Cultura

Canoa, de Felipe Cazals, en el Cinedebate del Romo

Pachuca, Hgo., 15 de abril 2015.

Una emisión más del Cinedebate se llevará a cabo este jueves 16 de abril en el Teatro Guillermo Romo de Vivar, con la proyección de la película Canoa, producción de 1975 dirigida por Felipe Cazals. La cita es a las 18:00 horas con la entrada libre.

Para moderar el debate, estará Saúl Arellano Montoro, y cuenta con la participación de Irving Torres Yilan. Estos dos especialistas hablarán de las implicaciones sociales de esta película que es ya un clásico, en la que se aborda una tragedia causada por el fanatismo religioso, y cómo es que este hecho social tiene vigencia en el presente o se ve desde la perspectiva actual.

Sinopsis: Cinco jóvenes empleados de la Universidad Autónoma de Puebla intentan escalar el volcán La Malinche, pero debido al mal tiempo no tienen éxito y tienen que refugiarse en un pueblo cercano llamado San Miguel Canoa. Debido a la paranoia religiosa vivida en el pueblo en gran medida incitada por el párroco local, el pueblo los confunde con comunistas y deciden lincharlos.

La historia es contada a través de diferentes saltos en el tiempo, en ocasiones pareciera estar viendo un documental. En la primera parte un periodista en la Ciudad de México recibe el cable desde Puebla de la tragedia sucedida en la madrugada del 15 de septiembre de 1968 en donde desde Puebla le dan a conocer la versión de que los jóvenes empleados que fueron linchados pretendían izar una bandera rojinegra en la iglesia, a lo que el periodista reacciona aprobando el linchamiento.

Durante 1975 y 1976 el director Felipe Cazals decidió realizar películas basadas en hechos reales, específicamente enfocándose en tragedias rurales. Así se tiene esta película, Canoa, o las otras dos que conforman esta trilogía especial:

El apando, que se desarrolla en el interior del «Palacio Negro» o Penal de Lecumberri, en el cual tres drogadictos: «El Carajo», repulsivo y tuerto (interpretado por José Carlos Ruiz), Albino (Salvador Sánchez) y Polonio (Manuel Ojeda), aprovechan la debilidad de «El Carajo» por las drogas para convencerlo que sea su madre quien las introduzca al penal.

Las poquianchis, que describe la manera de vivir de unas hermanas que durante la primera mitad del siglo secuestraban y obligaban a prostituirse a varias mujeres, llegando a castigarlas inclusive al grado de matarlas.

Esta triada de películas rompió el plano de la concepción cinematográfica que reinaba en ese entonces en la esfera social y cultural mexicana, donde se trataba de dibujar a un México casi de ensueño que distaba mucho de la realidad tanto urbana como rural.

 

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