Charlas de Taberna | Por Marcos H. Valerio | Habló con la virgen.
A sus 50 años, Zu se considera una persona sensible. ¡Asegura que ha tenido encuentros y charlas con la virgen María!
Comenta que hace unos años, cuando falleció su mamá, percibió como el alma se desprendía del cuerpo y observó la transfiguración de paz en el rostro una vez que expiró.
Otra de sus experiencias ocurrió hace 12 años cuando recién acababa de divorciarse.
La amargura estaba invadiendo su vida y, por descuido, fue trasladada de urgencia al hospital. Al estar inconsciente vio cuando llegó una enfermera, quien de inmediato la empezó a consolar, una mano acariciaba su cabeza y la otra tocaba su pecho.
Con voz suave la tranquilizó, le puntualizó que aún no era hora de ir al cielo, incluso, le explicó que su hija de siete años ya había salido de la escuela y estaba con sus familiares.
La enfermera, quien dijo llamarse Lupita, continuó con su charla: “Es necesario que tu vida retome otra dirección. En tu camino andado siempre te preocupas por lo que has construido y dejado pendiente, por lo que proyectaste entre el pasado y el futuro, pero has dejado de vivir el presente”.
“Lo positivo de tu vida es que está llena de retos, pero no debes olvidar que es un conducto a la felicidad, o sea que hoy es el momento de ser feliz, si no es ahora: ¿Cuándo?”
“Recuerda: La felicidad es un camino, así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartas con alguien especial. El tiempo no espera por nadie”.
“En tu proceso de vida muchas veces tienes que detenerte, resguardarte, es decir, realízate una introspección, busca el balance que te otorgue la sensación de bienestar y desarrollo personal”.
“Debes desprenderte de hábitos y recuerdos que te causen dolor y retomar aquellos que han promovido tu crecimiento hasta generar un balance emocional equilibrado. No lo olvides, la felicidad es un trayecto, no un destino”.
Por fin, Zu salió de la cirugía, el médico la reprimió, ya que nunca le dijo que era hipertensa, por lo que estuvo a punto de fallecer.
Su respuesta fue agradecer a Lupita, quien siempre estuvo a su lado. El doctor respondió que en el turno no hubo una enfermera o médico con ese nombre.