 30 por ciento. Es muy triste, vemos las medidas relajadas, y los pacientes están llegando en peores condiciones».

La especialista cuenta que de los momentos más desgarradores que ha vivido es el presenciar a pacientes en su etapa final sin la posibilidad de que un familiar le tienda una mano y se despida de ellos.

Arumi de Jesús Quiroz, enfermera en el área de urgencias del INER, tiene menos de 30 años, a la joven le duele que personas de su edad lleguen tan graves.

«La gente piensa: ‘Le da a los viejitos’, pero tenemos pacientes de 24, 26 años», lamenta.

La enfermera coincide con sus compañeras: «Realmente no se está aplanando la curva».

«Definitivamente la curva (no se está aplanando); ahorita se ve vacío porque se fueron los traslados, pero ayer teníamos lleno y nos pueden llegar, cinco a seis ingresos de un golpe», explica.

Con información de: https://www.reforma.com/

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