Colaboraciones

Charlas de Taberna | Por Marcos H. Valerio | Juegan a ser niños bomba.

En los últimos 10 años, los niños solían jugar a la Intifada. Era una especie de recreación de indios contra vaqueros,  más concretamente, de soldados israelíes contra palestinos que lanzaban piedras, en el que los niños adoptaban el papel de soldados armados con palos que representaban armas de fuego y palestinos con kufiyas (el pañuelo tradicional que usan los hombres palestinos) y piedras.

Muchos infantes de aquel tiempo preferían jugar como judíos, ya que tenían las armas más poderosas. Este juego ha desaparecido. Hoy, el símbolo del poder es el martirio. Si en la actualidad le pregunta a un niño de Gaza qué quiere ser de mayor, no dirá que quiere ser médico, soldado o ingeniero, sino expresará que quiere ser un mártir, explica el psiquiatra Eyad El-Sarraj, fundador del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza.

“La gente necesita sentirse respetada. Quieren un reconocimiento en su sociedad. Hoy se glorifica el martirio. Para ellos, el mártir es el poder de la gente, de vengarse en nombre de las víctimas. Lo contemplan como un valiente que se sacrifica, sea hombre o mujer por el bien de todos, como un símbolo de la lucha”, agrega.

El especialista comenta que, durante la primera Intifada, algunos estudios demostraron que el 55 por ciento de los niños habían sido testigos de las humillaciones o las palizas que padecieron sus padres por parte de los soldados israelíes.

“El impacto psicológico que esto acarrea es impresionante. El padre es la figura que representa la autoridad, comienza a ser visto como alguien impotente, que ni siquiera puede protegerse así mismo; mucho menos a sus hijos. De modo que los niños se hacen más militantes y más violentos. La gente es el producto de su entorno. Así es como hay que entender realmente las bombas suicidas”, dice.

Cuando se trata de una persona que se sacrifica por Dios, son más respetados. Adquieren un reconocimiento de santidad a los ojos de su pueblo y la sociedad ayuda a la familia a sobrellevar la pérdida. Existe el heroísmo de morir por otros, el de no aceptar la humillación y la derrota, y más que eso, de estar apoyado por Dios, y lo que quiera que nos pase es una prueba de nuestra fe, expone el psiquiatra.

Respecto al grupo terrorista Hamas señala que tienen su propia ideología, la cual reclama un Estado islámico en Palestina mediante la guerra Santa y el asesinato del enemigo. Creen que los israelíes sólo pueden escuchar el lenguaje de la fuerza. Por ello, están dispuestos a usar cualquier método incluido el de las bombas suicidas. Reitera que existen muchos voluntarios.

“Tanto  judíos como estadounidenses han dicho que en las escuelas palestinas se les inculca odio, eso es falso, no hacen falta escuelas para eso, sólo te hace falta ver a los soldados israelíes humillando al pueblo árabe, o los Phanton 16 destruyendo tu casa, y el mensaje está listo. Hamas no necesita reclutar. Uno de mis colegas me habló de un paciente que cayó en una depresión cuando no fue aceptado como bomba suicida; había perdido la oportunidad de ser un mártir”, añade el especialista.

“Quizá esto resulte difícil de entender en occidente, pero en este lugar esa gente es respetada. Pero a ello hay que añadir el nivel de amarga desesperación que existe en los territorios ocupados, la falta de esperanza. Y unido a ello, está la noción religiosa de que la vida comienza con la muerte”, puntualiza Eyad El-Sarraj.

En el Islam, el suicido por razones personales es un pecado; está prohibido. Pero el martirio es otra cosa. Y hay tantas interpretaciones sobre las bombas suicidas debido a que, obviamente, no existía en la época del profeta Mahoma, de hecho, es un fenómeno nuevo en el Islam. La primera vez que fue practicado fue por Hezbolláh, tras la ocupación israelí del sur de Líbano en 1982 y las más altas autoridades religiosas de Egipto y Arabia Saudí, se han pronunciado en su contra.

Así que es una cuestión muy debatida en el Islam: ¿es una forma de sacrificarse por Dios?, ¿es aceptable asesinar a civiles? Los militantes islamistas consideran que todos los israelíes son militares, incluidas las mujeres. Otro argumento, incluso para Hamas, es que ellos no convertirían sus cuerpos en bombas si tuvieran F-16, helicópteros Apache, tanques, una mínima fracción de las armas que Israel obtiene de Estados Unidos.

“Los israelíes tienen el poder de los F-16, mientras nosotros tenemos el poder de morir. Así se ha alcanzado esta posición de profunda paranoia”, dice tajantemente.

 El especialista aclara que el Islam está por la vida. “Nos enseña que en tiempo de guerra debemos proteger a las mujeres y a los niños, incluso a la naturaleza. Esas son las palabras del profeta Mahoma”.

“Yo estoy en contra de las bombas suicidas, apoyo a las familias, como palestino, como árabe, como musulmán y como ser humano me siento en la obligación de apoyarles. No puedo dejar a sus hijos en medio de la pobreza, tengo que hacer lo que pueda para dejarles algo de esperanza y de dignidad. Por eso apoyamos a las familias, no para animar a las bombas suicidas”.

Por último, asegura que cree en la paz, pues no hay otra opción. “La gente se dará cuenta de que las muertes y los asesinatos no son la solución. Cada vez más personas entienden esto. Lo que espero es que ocurra pronto para salvar las vidas de tantos inocentes”, concluye.

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