Rodo Padilla personifica a jimadores, mariachis, pescadores, vendedores de elotes, maestros, doctores y muchos más oficios nacionales en figuras de de barro
México, 18 de marzo del 2019.- En 1994, el escultor mexicano Rodolfo Padilla López, originario de Tlaquepaque, Jalisco, dejó de diseñar vajillas para dedicarse a representar las actividades cotidianas de los mexicanos en piezas de barro, un oficio que le enseñaron sus padres, don Francisco Padilla y doña Aurora López, ambos artesanos.
En su trabajo, se puede ver distintas figuras de mariachis, pescadores, vendedores de elotes, jimadores, maestros, doctores, entre otros; todos con una particularidad: son de cuerpo gordito.
De todas las piezas que ha diseñado, existe una que se ha convertido en un clásico, se trata de un vendedor en bicicleta, una figura inspirada en un vecino del artista al que veía pasar todos los días por su cuadra, cargando jaulas de aves que comercializaba.
“Mi trabajo nace de la geometría y tienen el carácter del mexicano: alegre, trabajador, sencillo y amable, mientras otras piezas vienen de las formas orgánicas, como el frijol, la gota de agua, las esferas y el pino de boliche”, compartió el escultor.
Las figuras humanas con cuerpo gordito y en algunos casos desproporcionadas, le han dado su sello como artista, pues, pese a que ha diseñado en barro otras figuras, las más buscadas son las que tienen las características ya mencionadas.
“Hacemos piezas por pedido, para ello, pedimos al cliente que describa su personalidad o bien de la persona a quien va dirigido, de esta manera, asociamos los gustos y creamos el personaje. Algunos pedidos especiales que hemos trabajado son el de un taquero, un magistrado, un cirujano plástico haciendo liposucción, incluso para el anterior presidente de México creamos un Napoleón gordito”, explicó.
El artista de “los gorditos”, es ingeniero industrial de profesión, sin embargo, tiene estudios en Ingeniería Cerámica en Tokio, Japón; Diseño en Cerámica en la Universidad de Artes de Nagoya, Japón, y Escultura Cerámica en Faenza, Italia, además de cursos de diseño en Buenos Aires.
En su taller en Tlaquepaque, Jalisco, trabajan artesanos, quienes bajo la supervisión de Rodo Padilla se encargan de dar forma, color, moldeado, vaciado y formado de las figuras que luego pasan al horno. Algunas obras necesitan hasta cuatro días en el horno a una temperatura de mil 300 grados centígrados para que su terminación sea perfecta.
El escultor ha participado en distintas exposiciones, colectivas e individuales, además que ha ganado el Premio Nacional de cerámica en varias ocasiones. Sus obras se exhiben permanentemente en una galería en Tlaquepaque, así como en la Riviera Maya y se comercializan en ambas ciudades y CDMX.
“Anteriormente hacíamos tazas y vajillas, pero en 1992 el mercado se puso difícil, pues exportamos a Estados Unidos y al caer el dólar, las ganancias ya no eran las mismas, así que decidí comenzar a hacer otro tipo de figuras geométricas que representan la esencia del mexicano”, finalizó.
Con información de: https://heraldodemexico.com.mx/