- Las Águilas, víctimas de las lesiones una vez más, rescataron un punto ante los felinos en el Volcán; son el único equipo invicto
El empate de las Águilas en Monterrey, frente a los Tigres, fue justo, porque los felinos no quisieron ir por más cuando pudieron y el América hizo lo que pudo.
Todo en el regreso de Memo Ochoa fue agridulce. No tuvo mucho trabajo, no lo hizo mal, pero ante lo pobre que está el equipo azulcrema, lo mejor fue no perder. No fue sencillo. Tigres es un equipo con la sabiduría de un viejo, la vitalidad de un novato y la contundencia de un consagrado.
Así el primer tiempo vivió tres etapas: El estudio: los felinos vieron cómo se acomodaba el rival en una cancha mojada. El trabajo: los felinos lograron desacomodar al América, provocando los espacios largos. La conclusión: el gol.
El América tiene una defensa débil. Emanuel Aguilera jugó lesionado, sus laterales no están en su mejor momento y no hay cambios. En la media cancha no hay quien haga la jugada diferente. Guido Rodríguez hace todo pero a medias. Y arriba más allá de los velocistas, no hay para dónde hacerse.
Pero el América tiene carácter; una necesitaba, una tuvo. Roger Martíneztomó un mal despeje de Carlos Salcedo, la defensa se desacomodó y el balón le llegó a Sebastián Córdova que definió como gente grande. Y así, América salió vivo del Volcán