Historias del alma | Elda Merino | Los tiempos de Dios, siempre son perfectos.
Vámonos, le dijo Roco a Cristina, después de haberlo acompañado a una reunión de negocios, donde ella muy quitada de la pena se encontraba haciendo barquitos de papel.
El parecía no ponerle atención pero de alguna manera siempre la miraba, cuando sonreía, cuando hablaba o inclusive en silencio, así que después de hacer sus manualidades, ambos partieron a casa.
Roco era un hombre de campo, visionario, estratega, muy inteligente por su parte Cristina era tranquila, alegre y muy ingeniosa a ambos les agradaba mucho vivir en el campo.
Pero ese día en particular era muy especial, pues Roco cumplía años y Cristina había planeando por semanas una sorpresa para su amado.
Roco era un hombre maduro, equilibrado, visionario, por su parte Cristina era muy tranquila y juguetona por eso siempre le solía decir que parecía una niña en un cuerpo de mujer, situación que parecía raro pero le agradaba bastante al señor de la casa, quien cumplía años y nunca se imaginó lo que esa noche pasaría.
Eran cerca de las 11 de la noche empezaba a llover, se sentía el viento que azotaba las ventanas Cayetano el mozo se acercó con miedo a cerrarlas pues el decía que el viento tenía alma por eso siempre primero pedía permiso a éste para que no se ofendiera.
Roco por su parte se encontraba en el despacho trabajando estamos hablando del año de 1872 la casona estaba alumbrada con velas por todas partes, pues a los señores de la casa no les gustaba la oscuridad.
Roco, siempre elegante enfundado en un traje negro con camisa de seda trabajaba en el despacho mientras que Cristina le daba instrucciones al sirviente para esa noche. “Repasemos de nuevo todo don Cayetano 5 minutos exactos después de que suba el señor al cuarto usted con el pretexto de llevarnos una cobija tocara la puerta, el señor preguntará ¿que desea Cayetano? y usted responderá: “Disculpe señor le traigo una cobija” Y el señor le dirá: “Permítame ahorita habro” Para eso ya tendrá usted listo el obsequio y una carta para él.
Recuerde que en cuanto él habrá la puerta, usted tendrá que entregar la cobija y enseguida el regalo con la carta después de eso, usted se retirará ¿ Entendió don Cayetano? El mozo que era de pocas palabras acento afirmativamente con la cabeza .
Llegó el momento, don Roco subió la escalera y Cayetano con reloj en mano comenzó a contar 5 minutos. Cuando el señor de la casa entró al cuarto ya Cristina lo esperaba, éste comenzó inmediatamente a desvestirse, sin embargo ella para sus adentros se dijo: ¡No se puede desvestir¡¡ pues él tiene que habrir la puerta¡
Fue entonces que ella dijo: “ Hey, yo le ayudo” Pero ella comenzó a abotonar de nuevo la camisa. Roco no entendía que pasaba, se le quedó viendo como diciendo ¿ y ahora que le pasa? Roco preguntó ¿ que pasa? ¡me dijo que me iba a ayudar a desabotonar y está haciendo todo lo contrario¡ A lo que ella respondió sonriente “!!!Es que mire primero hay que abotonar, para después desabotonar!!
Él no entendía que las verdaderas intenciones de Cristina eran hacer tiempo para que Cayetano llegará como estaba previsto, en eso se escuchó un toquido, era Cayetano habían pasado exactamente 5 min, ahí todo comenzó cómo lo había descrito antes Cristina.
Roco preguntó ¿qué desea Cayetano?
y él le dijo: “Señor le traigo una cobija”
A lo que él amo respondió “Espere un segundo, ahí voy”. En cuanto Roco abrió la puerta, Cayetano entregó de inmediato el cobertor y en seguida el obsequio junto con la carta. Misión cumplida, Cayetano se retiró.
En eso Cristina, se encontraba en una esquina de la cama con una sonrisa traviesa que su pareja conocía muy bien.
Su ingeniosa damisela lo volvía a sorprender y aunque a él no le gustaban las sorpresas las de Cristina eran las únicas que ansiaba siempre recibir, él también comenzó a sonreír y muy gustoso se sentó en la orilla de la cama, en eso cuando se disponía a abrir el obsequió ella le recordó: “ Hey, la carta dice leerse antes de abrir el obsequio”.
Roco reaccionó, abrió la carta la cual decía: Instrucciones, este obsequio se debe habrir a las 11: 26 de la noche en punto, ni un minuto más, ni un minuto menos.
En cuando leyó el papel miro el reloj eran exactamente las 11:26 en punto, parecía que todo estaba en sincronía perfecta.
En eso un fuerte relámpago se escuchó, el viento abrió la ventana y apago las velas se hizo un profundo silencio Roco dijo 11:26 en punto! ¡¡¡Oiga usted ya me dio miedo!! y ella le respondió a mi también¡¡
Pero a ella le dio miedo porque sin darse cuenta, ni proponérselo se estaban cumpliendo todo de forma perfecta. Como si una mano mágica guiará el acto de manera divina, cabe señalar que todavía faltaba habrir el obsequio el cual tenía grabada la frase que explicaría de manera sorprendente está historia.
Al instante el viento se calmó, Cristina volvió a prender las velas, Roco ya tranquilo, abrió el obsequio y ahí estaban los 3 barcos de papel que cubrían el regalo los que Cristina estaba haciendo de manera tan delicada, con tanto amor esa misma mañana cuando lo acompañó a sus negocios.
Por lo que él se sorprendió y dijo ¡Oiga en eso era en lo que usted estaba tan ocupada cuando me acompañó a la reunión¡ .
El primer barquito decía:! Adelante siga participando¡ el segundo ¡ Ahí la lleva, ya mero llega¡ y el último :¡Bingo, llegaste, te amo, te ganaste mil costarles de besos¡
Roco, abrió el obsequio a la hora marcada y se sorprendió al ver que el objeto era un reloj de cristal grabado con un lenguaje que sólo ellos dos conocían, en eso Cristina se le montó en sus piernas como era su costumbre, pues para ėl ella era su tranquilidad, para ella él era su paz y juntos leyeron la frase que Cris había mandado grabar con anticipación en la parte trasera del reloj la cual todavía no leían y la cual decía:
“ Los tiempos de Dios son perfectos ”
Al ver esto, ambos quedaron maravillados, pues parecía que todo estaba extraordinariamente calculado para que Roco y Cristina se amaran en está vida.
Magia o no, lo cierto es que los tiempos de Dios siempre son, perfectos.