Si cada día caminas más lento, significa que ya estás envejeciendo (lo dice la ciencia).
Caminar es una de las acciones más sencillas para mantenerse activo y realizar un poco de ejercicio cada día.
Esta actividad física no exige membresías en el gimnasio, ni ningún tipo de instrumento especial. Sólo requieres la disposición para dar unos cientos o miles de pasos al día.
Tu smartwatch, pulsera inteligente o la app de salud en tu smartphone son los aliados perfectos para conocer cómo es que esta acción influye positivamente en tu cuerpo.
Sin embargo, más allá de los parámetros que puedes obtener por medio de estos dispositivos, caminar también es un indicador de la salud de tu cerebro y tu cuerpo. Te explicamos.
La importancia de la velocidad a la que caminas
Si bien envejecer es parte natural de la vida, algunas personas presentan síntomas de envejecimiento antes de lo esperado, principalmente por llevar malos hábitos o por su misma genética.
Las arrugas y las canas suelen ser las señales más obvias de envejecimiento. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Duke encontraron que la velocidad a la que caminas también puede ser un parámetro para conocer si tu cerebro y tu cuerpo presentan un envejecimiento prematuro.
Los científicos estudiaron la velocidad de caminata y la salud en general de casi mil personas, todas de 45 años de edad.
Durante el estudio, los investigadores descubrieron que los individuos que caminaban más lento presentaban un envejecimiento acelerado, a diferencia de los que caminaban más rápido.
Asimismo, encontraron que este envejecimiento es más visible en los pulmones, dientes y sistema inmune, pues estas partes del cuerpo estaban en peores condiciones que las de aquellas personas que tienen una velocidad de caminata mucho más veloz.
Los investigadores también realizaron resonancias magnéticas, las cuales les permitieron observar el deterioro cerebral de los caminantes lentos.
En los resultados notaron que dichas personas tienen un volumen cerebral más bajo, menos área de superficie cerebral y lesiones pequeñas asociadas con afecciones de los vasos sanguíneos del cerebro. En otras palabras, también sus cerebros presentaban síntomas de un mayor envejecimiento.
Los científicos también encontraron que los caminantes lentos tienen una edad facial notablemente más envejecida, en comparación con los caminantes rápidos.
Este estudio demuestra que por más sencillo que pueda parecer realizar una breve caminata, esta actividad es un proceso importante para todo el cuerpo.
La velocidad a la que caminas «depende de la función y la interacción de los sistemas musculoesquelético, visual, nervioso central y nervioso periférico, así como de la capacidad aeróbica, la aptitud cardiorrespiratoria y la producción y entrega de energía» de cada persona, de acuerdo con los investigadores.
Asimismo, los especialistas concluyeron que la velocidad de la caminata va más allá de un parámetro para saber si los adultos tienen una dificultad motriz y se convierte en una medida para conocer la salud general de las personas.
Con información de: https://www.vix.com