Intervención de la senadora por el Partido Revolucionario Institucional, Beatriz Paredes Rangel, durante el análisis del Primer Informe de Gobierno en materia de Política Social. Sesión Ordinaria.
Senado de la República, 25 de septiembre de 2019.
Honorable Mesa Directiva.
Compañeras y compañeros.
Hay varias formas de hacer la Glosa de un Informe, referirse antagonizando o aplaudiendo a los documentos o discursos que presenta el titular del Poder Ejecutivo como Informe, u observar y comentar lo que la realidad señala al respecto del rubro que corresponde en un año lectivo.
Por cierto, me pronuncio porque el titular del Poder Ejecutivo Federal vuelta a comparecer ante el Congreso a presentar personalmente su Informe. Esa costumbre republicana debe recuperarse.
Habría que señalar en un primer año de gobierno de una nueva administración, que también se revelan los nuevos estilos, las modificaciones o variaciones en los proyectos, la nueva visión, las características del modo de gobernar.
¿Qué nos preocupa enormemente en materia de política social? La incapacidad de escuchar, la ausencia de espíritu autocrítico, la imposibilidad de rectificar.
La situación de la desaparición de las estancias infantiles es un caso emblemático en esta materia, hubiéramos esperado o hubiéramos deseado una discusión de fondo sobre las políticas de atención a la primera infancia, una valoración técnica de los modelos de atención, una revisión madura de los programas existentes.
Desde luego erradicar la corrupción en caso de existiera, actuando jurídicamente conforme al derecho establece. No fue así.
A un planteamiento reiterado de diversas voces, se contestó con la descalificación y la simplificación del problema. Queda pendiente para este país una verdadera discusión sobre las formas de atención a la primera instancia y las políticas de atención, resguardo y educación de los niños hijos de los trabajadores.
¿Qué nos preocupa? El manejo de datos aleatorios sujetos a la voluntad política, el desconocimiento, la negación de todos los esfuerzos previos, despreciando así la capacidad acumulada y el conocimiento institucional.
De allí que expresemos nuestra preocupación por los padrones que se están elaborando de los beneficiarios de los programas sociales.
Se han descalificado los anteriores programas, pero vale la pena preguntarnos, ¿cuál es el perfil profesional de los actuales encuestadores, en qué entidad pública trabajan, cuál es su adscripción presupuestal, cómo se evalúan sus funciones, quiénes son los denominados servidores de la nación?
Hay mucha mayor opacidad en la construcción de los padrones de beneficiarios, exigimos que la información de los padrones sea pública y accesible y que se precisen términos y cronogramas de depuración y de acceso para que te den de alta en ellos.
Coincido con Patricia Mercado, en que ha llegado el momento de hacer una discusión nacional de la política de transferencia directa de recursos a la población.
Es oportuno evaluar si es el momento ya de generar un derecho universal a que accedan todas y todos los mexicanos en condiciones de vulnerabilidad, más que diversos programas focalizados.
El riesgo es que cada administración se acuse sucesivamente de que su estrategia de transferencia directa de recursos es clientelar.
El problema para garantizarle a la sociedad que no hay una intención electoral en la transferencia de recursos focalizados, es que ésta se convierta en un derecho universal accesible para todas y todos los mexicanos en condiciones de vulnerabilidad.
Ya es hora pues de discutir con seriedad la eficacia o ineficacia para erradicar la pobreza de los programas de transferencia directa.
Hay casos dramáticos, como el de los comedores comunitarios. Los comedores comunitarios atendían a más de -en cinco mil 500 comedores- medio millón de beneficiarios.
Se tomó la decisión de desaparecerlos de un plumazo, sin que haya habido la menor explicación y con la degradación de la capacidad alimentaria de esta población vulnerable.
Pero independientemente de referirme a algunos de los programas de política social como lo he hecho, quiero referirme a las políticas que constituyen la columna vertebral del desarrollo social de nuestra población.
La de salud pública, que se encuentra en una crisis de abasto de medicamentos y de cobertura.
Por cierto, me indignó que no viniesen hoy a una reunión los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y de COFEPRIS, era un diálogo muy importante convocado por las comisiones respectivas con los institutos de salud pública. Ya nos referiremos con amplitud en otro momento.
A la educación nos referiremos en el curso del día de hoy.
Quiero detenerme, para concluir, en el tema de la política de abasto alimentario. El castigo a los programas de respaldo a la producción alimentaria y comercialización de los ejidatarios y pequeños propietarios que llevó a una movilización nacional hace algunos meses, es algo que no puede repetirse.
No puede haber confusión en la política social, tenemos que respaldar a los pequeños productores en los programas productivos y de comercialización.
El que haya respaldo para programas sociales a los campesinos más pobres, no significa el que los ejidatarios y los pequeños minifundistas dejen de tener necesidades de respaldo para consolidar su producción.
Saludamos el proyecto Sembrando Vidas, deseamos que sea exitoso y demandamos que no solo se concentre en el sur-sureste de nuestro país.
Compañeras y compañeros, la mejor política social, ya se dijo aquí, es la generación de ingresos, por eso creemos que es pertinente la revisión de los salarios en el país, y la generación de empleos.
No se puede con una política de crecimiento cero, en la que se han perdido casi 40 mil empleos, abundar en el combate a la pobreza.
Creemos genuinamente en la decisión del Presidente López Obrador de erradicar la pobreza extrema, ese es el desafío, discutamos las políticas sociales, atrévanse a un espíritu autocrítico, queremos aportar, queremos un país con todos los mexicanos con sus satisfactores básicos cubiertos.
Muchas gracias.