Acervo | Pedro Luis Noble Monterrubio | Mitigar los riesgos sociales.
La sociedad mexicana en su conjunto se encuentra prácticamente el segundo mes de confinamiento integral derivado de la presencia en nuestro país del Covid-19. Sin duda alguna, hemos enfrentado una dinámica de repliegue social a la que nunca habíamos estado inmersos y al paso de los días, hemos constatado su utilidad frente a lo invasivo que es el coronavirus.
El ente rector de cada determinación de este tipo ha sido el Consejo de Salubridad General, acompañado de las administraciones de gobierno federal y locales. Han existido en muchos casos coordinaciones interesantes entre la federación y los estados, pero también contraposiciones igualmente relevantes entre determinados gobernadores con el equipo de salud del Ejecutivo federal.
Lo importante en esta coyuntura más allá de ciertas fobias y confrontaciones de datos, es el privilegiar las vidas humanas de las y los mexicanos, haciendo énfasis en el cuidado de los cuadros confirmados como positivo al Covid-19. Desde hace prácticamente tres semanas alcanzamos la fase 3 del contagio de este virus y las decisiones de política pública sanitaria, estoy convencido que han sido tendientes a unificar esfuerzos para resistir el embate de la pandemia.
Se ha dispuesto infraestructura inmobiliaria, partidas presupuestales y fundamentalmente capital humano para librar uno de los desafíos más importantes en materia de sanidad que la historia de la humanidad habrá de registrar.
Existen por supuesto retos permanentes para un sector que las 24 horas y los siete días está desafiando sus capacidades resolutivas frente a la sociedad a la que sirve. Áreas de mejora continua que estoy convencido priorizan plenamente su trabajo en pos de salir avante de la exigencia que en sí misma, tiene el resguardo vital del ser humano. Y aquí marcadamente manifiesto en todo lo que vale el reconocimiento al diario quehacer de las y los profesionales de salud mexicanos e hidalguenses para dotarnos de dignos servicios. En estos días aciagos y complicados para todos, pero enfáticamente para nuestros profesionales de la Salud en todas sus ramas, oficios y especialidades merecen nuestro respeto, reconocimiento, solidaridad, fraternidad y gratitud.
Hacia adelante vendrán reconfiguraciones de todo tipo para quienes convergemos en esta sociedad. Desde este espacio, conmino a que juntos como hidalguenses y mexicanos mitiguemos los riesgos sociales que nos está dejando el Covid-19 y hagamos en esta crisis sanitaria una reinvención integral de nuestras alianzas sociales. El humanismo del mexicano y del hidalguense se ha patentizado en desgracias naturales de proporciones mayúsculas y que todas y todos conocemos a fondo. Que el humanismo nos coloque nuevamente prestos para dar lo mejor de cada uno e igualmente importante para tender la mano a nuestros coterráneos. ¡Que así sea!