Intervención del Coordinador del GPPRI en el Senado de la República, Miguel Ángel Osorio Chong
Senado de la República, 15 de octubre de 2019
Intervención del Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en el Senado de la República, Miguel Ángel Osorio Chong, durante los posicionamientos de los grupos parlamentarios respecto al Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales; de Estudios Legislativos, Segunda, que contiene minuta con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Consulta Popular y Revocación de Mandato. Sesión Ordinaria.
Con su venia, señora presidenta.
Compañeras y compañeros senadores.
Saludo a quienes nos siguen a través del Canal de Congreso y redes sociales.
Señoras y señores.
Hoy este Senado manda un mensaje importante, que podemos trabajar juntos para alcanzar propósitos compartidos, más allá de pensar distinto.
Hoy, en este tema, honramos el diálogo, la razón y la palabra.
Detrás de este proyecto de revocación de mandato y consulta popular, está el triunfo de la buena política, la política que escucha, debate y acuerda.
La que se propone convencer más que vencer.
La que está dispuesta a ceder antes que imponer. Es la política que le sirve a México.
La que ve los grises entre el blanco y el negro.
La que no desprecia a los matices.
La que acepta la crítica, pero pone la propuesta por encima de la protesta.
La política que sabe que la pluralidad no es obstáculo, sino fortaleza.
La política comprometida con el principio de que nadie es dueño de la verdad absoluta.
La política que sabe que en democracia disentir es legítimo derecho de todos.
Por lo anterior, expreso mi reconocimiento más sincero a quienes tanto desde la mayoría, como desde la oposición, integraron el grupo de trabajo que hizo posible este dictamen.
A Claudia Ruiz Massieu y Sylvana Beltrones, por su capacidad para tejer fino, que fue clave para acercar los diferentes puntos de vista y encontrar el cómo sí, más que el cómo no.
A Ricardo Monreal, coordinador de MORENA, por su disposición a escuchar y a construir en pluralidad.
A Eduardo Ramírez, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales.
A Mauricio Kuri, coordinador del PAN, que aún con el voto en contra manifiesto, estuvieron atentos y activos en la discusión.
Al coordinador de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado.
Al doctor Mancera, coordinador del PRD, que le dio solidez jurídica a nuestro proyecto.
A Sasil De León, coordinadora de Encuentro Social.
Y a Geovanna Bañuelos, coordinadora del PT.
Y a Manuel Velasco, coordinador del Verde, que siempre también estuvo en la búsqueda de los acuerdos.
Senadoras y senadores, valió la pena esperar un año, valió la pena no apresurarnos y hacer las cosas bien.
El dictamen que hoy se aprobará, guarda una importante distancia de la propuesta que se nos hizo llegar desde la Cámara de Diputados, y qué bueno que así sea.
Primero, porque muestra que nos tomamos muy en serio nuestro papel de Cámara revisora.
Y segundo, porque antes que ser la derrota de alguien, es la victoria del diálogo. Diálogo que permitió pasar de un mecanismo para ratificar al titular del Ejecutivo como originalmente estaba planteado, a una herramienta para que el mandato concluya de manera anticipada cuando se haga evidente la incapacidad del gobernante y la pérdida de confianza por parte de la ciudadanía.
Del mismo modo, transitamos de una figura que podía estar al servicio del poder, a una que sirve y utilizará solamente la ciudadanía.
Se logró evitar empatar el proceso con las elecciones intermedias, lo que significaba un atentado contra la equidad del proceso y nuestra democracia, construida en los últimos 45 años.
Será el Instituto Nacional Electoral una institución creada por muchas generaciones de mexicanos la que se encargará de la organización, la difusión y el cómputo de resultados.
Algo similar pasó con Consulta Popular, que gracias a la apertura de todos los grupos, fue modificada para hacer de la misma un instrumento más accesible y de mayor impacto, previendo por ejemplo consultas regionales y también obviamente las nacionales.
En suma, aquí no se legisló para un gobierno, se legisló para un país.
Pero aún en ese sentido, hay una reflexión que no puedo omitir. Hoy, es cierto, con la revocación de mandato estamos avanzando en contar con más mecanismos de participación ciudadana y democracia directa al interior del Estado mexicano.
Sin embargo, esta es una herramienta que debe de mantenerse fiel a su espíritu. Recordemos las experiencias latinoamericanas que muestra que la tentación de utilizarla no es solamente para terminar un mandato de forma anticipada, sino para extender su duración, más allá de las reglas prestablecidas. Es decir, buscar y lograr la ampliación de su mandato.
En contrapartida, cuando se utiliza solo para el golpeteo político o para mermar el mandato de las urnas, puede generar ingobernabilidad y distraer a los gobiernos de su función principal.
Es decir, utilizada de forma perversa, la revocación podría vulnerar el sistema político mexicano y a sus pilares, como son los periodos sexenales sin reelección.
En este mismo sentido, en lo local, y por nuestra propia geografía político-electoral, hay entidades que pueden correr el riesgo de entrar en dinámicas poco saludables, yendo de revocación en revocación.
Por eso, antes de ser una herramienta para debilitar un gobierno, esta figura debe contribuir a la gobernabilidad democrática.
Estoy seguro de que nadie está pensando en la revocación para agregar un problema más a nuestro país, que nos distraiga de la búsqueda del desarrollo y que nos distraiga de la prosperidad de México.
Es decir, debe ser una solución, no un problema. Para blindar salidas institucionales ante escenarios extremos en los que exista no un déficit, sino una crisis de legitimidad.
En este marco, corresponde a todas las fuerzas políticas a actuar con sentido de responsabilidad y contribuir a que la revocación de mandato se mantenga como una herramienta de participación ciudadana, y no como un arma para dirimir o arreciar conflictos partidistas.
Compañeras y compañeros, el Senado de la República está llamado a hacer la diferencia por la vía del diálogo y por la vía de los acuerdos, en donde más allá de las diferencias propias de cualquier democracia, se construya a partir de las coincidencias.
Y más allá de intereses políticos se privilegie aquello que beneficie a la sociedad.
Una vez más hacemos patente ésta, nuestra convicción. No es casualidad que los temas más complejos sean aquellos en los que se logra mayor consenso.
Tenemos que seguir la ruta de saber ceder y de saber sumar.
Compañeras y compañeros, legislar no es cuestión de egos, ni de aplausos fáciles. Es cuestión de ver lo que más le conviene al país.
Por eso reitero mi reconocimiento a todas y todos los que participaron en la redacción de esta reforma.
Nuestra obligación de todas y de todos, es cuidar a México, cuidarlo de los excesos, cuidarlo de poner en la ley algo que pueda ocuparse equivocadamente o con fines meramente políticos.
Hoy tenemos desde el Senado, para todas y para todos, un instrumento para fortalecer nuestra democracia participativa, para evitar desviaciones en el ejercicio del buen gobierno.
En suma, un instrumento para que le vaya mucho mejor a México.
Muchas gracias por su atención.
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