Aprovechemos el paisaje verde a la hora de hacer ejercicio
En los últimos años se ha extendido la costumbre de hacer ejercicio como medida para relajarse de las presiones que impone vivir en grandes ciudades.
Se ha comprobado que esto es efectivo porque, en la mayoría de los casos, después de realizar el ejercicio se observa un descenso de la presión arterial.
Unos investigadores hicieron un estudio en el que midieron la presión en 40 pacientes antes y después de haber hecho ejercicio de la misma intensidad por el mismo tiempo.
La mitad del grupo se ejercitó en caminadoras que se encontraban en un gimnasio dentro de cuatro paredes; la otra hizo el ejercicio al aire libre, en áreas con un paisaje rural verde. La presión arterial del conjunto que tuvo actividad en el área verde descendió aproximadamente diez por ciento, mientras que en aquellos que lo hicieron en un gimnasio cerrado decreció muy poco.
Estos investigadores cuentan también con evidencia de los beneficios que se obtienen cuando áreas hospitalarias, escuelas u oficinas tienen ventanales que dan hacia espacios verdes.
La recuperación de los enfermos es más rápida, se estimula la función cognoscitiva en los alumnos y se reduce el estrés y la frustración entre la gente que trabaja todo el día dentro de una oficina.
Aunque aún no se cuenta con la explicación fisiológica de la forma en que la visión de un panorama rural o un área verde produce estos efectos, se tiene planeado realizar más estudios sobre el tema.
Sobre todo cuando se vive en una metrópoli, no se debe desperdiciar la oportunidad de salir a refrescar la vista, ya que así se retomará la vida urbana más relajados y con mejor ánimo.
400 pequeñas dosis de ciencia UNAM