Charlas de Taberna | Por Marcos H. Valerio | ¡Cuidado con las extorsiones!
“Ya valió… tenemos a tu esposa, tienes media hora para depositar cinco mil pesos a una cuenta bancaria, sino recibirás una oreja, un dedo, o de una vez, el cadáver de tu esposa”, advierte un extorsionador por teléfono.
Al instante, inserta un audio de una mujer que angustiada, con voz cortada implora: “Me tienen secuestrada, por favor, haz lo que te dicen”.
Pepe, que es la víctima, nunca se percata que es una grabación, su mente se bloquea, no consulta a nadie, ni trata de localizar a su cónyuge, desesperado, busca su tarjeta bancaria, consulta su saldo, de inmediato se va a realizar la transacción al banco.
En un lapso de 20 minutos, nuevamente se escucha el timbre del celular y recibe otra amenaza. “¿Qué pasó?, ¿ya tienes el dinero?, ¿en dónde estás?”.
José dice: “Ya estoy entrando al banco, en un instante tiene su dinero, por favor no le haga nada”. Aunque la fila es corta, la espera se le hace eterna, por fin logra hacer el depósito.
Al salir de la institución crediticia, en el estacionamiento, toma un respiro, enciende un cigarro. Mientras trata de tranquilizarse toma su celular y marca a su esposa. Al escucharla pregunta: “¿Estás bien?, ¿no te hicieron nada?
La cónyuge contesta: “¿Qué tienes amor?, ¿te escucho preocupado?, no te he podido hablar porque estaba en una junta, hasta ahorita terminó. ¿Qué tienes?”.
“Me habló un sujeto para decirme que te tenía secuestrada”, responde.
La mujer lo interrumpe: “Te extorsionaron, ¿cuánto te pidieron?, ¿ya les diste el dinero?, no he salido de la oficina, estoy bien”.
Pepé, afirma: “Voy saliendo del banco, hace ocho minutos”. De inmediato corre a la caja para pedir que no hagan la transacción, ya que se trata de una extorsión, sin embargo, el agresor ya sacó de la cuenta dicha cantidad.
SÓLO UN TELÉFONO CELULAR
Así, para extorsionar a la ciudadanía, sólo basta un teléfono celular, marcar al azar un número, con palabras altisonantes y una grabación donde se escuchan gritos de un niño o una mujer que pide a su familiar pagar el rescate porque se encuentra secuestrada o detenida, momento que los agresores exigen una cantidad de dinero, que debe ser depositada en alguna cuenta bancaria. Incluso, se han dado casos donde entregan las facturas junto con sus automóviles.
Con un teléfono celular, una grabación y con la garantía de que nadie los puede rastrear, han hecho que las extorsiones vayan en aumento, pues difícilmente son ubicados por la policía.
Incluso, se han detectado a algunos agentes policiacos “sembrando” droga a los agraviados, y con la amenaza de remitirlos ante el Ministerio Público, se comunican con los familiares para sobornarlos.
En ocasiones, los amigos, vecinos o empleados, son los que entregan la información de las víctimas, por lo que las intimidaciones son directas. “Conocemos perfectamente tus movimientos, dónde trabajas, tu domicilio, por lo que tu familia puede ser dañada”.
Otra manera para poder conseguir información de sus víctimas, es mediante llamadas telefónicas, donde supuestamente realizan una encuesta, les exponen que entrarán a un concurso, después de varios días, con dichos datos, se vuelven a comunicar con las personas para extorsionarlas.
Una modalidad más, consiste en hacer creer a la gente que les habla un familiar que viene desde Estados Unidos y fue detenido por autoridades policiales en la frontera por no tener sus papeles en regla, por lo que piden depositar dinero a una cuenta especifica.
A veces, se dicen integrantes de Los Zetas, y en breve ejecutarían a un familiar, lo que propicia que las víctimas entreguen de inmediato el rescate.
Si la probable víctima “no cae”, el agresor marca al azar otro teléfono, hasta que logran extorsionar a otra persona. Las formas son diferentes, pero, para que la transacción sea rápida, las cantidades son menores, van entre los tres a siete mil pesos, suma que se puede sacar de inmediato de cualquier cajero automático.
NO SÓLO OCUPAN LOS CELULARES
Hay un sinúmero de modalidades para extorsionar o defraudar, algunas se realizan a través de Internet y consiste en enviar mensajes electrónicos, donde les indican a sus víctimas que fueron ganadores de un premio, les solicitan su nombre, domicilio, cuenta bancaria, hasta llegar al dato primordial que es el NIP.
Una vez, que cuentan con dicha información, realizan transferencias electrónicas, y el agraviado se da cuenta, días después del fraude, difícilmente lo nota el mismo día.
En otras ocasiones, montan una página web similar a la de un banco, y mediante engaño piden a los cuentahabientes “actualizar sus datos”. Algunos instalan micro cámaras de video cerca de los cajeros automáticos para captar el momento que teclean su NIP y transferencias.
Esta información va a un portal ilícito, que por lo regular se aloja en un servidor del extranjero pero monitoreada en el país, por lo que logran clonar, realizar transferencias o compras en línea.
Aunque no es poco común, se han dado casos, donde los extorsionadores realizan sus negociaciones a través del What Apps.
¡Cuidado!, cuando recibas una llamada donde te exijan dinero, primero localiza a tus familiares, denuncia ante las autoridades y apaga tu teléfono celular por un rato.